Un ciudadano de Singapur fue condenado a 14 meses de prisión por reclutar a funcionarios del gobierno de Estados Unidos para reunir información valiosa para el régimen chino, anunció el 9 de octubre el Departamento de Justicia.
Jun Wei Yeo, que también se hace llamar Dickson Yeo, admitió en julio haber solicitado información militar y política no pública a empleados del gobierno estadounidense desprevenidos que, según él, estaba destinada a clientes en Asia, pero que en realidad fue transmitida a agentes estatales chinos.
La inteligencia que el hombre de 39 años reunió, a lo largo de aproximadamente cuatro años, incluyó un programa de aviones militares, la retirada de tropas estadounidenses en Afganistán y un informe sobre un entonces miembro del gabinete estadounidense. Fue arrestado en noviembre de 2019, poco después de regresar a Estados Unidos, con la tarea de reunir más información clasificada para Beijing.
El castigo que Yeo recibió el viernes fue relativamente leve, dos meses más corto que lo que los fiscales federales habían recomendado.
La Jueza de Distrito de Estados Unidos, Tanya Chutkan, dijo que la decisión tuvo en cuenta los 11 meses que había pasado en prisión, las preocupaciones por la infección del virus y su cooperación con las autoridades de Estados Unidos durante la investigación. Será deportado de vuelta a Singapur cuando cumpla el resto de su condena.
Yeo expresó su deseo de reunirse con su familia en Singapur y dijo que asumía toda la responsabilidad de lo que había hecho, pero añadió que seguía «simpatizando con la causa china».
«Políticamente, tengo simpatía. Lo admito libremente», dijo. «No fue mi intención dañar a nadie».
Agentes de inteligencia chinos se acercaron a Yeo no mucho después de que diera una presentación en Beijing sobre la situación política en el sudeste asiático, según muestra un documento judicial. Había creado una empresa de consultoría y publicado listas de trabajo falsas bajo las instrucciones de los agentes chinos. También le ordenaron que identificara las vulnerabilidades de los reclutas, como las dificultades financieras y la insatisfacción laboral.
«La advertencia del FBI no es nueva, pero el mensaje merece ser repetido: el gobierno comunista chino está trabajando para obtener información y acceso por todos los medios», dijo James Dawson, director adjunto interino de la oficina de Washington del Buró Federal de Investigaciones.
Los fiscales federales de EE.UU. han estado abriendo una nueva investigación relacionada con China casi cada semana durante los últimos meses.
Más recientemente, un oficial de policía de Nueva York fue detenido por espiar a la comunidad de disidentes tibetanos y proporcionar información al consulado chino de Nueva York.
El 17 de septiembre, la esposa de un oficial de la Marina de Estados Unidos con sede en Jacksonville, que era ciudadana estadounidense naturalizada de China, se declaró culpable de su participación en un plan para introducir de contrabando en China motores de modelo militar.
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