La Corte de Apelación de Misuri dictaminó el martes que una corte inferior tenía razón cuando decidió anular la condena por asesinato de una mujer que pasó 43 años entre rejas por un asesinato que, según sus abogados, fue cometido por un oficial de policía desacreditado.
Sandra Hemme fue puesta en libertad en julio mientras se revisaba la decisión de anular su condena, ante la insistencia del fiscal general Andrew Bailey, que argumentaba que debía seguir encarcelada.
La presidenta de la corte, Cynthia Martin, escribió en el mordaz fallo de 71 páginas que alguno de los argumentos planteados por la oficina de Bailey rozaban en «lo absurdo» y dio a los fiscales 10 días para volver a presentar cargos.
«Es hora de que se ponga fin a este error judicial», dijeron los abogados de Hemme en un comunicado tras la sentencia de la Corte de Apelaciones del distrito oeste de Misuri.
Hemme es la mujer injustamente encarcelada durante el mayor tiempo conocido en Estados Unidos, según su equipo legal del Proyecto Inocencia.
Una portavoz de Bailey no respondió inmediatamente a un correo electrónico de The Associated Press en busca de comentarios.
Hemme estaba siendo tratada con fuertes dosis de fármacos antipsicóticos cuando fue interrogada por primera vez sobre el asesinato en 1980 de Patricia Jeschke, bibliotecaria de 31 años, en St. Joseph. Uno de los abogados de Hemme, Sean O’Brien, comparó los fármacos con una «camisa de fuerza química» en una audiencia celebrada en octubre y dijo que planteaban dudas sobre su confesión final.
«Eso la hace obediente», dijo. «La hace susceptible».
O’Brien también describió evidencia que fue retenida que apuntaba a Michael Holman —un ex oficial de policía, que murió en 2015. La evidencia mostró que la camioneta de Holman fue vista fuera del apartamento de Jeschke, que él trató de usar su tarjeta de crédito y que sus aretes fueron encontrados en su casa.
El fallo de la corte de apelaciones dijo que el registro «sugiere fuertemente» que la policía enterró su investigación sobre Holman.
A la misma conclusión se llegó en junio, cuando el juez Ryan Horsman, del condado de Livingston, anuló su condena. Encontró que el abogado de Hemme había establecido «pruebas claras y convincentes» de «inocencia real».
Pero Bailey pidió a la corte de apelación que revisara esa decisión, argumentando que Horsman se excedió en su autoridad y que Hemme no presentó pruebas suficientes sobre alguna de sus afirmaciones.
Lo que siguió fue una lucha de un mes sobre si debía ser puesta en libertad mientras se llevaba a cabo esa revisión.
Un juez de circuito, una corte de apelación y la Corte Suprema de Missouri acordaron que Hemme debía ser puesta en libertad, pero siguió entre rejas mientras Bailey argumentaba que aún tenía tiempo que cumplir en casos de agresión en prisión que se remontaban a décadas atrás.
Hemme salió en libertad solo después que Horsman amenazara con acusar a la fiscalía general de desacato.
En la última audiencia, celebrada en octubre, Andrew Clarke, ayudante del fiscal general, se enfrentó a un duro interrogatorio.
Uno de los jueces de la corte de apelación se mostró especialmente preocupado por lo sucedido cuando no se pudo descartar a Holman, el desacreditado oficial de policía, como fuente de una huella palmar detectada en un cable de antena de televisión hallado junto al cadáver de la víctima.
El FBI pidió huellas más claras, pero la policía no hizo ningún seguimiento. Los miembros del jurado nunca se enteraron de esa u otras pruebas porque la policía nunca informó a los fiscales.
«La corte», dijo Clarke en respuesta a las preguntas sobre la importancia de las pruebas suprimidas, «tiene que considerar cuál es su valor en un futuro juicio, qué aspecto tendría. Y si socava la confianza en el veredicto anterior».
Clarke sostuvo que alguna de las pruebas en cuestión podrían no haber cumplido los requisitos para ser presentadas ante la corte, argumento que los jueces cuestionaron.
Bailey tiene un historial de lucha contra casos de condenas anuladas. En julio, un juez de circuito de St. Louis anuló la condena por asesinato de Christopher Dunn y ordenó su puesta en libertad inmediata. Entre las pruebas clave utilizadas para condenarlo por asesinato en primer grado figuraba el testimonio de dos chicos que posteriormente se retractaron, afirmando que fueron coaccionados por la policía y los fiscales.
Bailey apeló para intentar mantener encerrado a Dunn antes de que finalmente fuera puesto en libertad.
Por Heather Hollingsworth
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