Un condado del norte de China impuso la cuarentena de permanecer en casa a los ciudadanos durante las vacaciones del Año Nuevo chino a partir del 1 de febrero, enviando cientos de drones para vigilar los movimientos en la región. Sin embargo, un residente dijo que las duras medidas del régimen chino tienen como objetivo reforzar el control en lugar de combatir el brote.
La comisión de salud del condado de Gucheng, provincia de Hebei, informó de cuatro infecciones el 31 de enero y una más al día siguiente. Se supo que los residentes se sometieron a cuatro pruebas a gran escala para detectar el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), también conocido como COVID-19, durante cinco días consecutivos. Sin embargo, las autoridades no publicaron los resultados de los casos confirmados.
Hasta el momento, la situación real, incluida la cantidad de casos nuevos, sigue sin confirmarse debido a la falta de transparencia en el sistema de notificación de pandemias de China.
Un residente que vive en el centro de la ciudad, de apellido Lin, verificó con The Epoch Times el 3 de febrero que todo el condado fue puesto en un estricto cierre.
«Supe de más de 200 residentes que se llevaron del pueblo de Yezhuang» dijo. «Ahora nadie puede salir de casa».
Según Lin, todas las comunidades fueron designadas como áreas de control cerradas y cualquier visitante recibiría un código sanitario amarillo en cuanto pusiera un pie en la región.
«[La policía] lo arrestará en diez minutos si aparece en la calle a menos que tenga un permiso especia», dijo Lin. «Ahora, la big data te dejan sin algún lugar adonde ir».
Citó a uno de sus amigos como ejemplo, que intentó regresar sigilosamente a su pueblo natal. Pero un vehículo policial interceptó al hombre e interrumpió sus planes de viaje incluso antes de que abandonara el pueblo en el que vivía. Los agentes de policía le dieron una advertencia y lo liberaron, advirtiéndole que enfrentaría una detención de 15 días si lo atrapaban nuevamente.
Lin confirmó el uso de drones por parte de las autoridades locales para controlar el movimiento, así como equipos de patrullas policiales en las calles.
«Todos los días, los drones continúan volando de un lado a otro por el aire», dijo Lin. «Ahora mismo, mientras recibo su entrevista, están en el cielo».
Y dijo que no había ambiente para celebrar el Año Nuevo chino, la festividad más grande del país.
Un residente de Tianjin, de apellido Liu, dijo a The Epoch Times el 3 de febrero que cuestionaba los motivos detrás de las duras medidas contra la COVID-19 por parte del régimen comunista chino.
«Creo que la causa principal de las duras restricciones del gobierno es mantener la estabilidad social», dijo Liu. «He oído decir a un trabajador de la comunidad que, según sus normas internas, tienen prohibido revelar información interna a personas ajenas».
«Personalmente, creo que las autoridades están realizando simulacros de estabilidad y se están volviendo más hábiles en la vigilancia con el tiempo», agregó Liu. «No creo lo que dice el PCCh, ni siquiera un solo signo de puntuación».
Se mostró escéptico respecto a la llamada política de «COVID reducción a cero» de China y a la realización de pruebas verdaderas, añadió.
Con información de Zhao Fenghua y Hong Ning.
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