El representante de Nueva York, Joe Morelle (D-N.Y.), anunció el 12 de septiembre que dio positivo en el test de COVID-19, enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Morelle dijo que ha estado experimentando síntomas leves de la enfermedad y subrayó que el hecho de haberse vacunado contra el virus le impidió tener una infección grave, según su declaración.
«Tras experimentar síntomas leves, di positivo en el test de COVID-19. He seguido todas las orientaciones del Centro para el Control de Enfermedades y de mi médico por lo que permaneceré aislado hasta que sea seguro reanudar las tareas oficiales», escribió el representante en Twitter. «Afortunadamente, estoy totalmente vacunado, así que mis síntomas siguen siendo leves», añadió.
El diputado instó a otros a vacunarse.
«Insto a todo el mundo a vacunarse contra COVID-19 para protegerse —y proteger a nuestra comunidad— de los graves efectos que puede tener esta enfermedad. Si no me hubiera vacunado, mi experiencia podría haber sido muy diferente», dijo el congresista en otro tuit, junto con un enlace para ayudar a sus seguidores a encontrar centros de vacunación cerca de ellos.
El anuncio de Morelle se produce poco después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, promulgara nuevos requisitos federales de vacunación que podrían afectar hasta a unos 100 millones de estadounidenses, con los que la administración espera frenar el creciente número de casos de la variante Delta.
La semana pasada, Biden firmó una nueva orden ejecutiva que obliga a los trabajadores federales a vacunarse contra COVID-19 y eliminó la opción de que tanto los trabajadores como los contratistas decidan no hacerlo.
Los trabajadores federales tendrán aproximadamente 75 días para vacunarse completamente y los que no lo hagan podrían enfrentarse a medidas disciplinarias progresivas. Habrá «excepciones limitadas por razones legalmente reconocidas como la discapacidad o las objeciones religiosas», dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
También la semana pasada, Biden anunció que dará instrucciones al Departamento de Trabajo para que elabore una norma que obligue a las empresas con más de 100 empleados a imponer a sus trabajadores a vacunarse o a someterse a los test de infección una vez a la semana, lo que podría afectar a decenas de millones de empleados del sector privado y del sector de salud de Estados Unidos.
Las nuevas órdenes se enfrentan a fuertes críticas de los opositores, incluidas las del Comité Nacional Republicano (RNC), que la semana pasada anunció que planeaba demandar a la administración Biden por la orden de vacunación y los test de detección del virus.
La presidenta del RNC, Ronna McDaniel, calificó las órdenes de «inconstitucionales» y «autoritarias», según un comunicado de prensa, aunque indicó que ella está a favor de las vacunas.
«Cuando fue elegido, Joe Biden dijo a los estadounidenses que no impondría órdenes de vacunación. Él mintió. Ahora las pequeñas empresas, los trabajadores y las familias de todo el país pagarán el precio. Como muchos estadounidenses, yo estoy a favor de las vacunas y en contra de la obligatoriedad», escribió la presidenta.
«Muchas pequeñas empresas y trabajadores no tienen el dinero o los recursos legales para luchar contra las acciones inconstitucionales y los decretos autoritarios de Biden, pero cuando su decreto entre en vigor, el RNC demandará a la administración para proteger a los estadounidenses y sus libertades», dijo McDaniel.
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