¿Cómo la IA puede rastrear y manipular a los votantes?

¿Hasta qué punto nos conocen a los humanos los programas de inteligencia artificial (IA)?

En la mayoría de los casos, resulta que bastante bien y, en algunos aspectos, mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos.

Un estudio realizado por expertos en IA de la Universidad Brigham Young, titulado «Out of One, Many: Using Language Models to Simulate Human Samples», descubrió que los programas predictivos de IA exhibían un grado sorprendente de lo que ellos llaman «fidelidad algorítmica» o mapeo preciso al comportamiento humano real.

«Dado que estas herramientas de IA están básicamente entrenadas en cosas que producimos los humanos, cosas que escribimos, documentos que hacemos, sitios web que escribimos, pueden reflejarnos muchas cosas interesantes e importantes sobre nosotros mismos», dijo Ethan Busby, psicólogo político y coautor del estudio, a The Epoch Times. «Algo así como si alguien leyera tu diario de principio a fin, sabría muchas cosas sobre ti, y no todas te van a gustar».

«De manera similar», dijo Busby, «estas herramientas han leído muchas cosas que los humanos han producido, y pueden replicar o decirnos cosas sobre nosotros mismos que no necesariamente sabíamos».

El estudio pretendía analizar el comportamiento humano en el contexto de las elecciones y se preguntaba hasta qué punto un modelo lingüístico GPT-3 podía predecir con exactitud los patrones de voto en función de factores sociodemográficos como el sexo, la edad, la ubicación, la religión, la raza y la situación económica de una persona. Los autores utilizaron estos factores para crear «muestras de silicona» o personajes compuestos basados en distintas combinaciones de estos atributos.

“Básicamente, puede pedirles a estas herramientas que se pongan en un estado de ánimo específico y pretendan ser esencialmente esta persona, pretendan tener estas características”, dijo Busby. Le preguntaron al programa cómo votarían estas «muestras de silicona» en campañas específicas, y luego compararon los resultados con el comportamiento real de los votantes en las elecciones entre 2012 y 2020, utilizando datos de los estudios de las Elecciones Nacionales Estadounidenses.

Por ejemplo, dijo Busby, con respecto a las elecciones de 2016, «podríamos decir, ¿qué tipo de grupos van a ser fundamentales en Ohio?» Lo que descubrieron fue que la IA aprendió rápidamente a predecir con exactitud cómo votaría la gente en función de sus atributos.

Izquierda y derecha desaprueban la IA, cuando les cuesta las elecciones

La inteligencia artificial es muy útil para las organizaciones que desean orientar sus campañas de mensajes políticos o sus esfuerzos de recaudación de fondos. Pero algunos analistas políticos han levantado la voz de alarma al respecto, infiriendo injusticia e interferencia electoral. Su grado de indignación, sin embargo, depende en gran medida de si sus candidatos o causas triunfaron o fracasaron.

En 2017, The Guardian, un periódico británico de izquierda, escribió una serie de artículos en los que afirmaba que el empresario tecnológico conservador Robert Mercer, a quien llamó “el multimillonario de los grandes datos que libra una guerra contra los grandes medios de comunicación”, había financiado una estrategia de campaña utilizando IA para eludir las narrativas de los medios de comunicación dominantes. Esto, según alegó el periódico, influyó ilícitamente en los votantes a favor de Donald Trump, lo que resultó en su victoria en las elecciones presidenciales de 2016.

Posteriormente, en 2020, Forbes, una editorial de derecha, publicó un artículo titulado “Cómo la inteligencia artificial influyó en las elecciones intermedias”. Este artículo denunció el uso de la IA por parte de los demócratas para dirigir las campañas de recaudación de fondos a donantes probables, lo que les permitió superar masivamente a los republicanos en carreras reñidas y obtener resultados positivos para el Partido Demócrata.

Los críticos de AI afirman que estos programas no solo se utilizan para el análisis de votantes, sino también para la manipulación de votantes. Un informe de 2022 de Rand Corporation titulado «Artificial Intelligence, Deepfakes and Disinformation», advirtió sobre la «guerra de desinformación», aunque en gran medida desde una perspectiva de izquierda. Entre los instrumentos de manipulación que citaba estaban las imágenes o vídeos engañosos compartidos en las redes sociales, conocidos como memes.

«Rusia utilizó memes para atacar las elecciones estadounidenses de 2016», afirmó el informe. «China usó memes para atacar a manifestantes en Hong Kong; y aquellos que buscan cuestionar la eficacia de las vacunas para la enfermedad por coronavirus 2019 usaron memes como herramienta favorita». Según Rand, estos memes, junto con los «sitios web de noticias falsas», han «sembrado la división en el electorado estadounidense y han aumentado la adopción de teorías conspirativas”.

