¿Qué es el asombro?
Todos lo hemos percibido, aunque no sepamos cómo llamarlo. Ya sea al contemplar una hermosa vista después de una ardua caminata o al ver crecer una nueva hoja en la planta que hemos estado cuidando bajo llave, la sensación que tenemos en ese momento —atrapada, inspirada, transportada— es lo que los investigadores llaman asombro.
En su nuevo libro, «Awestruck«, el psicólogo Jonah Paquette explica el proceso inherente a la experiencia del asombro y descubre tanto su complejidad como el valor que tiene en nuestro bienestar. A través de varios descubrimientos científicos, él muestra que el asombro ayuda a mejorar nuestras relaciones, a reducir el estrés y a hacernos más felices. Al ilustrar los múltiples beneficios del asombro, Paquette nos da una razón para buscar más experiencias de asombro en nuestras vidas, y luego nos muestra cómo hacerlo.
Cómo experimentamos el asombro
Una experiencia de asombro, como la define Paquette, tiene dos componentes principales: el encuentro con la «inmensidad» y la trascendencia. La inmensidad se produce cuando nos encontramos con una vista (como una espectacular puesta de sol) o un concepto nuevo (como la existencia de agujeros negros) que es demasiado increíble para encajar en nuestra visión actual del mundo, lo que nos obliga a ampliar nuestra comprensión de lo que es posible. La trascendencia se produce cuando asimilamos esta nueva y sorprendente idea o imagen que tenemos ante nosotros y tratamos de darle sentido.
Según Paquette, el asombro no solo es un sentimiento placentero parecido a la maravilla, sino que también nos ayuda a experimentar una relación diferente con el mundo que nos rodea. Cuando nos invade el asombro, explica, a menudo experimentamos un «pequeño yo», es decir, la sensación de que nuestro ego se hace más pequeño y nuestras necesidades, esperanzas y propósitos están más integrados con la gente y el entorno que nos rodea.
«El asombro difumina la línea entre el yo y el mundo que nos rodea, disminuye el ego y nos vincula con las fuerzas mayores que nos rodean en el mundo y en el universo», escribe. De este modo, el asombro puede servir para un doble propósito: mejorar nuestro bienestar y unirnos.
Los beneficios del asombro
Como muchas emociones positivas, el asombro puede hacernos sentir bien. Pero el asombro va más allá de eso, ayudándonos a relacionarnos con los demás. Estos son algunos de los principales beneficios del asombro, según Paquette.
El asombro disminuye los niveles de estrés. Se ha demostrado que el asombro reduce los niveles de estrés tanto a corto como a largo plazo. En un estudio descrito en el libro, los investigadores examinaron el impacto del asombro en los niveles de estrés de estudiantes de secundaria y veteranos de guerra. Los participantes en un viaje de un día en balsa por el río redujeron los niveles de estrés y los síntomas de TEPT, que se mantuvieron semanas después. Lo más importante es que no era simplemente el pasar tiempo al aire libre lo que parecía conducir a la reducción de los síntomas, sino la capacidad específica de la naturaleza para inducir una sensación de asombro.
Las evidencias que apoyan la relación entre pasar tiempo al aire libre, experimentar el asombro y reducir los niveles de estrés «son tan convincentes que muchos médicos han empezado a ‘recetar’ pasar tiempo en la naturaleza o en espacios verdes, del mismo modo que se prescribe un nuevo medicamento», dice Paquette.
El asombro incrementa la generosidad y la amabilidad. En un estudio realizado en la Universidad de California en Berkeley, los investigadores pidieron a los estudiantes que pasaran un minuto mirando hacia arriba, en medio de un bosque de eucaliptos del campus, o viendo fijamente un monótono edificio de ciencias. Cuando un «extraño» (en realidad, alguien que trabajaba para los investigadores) pasó por allí y «accidentalmente» dejó caer una caja de bolígrafos, los participantes que experimentaron asombro al contemplar los árboles fueron más propensos a ayudar al extraño a recoger los bolígrafos. Más tarde, los mismos participantes también obtuvieron calificaciones más bajas en derecho y demostraron un mayor grado de toma de decisiones éticas.
Otros estudios también descubrieron una relación entre el asombro y la generosidad y la amabilidad. Sentir asombro nos hace estar más dispuestos a ayudar a los necesitados y, a su vez, aumenta nuestra sensación de conexión con los demás.
«Al permitirnos sentirnos conectados con los demás, formar alianzas, actuar con generosidad y explorar nuevas posibilidades, es lógico que la historia de los humanos no sería posible sin el asombro», escribe.
El asombro nos hace más felices y más satisfechos con la vida. Paquette remite a los lectores a numerosos estudios que demuestran cómo el asombro puede influir en nuestro estado de ánimo. En un estudio realizado hace unos años, los participantes recibieron una presentación de diapositivas de escenas de la naturaleza comunes (como un roble) o de escenas de la naturaleza inspiradoras (como el Gran Cañón) y les preguntaron sobre su estado de ánimo antes y después de la presentación. Ambos grupos demostraron una mejora en su estado de ánimo, pero los que vieron el pase de diapositivas sobrecogedoras informaron de una mejora mucho mayor.
