Una nueva guía de los Marines de EE.UU. dice que los marines que no se vacunen contra COVID-19 se enfrentarán al despido.
Un Mensaje Administrativo de los Marines (MARADMIN) fue publicado en el sitio web del Cuerpo de Marines durante el fin de semana, diciendo que «los Marines que se nieguen a recibir la vacuna COVID-19, en ausencia de una exención administrativa o médica aprobada, una adaptación religiosa, o una apelación pendiente, serán procesados para la separación administrativa [de acuerdo con] este MARADMIN y las referencias de apoyo».
«Las Autoridades Convocantes de la Corte Marcial General (GCMCA) conservan la autoridad para tomar cualquier acción administrativa o disciplinaria adversa adicional que consideren apropiada», dice el mensaje, que fue firmado el 23 de octubre. Se aplica tanto al servicio activo como a los reservistas.
Una orden emitida por el Departamento de Defensa hace varios meses estipula que los marines en servicio activo tienen un plazo hasta el 28 de noviembre para vacunarse completamente, mientras que los reservistas tienen un plazo hasta el 28 de diciembre para hacer lo mismo.
Según el mensaje de MARADMIN, se considera que un infante de marina ha «rechazado la vacuna» si no puede obtener una exención médica o administrativa, o una exención religiosa—o si ha «desobedecido voluntariamente una orden legal de un oficial superior comisionado para vacunarse contra COVID-19».
Los marines que sean expulsados por negarse a recibir la vacuna no podrán optar a la paga de separación involuntaria y se enfrentarán potencialmente a la «recuperación de cualquier paga especial o de incentivo no merecida y a la ayuda educativa anticipada», según el mensaje.
El Cuerpo de Marines, en su actualización más reciente, informó que el 83 por ciento está totalmente vacunado, y el 92 por ciento está parcialmente vacunado. La Armada dijo que el 93 por ciento de los marineros en servicio activo están vacunados, mientras que el 98 por ciento ha recibido al menos una dosis.
Algunos legisladores republicanos plantearon la preocupación de que la orden de vacunación del Pentágono para los miembros del servicio perjudicara la moral o forzara a muchos a marcharse, lo que podría desencadenar un problema de seguridad nacional.
Hace una semana, el senador James Inhofe (R-Okla.), el republicano de mayor rango en el Comité de Servicios Armados, envió una carta al Secretario de Defensa Lloyd Austin advirtiendo que las órdenes son «implementados al azar y motivados políticamente» y «arriesgan un daño irrevocable a nuestra seguridad nacional», que es mayor que cualquier «amenaza externa».
Al mismo tiempo, el senador Mike Lee (R-Utah) dijo en el pleno del Senado que ha escuchado a casi 300 miembros del servicio que dijeron que tendrían que elegir entre servir en el ejército y recibir la vacuna.
«Es antiestadounidense, injusto e inmoral», dijo Lee antes de añadir que «no es antivacunas» y que él mismo está vacunado.
Pero durante una conferencia de prensa el lunes, el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, afirmó que la vacuna refuerza la seguridad nacional.
«Creemos que la inmensa, inmensa mayoría, y los números lo confirman, de nuestros hombres y mujeres también lo entienden, y se están vacunando y protegiendo para poder proteger también a sus familias, sus unidades y sus comunidades», dijo Kirby.
Hace unas dos semanas, la Armada emitió su propio mensaje en el que estipulaba que el personal en servicio activo o reservista sería expulsado si no se ponía la vacuna COVID-19.
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