El innovador plan italiano de asilo a Albania se enfrentó el lunes con un nuevo obstáculo legal, después que la Corte de Roma pidiera a los jueces de la Unión Europea que se pronunciaran sobre la detención de inmigrantes en barco en el país balcánico.
La decisión dificulta de nuevo los planes de la primera ministra, Giorgia Meloni, de disuadir la llegada de personas ilegales reteniendo a los inmigrantes en un «tercer país» independiente.
Roma construyó campos de migrantes en Albania para retener a algunos de los que llegaban del norte de África mientras se tramitaban sus solicitudes de asilo, en lugar de permitirles permanecer en suelo italiano.
La semana pasada, un grupo procedente de Egipto y Bangladesh fue trasladado a través del Adriático para ser procesado tras ser capturado en el mar.
Inicialmente eran ocho personas, pero una fue trasladada posteriormente a Italia por motivos de salud.
El lunes, sin embargo, la corte romana dijo que remitía el asunto a los jueces de la UE, emitiendo un comunicado en el que afirmaba que se había optado por esta vía «como el instrumento más adecuado para aclarar diversos elementos de dudosa compatibilidad con el derecho supranacional de la UE».
Esta decisión significa que los siete migrantes restantes abandonarán el centro de detención y serán trasladados a Italia.
El vicepresidente Matteo Salvini, líder del partido de la Liga contra la inmigración ilegal, calificó la decisión de la corte de «otra sentencia política no contra el gobierno, sino contra los italianos y su seguridad».
Es la segunda vez que la corte frustra los planes migratorios de Meloni.
En octubre, los jueces dictaminaron que la primera embarcación cargada de solicitantes de asilo detenidos en Albania debía ser devuelta a Italia por dudas sobre su situación legal tras una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
Se supone que todos los migrantes en fila para ser deportados a Albania son varones procedentes de una lista de países que Italia clasifica como seguros, lo que significa que sus solicitudes de asilo tienen pocas posibilidades de ser aprobadas y, por tanto, pueden ser repatriados rápidamente a sus países de origen.
Sin embargo, el TJUE dictaminó en octubre que un país no perteneciente a la UE no puede declararse «seguro» a menos que todo su territorio se considere libre de peligro, por lo que la corte de Roma decidió entonces que Bangladesh y Egipto no podían considerarse «seguros».
En su momento, Meloni criticó la decisión, afirmando que sugerir que países como Egipto y Bangladesh son inseguros hace que prácticamente todos los inmigrantes no puedan acogerse al programa de Albania.
Esto llevó al gabinete italiano a elevar la categoría jurídica de la lista de países seguros a la de ley en lugar de simple decreto ministerial, que tiene menos valor jurídico, para dificultar que las cortes impugnen su validez.
El resultado final de este forcejeo jurídico es que hasta ahora no hay ningún inmigrante enviado a los centros para su tramitación, a pesar de la gran publicidad que se hizo del programa tanto en Italia como en el extranjero.
El programa de Roma es el primero de este tipo puesto en marcha por un país de la UE, que desvía a los solicitantes de asilo a otro país mientras se tramitan sus solicitudes.
La inmigración se está convirtiendo en una cuestión controvertida en todo el continente europeo, lo que lleva a muchos países a introducir controles más estrictos y políticas más duras, siendo la solución albanesa de Italia el plan más destacado y revolucionario actualmente en marcha.
El mes pasado, Meloni calificó el plan albanés de ejemplo para el resto de Europa, y el ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi, declaró que otros 15 países del continente se habían interesado por la operación.
En virtud del acuerdo de cinco años y 670 millones de euros (730 millones de dólares) entre Roma y Tirana, hasta 3000 inmigrantes interceptados cada mes por los guardacostas italianos en aguas internacionales pueden ser retenidos en Albania, donde serán examinados para obtener asilo en Italia o devueltos a sus países de origen.
Italia acepta recibir a los inmigrantes a los que se conceda asilo, pero los que no lo obtengan serán expulsados directamente de Albania.
Se puede enviar un máximo de 36,000 al año, siempre que procedan de la lista de países clasificados como «seguros».
Con información de Reuters.
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