MANILA, Filipina— Una Corte filipina declaró culpables y condenó a cadena perpetua a 17 terroristas islámicos por secuestrar para pedir rescate a 21 personas, entre ellas turistas europeos y trabajadores asiáticos de un centro de buceo de Malasia hace más de dos décadas, según informaron el lunes fuentes oficiales.
Los terroristas filipinos pertenecían al pequeño pero violento grupo Abu Sayyaf.
Entre los condenados por el Corte Regional de Primera Instancia de la ciudad de Taguig, un suburbio de la región capitalina, se encontraban dos dirigentes de Abu Sayyaf, Hilarion Santos y Redendo Dellosa, previamente incluidos en una lista negra de terroristas de las Naciones Unidas, según informó el Departamento de Justicia en Manila.
Los 17 fueron condenados a cadena perpetua con posibilidad de indulto al cabo de 30 años, según funcionarios de justicia.
En abril de 2000, los terroristas de Abu Sayyaf, armados con rifles de asalto y machetes, viajaron en lanchas rápidas desde sus bastiones en la selva del sur de Filipinas y asaltaron el centro de buceo de la isla de Sipadan, en la vecina Malasia, donde secuestraron a punta de pistola a 21 turistas occidentales y trabajadores del centro.
Los terroristas son resultado de los disturbios separatistas musulmanes que desde hace décadas asolan el sur de Filipinas, patria de la minoría musulmana de esta nación mayoritariamente católica. Tanto Filipinas como Estados Unidos consideran a Abu Sayyaf una organización terrorista.
Los terroristas perpetraron atentados con bomba, secuestros con rescate y decapitaciones durante su apogeo a partir de finales de la década de 1990, pero se debilitaron considerablemente por las derrotas en combate, las rendiciones y las luchas internas.
Los rehenes eran una familia alemana de tres miembros, dos turistas finlandeses, una pareja sudafricana, una libanesa y dos ciudadanos franceses. El resto eran malayos y filipinos que trabajaban en el lejano centro turístico.
Fueron trasladados en lanchas rápidas a las selvas de la provincia filipina meridional de Sulu, donde permanecieron retenidos en duras condiciones antes de ser rescatados, en su mayoría, con millones de dólares que, al parecer, les proporcionó el entonces líder libio Moammar Gadhafi.
Dos periodistas de Associated Press, a los que Abu Sayyaf les permitió hacer una entrevista a los rehenes mientras estaban cautivos en la selva en aquel momento, vieron a la mayoría de los cautivos horrorizados sentados en hojas de plátano colocadas en el suelo y rodeados por una valla de ramas de árbol. Algunos garabateaban rápidamente cartas y suplicaban a sus familias y embajadas que les enviaran comida, agua, medicinas y encontraran la forma de liberarlos.
Tras liberar a los rehenes, el ejército filipino lanzó ofensivas que duraron varios años y que acabaron con la vida o la captura de la mayoría de los líderes y combatientes de Abu Sayyaf.
Ghalib Andang, el terrorista que dirigió el secuestro, fue abatido por comandos policiales durante un intento de fuga y asedio en un centro de detención de alta seguridad en 2005 en el área metropolitana de Manila.
Por Jim Gomez.
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