Aunque el asombro puede hacernos felices a corto plazo, las investigaciones han demostrado que este beneficio también es duradero. En un estudio de la Universidad de Berkeley, los investigadores pidieron a los participantes que hicieran un seguimiento de su estado de ánimo y de sus experiencias de asombro durante varias semanas. Descubrieron que las personas experimentaban asombro dos veces por semana, en promedio, y que tener experiencias de asombro les generaba un mayor bienestar y satisfacción en la vida incluso semanas después.
Estos son solo algunos de los múltiples estudios que, según Paquette, confirman nuestra intuición: El asombro nos hace sentir bien. Reduce el estrés, aumenta la generosidad y mejora nuestra satisfacción vital, así que el asombro es realmente bueno para nosotros.
Cómo experimentar el asombro en la vida cotidiana
Dado que el asombro tiene estos beneficios, dice Paquette, deberíamos intentar experimentarlo más en nuestra vida cotidiana. Aunque muchos solo asociamos el asombro con vacaciones u ocasiones especiales —como las ceremonias de graduación o las visitas al Gran Cañón—, él describe muchas formas de incorporar el asombro a las rutinas diarias (y ayudar a intensificar la experiencia).
Persistir. Cuando se sienta asombrado, Paquette recomienda quedarse con esa sensación el mayor tiempo posible. Aunque se sienta tentado a pasar rápidamente a la siguiente actividad, como tomar una foto o responder a una notificación, intente primero hacer una pausa para empaparse del entorno un poco más.
Valore sus sentidos. Disfrute los colores, las texturas, los olores y los sonidos. ¿Qué escucha? ¿Qué ve? Mientras damos un paseo, nos estiramos o respiramos profundamente, Paquette recomienda que nos dejemos llevar por los sentidos que nos conectan con el mundo y que nos asombremos de lo que encontramos.
Disminuya la velocidad. Abra espacio para que surja el asombro en lo cotidiano. Mientras riega sus plantas, busque con ternura nuevas hojas y brotes. Mientras come, piense en el tiempo y la energía que ha invertido en la comida que tiene enfrente. Paquette nos asegura que si reducimos la velocidad y apreciamos la paciencia y el esfuerzo que implican los procesos habituales, nos sentiremos inspirados por el asombro.
Relájese. Aunque muchos dependemos de la tecnología para trabajar o comunicarnos con los demás, es bueno alejarse intencionadamente de la pantalla y darnos la oportunidad de entrar en contacto con nosotros mismos. De forma un tanto contradictoria, la tecnología puede hacernos sentir más aislados y solos al alejarnos del momento presente, explica Paquette. Él sugiere dejar el teléfono y dar un paseo, visitar un parque o preparar una comida, sin tomar una foto ni compartirla en las redes sociales.
Caminatas de asombro. Muchos estudios han demostrado que pasar tiempo en la naturaleza reduce el estrés y mejora nuestra salud física y mental, ya que reduce la presión arterial, mejora la concentración y refuerza el sistema inmunológico. Sentir asombro es uno de los principales factores que hacen que la naturaleza sea tan poderosa. Pruebe con un paseo de asombro, buscando intencionadamente asombrarse de su entorno.
Llevar un diario de asombro. Paquette nos insta a recordar nuestras vacaciones, acontecimientos y momentos más impresionantes y a documentarlos. ¿Dónde estaba? ¿Quién estaba allí? ¿Cómo se sintió? Esta sencilla práctica puede reducir la sensación de presión del tiempo y hacernos más generosos.
Por qué ahora necesitamos del asombro más que nunca
Paquette escribió su libro antes de que empezara la pandemia, pero resulta más pertinente que nunca. A medida que nos acercamos a la marca de un año de restricciones por la pandemia y la tensión emocional que ha generado, las formas comprobadas para cuidar de nuestro bienestar mental, como llamar a un amigo, hacer ejercicio y meditar, a veces pueden resultar obsoletas.
Buscar el asombro es una forma única de reducir el estrés y, al mismo tiempo, encontrar la felicidad y la conexión durante este periodo. Como nos ayuda a ver Paquette, no se necesita mucho para experimentar el asombro. El simple hecho de dar un paseo por nuestro barrio y observar nuestro entorno con intención puede dejarnos asombrados y en un mejor estado de ánimo.
Y, teniendo en cuenta que este tiempo ha sido muy duro, a todos nos vendría bien un poco más de eso.
Teja Pattabhiraman está en el último año de la Universidad de California-Berkeley, donde estudia salud pública y neurobiología. Es asistente de investigación y redacción de la revista Greater Good, hace participa en el Centro de Investigación Medioambiental y Salud Infantil, y es asociada de programas en la Iniciativa de California para la equidad y la acción médica. Este artículo se publicó originalmente en la revista online Greater Good.
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