Llevar la IA del análisis poblacional al personal

Aunque la IA es eficaz a nivel global para observar a las personas, detectar patrones, aprender nuestros hábitos e inferir, basándose en ello, lo que haremos en diversas situaciones, llegar al nivel individual es más difícil.

«Creo que a nivel individual probablemente funciona bien, pero no es perfecto. No es necesariamente bueno para predecir personas concretas, ni mucho menos tan bueno como para predecir grupos y agregados», afirma Busby.

Cualquiera que haya preguntado a ChatGPT, un programa de búsqueda de inteligencia artificial recientemente popular, sobre sí mismo o sobre personas que conoce, suele descubrir que parte de la información es correcta y parte es errónea.

«Estos modelos, todos ellos, ChatGPT y cualquiera de los utilizados por Facebook u otros, a veces tienen tendencia a lo que se denomina ‘alucinar'», explica Busby. «Eso significa que se inventan cosas que no son ciertas».

Pero él cree que la IA mejorará pronto en lo que respecta a la veracidad de los hechos.

“Simplemente hay mucha presión por parte de las corporaciones, los políticos, las campañas—quieren saber cómo va a responder esta persona a este mensaje”, dijo. “Creo que habrá mucho énfasis en tratar de desarrollar ese tipo de precisión, pero no creo que estemos allí todavía”.

Llevándolo a un nivel personal, un informe de 2019 en Scientific American titulado «Internet te conoce mejor que tu cónyuge», analizó un programa llamado Apply Magic Sauce. El programa pide a los sujetos algunas entradas, como algo que hayan escrito, como correos electrónicos o blogs, junto con información sobre su actividad en las redes sociales.

Con base en estos datos, Apply Magic Sauce podría generar “un psicograma detallado, o perfil de personalidad, que incluye su edad y sexo presuntos, si está ansioso o se estresa fácilmente, qué tan rápido cede a los impulsos y si es política y socialmente conservador o liberal”. El informe descubrió que al analizar los «me gusta» de las personas en las redes sociales, los programas de IA eran capaces de trazar un retrato preciso de sus personalidades.

“Si el software tenía tan solo 10 [me gusta] para el análisis, podía evaluar a esa persona tan bien como lo hizo un compañero de trabajo”, indicó el informe. “Con 70 me gusta, el algoritmo fue tan preciso como un amigo. Con 300, fue más acertado que el cónyuge de la persona».

“Las organizaciones van a estar muy interesadas en, ‘¿Cómo podemos llegar a entenderle a nivel personal?’”, dijo Busby. “Me inquieta que una herramienta de IA me siga y modele de esa manera”.

Las capacidades más oscuras de la IA se han convertido en un tema de primera plana en las últimas semanas, con llamados urgentes de científicos y expertos en tecnología para restringir su desarrollo hasta que las personas puedan comprender mejor sus usos y efectos. El 22 de marzo, una carta abierta, firmada hasta ahora por 50,000 personas, incluido el cofundador de Apple, Steve Wozniak, y el empresario tecnológico Elon Musk, pidió detener de inmediato el desarrollo de la inteligencia artificial general, o sistemas de inteligencia autónomos que pueden evolucionar más allá de la realización de tareas específicas y teóricamente superar la inteligencia humana.

«Los sistemas de IA con una inteligencia competitiva con la humana pueden plantear profundos riesgos para la sociedad y la humanidad, como demuestran numerosas investigaciones y reconocen los principales laboratorios de IA», afirmaba la carta. «La IA avanzada podría representar un cambio profundo en la historia de la vida en la Tierra, y debería planificarse y gestionarse con el cuidado y los recursos adecuados».

Si se puede contener para evitar los elementos maliciosos y manipuladores, la inteligencia artificial “tiene la capacidad y el potencial de expandir realmente nuestras capacidades en muchas áreas y resolver muchos de los problemas que enfrentamos”, dijo Busby. «Algunas de las cosas que suponíamos que los ordenadores no podían hacer bien, como escribir ficción o generar algo nuevo de la nada, pueden hacerlas».

La IA puede ayudar a responder preguntas de investigación, pero no puede decidir qué debemos investigar, cuáles son nuestros objetivos o qué tipo de sociedad debemos tener, dijo.

«La [IA] nos obliga a pensar detenidamente en lo que aportamos», afirma. «Nos recuerda qué es lo que nos hace únicos, o algo que ofrecemos que es distintivo, para ayudarnos a centrarnos en esas cosas en lugar de en las cosas mundanas que los ordenadores y este tipo de algoritmos pueden automatizar muy rápidamente».

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