La ciencia se ha convertido en una fuente por la cual muchas personas obtienen sus creencias, creen que las verdades que ofrece son absolutas. La Era de la Ilustración fue un catalizador filosófico que ayudó a la ciencia a afianzarse, sobre la religión y la fe, y algunos de la época finalmente acabaron considerándolas como modos de creencia obsoletos e incluso dañinos.
La ciencia siempre está avanzando, sin embargo, la verdad científica de ayer —a pesar de ser considerada como absoluta—es a menudo anulada por nuevas evidencias mañana. A medida que la ciencia continúa desarrollándose y evolucionando, ¿hay lugar para aquellas cosas que existen fuera del dominio de la ciencia, como la religión y la fe?
Hacer estas preguntas me hace pensar en un artista científico, que de joven me encantaba, Joseph Wright de Derby. Sin embargo, como adulto, me encuentro alejado de la Ilustración que Wright defendía. A pesar de esto, todavía podemos ver si su trabajo, independiente de sus intenciones, ofrece a nuestros corazones y mentes alguna sabiduría.
Joseph Wright de Derby
Joseph Wright de Derby (1734-1797) fue un pintor inglés del siglo XVIII interesado en el progreso de la filosofía de la Ilustración y la revolución industrial. Según el sitio web del Museo J. Paul Getty, «Wright inventó los temas de la Ilustración Científica: escenas de experimentos, nueva maquinaria, y a los líderes de la Revolución Industrial».
El Museo Tate apoya la afirmación del Museo Getty sobre otros: «Las pinturas de Wright, del nacimiento de la ciencia a partir de la alquimia, a menudo basadas en las reuniones de la Sociedad Lunar de Birmingham, un grupo de científicos e industriales que vivían en las Tierras Medias inglesas, son un registro significativo de la lucha de la ciencia contra los valores religiosos en el período conocido como la Era de la Ilustración».
Wright, influenciado por artistas como Rembrandt y Caravaggio, usó el tenebrismo—una práctica artística de alto contraste, en la cual las formas se iluminan en ambientes oscuros—para representar las investigaciones científicas de la Revolución Industrial.
Un filósofo da una lección sobre el planetario de mesa
En su obra: «Un filósofo da una lección sobre el planetario de mesa», Wright representó ocho figuras iluminadas en un cuarto oscuro. La habitación es de estudio e investigación, indicado por el planetario—un modelo mecánico del sistema solar—en el centro de la composición el librero descubierto en la parte superior derecha de la composición.
El punto focal es el filósofo: la gran figura de pelo gris y capa roja que se eleva sobre las otras figuras mientras da su explicación científica del sistema solar. Sin embargo, el filósofo no mira el planetario, sino a su derecha, donde un joven toma notas de la conferencia.
Las otras figuras alrededor del planetario parecen estar en un modo de fría contemplación intelectual. La figura sentada en el extremo izquierdo, es fría y sin emociones, una de las figuras de la derecha mira al filósofo, y la otra figura de la derecha pone su mano en la cabeza como si estuviera en profunda concentración.
Solo dos figuras no parecen estar en el mismo tipo de concentración profunda: los dos niños. La luz del planetario, una luz que representa el sol, que brilla sobre ellos, de forma más brillante, y tienen expresiones de curiosidad juguetona.
La otra niña es una silueta y está de espaldas a nosotros. Wright, al colocarla de espaldas a nosotros en el lado opuesto del planetario frente al filósofo, aumenta la tridimensionalidad de la composición en su conjunto. El hecho de tener figuras alrededor del planetario nos permite leer el entorno oscuro como una habitación con profundidad.
La Era de la Ilustración y el Romanticismo
Con el fin de desentrañar algunos de los significados que esta pintura puede tener para nosotros, es importante primero tener una comprensión de la Era de la Ilustración.
La Era de la Ilustración corresponde a un período de investigación filosófica en los siglos XVII y XVIII. Los filósofos de la Ilustración persiguieron verdades absolutas centradas en la ciencia: la razón y la lógica en lugar de la creencia basada en la fe.
La filosofía de la Ilustración trató de producir verdades absolutas y racionales por medio del intelecto humano. En otras palabras, el filósofo de la Ilustración trató de definir la existencia humana utilizando nada más que la lógica de la mente humana.
Tradicionalmente, el filósofo es alguien que hace preguntas en busca de sabiduría. La filosofía de la Ilustración también comenzó haciendo preguntas, pero terminó con definiciones absolutas sobre cómo los seres humanos piensan y experimentan el mundo, todo en la ausencia, aparente de la fe.
Si ahora, volvemos a la pintura de Wright y lo miramos, no desde la perspectiva de Wright, sino desde la perspectiva de que la fe es importante, es más fácil ver los principios de la Ilustración en juego. Por ejemplo, el filósofo parece más preocupado por las notas tomadas por el estudiante a su derecha que por el planetario frente a él.
Podría decirse que estas notas —que no son más que los pensamientos del filósofo manifestados en el mundo—pueden ser una representación simbólica del pensamiento puro y racional, que se convirtió en el propósito de las investigaciones del filósofo de la Ilustración.
El filósofo, ya no está interesado en el planetario, es decir, en el funcionamiento del universo—lo mismo que habría iniciado sus investigaciones filosóficas— sino que ahora está más interesado en la precisión de la anotación del estudiante de las propias definiciones del filósofo.
Podemos ver el efecto que estas definiciones tienen en los otros estudiantes. Algunos de los estudiantes mayores alrededor del taller se presentan con expresiones frías o distantes. Estas características, serían criticadas más tarde por los filósofos románticos.
Los filósofos románticos argumentaron que la filosofía de la Ilustración era demasiado fría y calculadora, y por lo tanto tendía a tratar a los seres humanos como objetos en lugar de poseedores de la vida sentimental. En su obsesión por el pensamiento racional, la filosofía de la Ilustración dejó atrás el corazón y las entrañas, es decir, la emoción, la intuición humana, y la fe.
Cuestionando el universo con asombro
Los dos niños, sin embargo, representan una cierta esperanza. Todavía miran al universo con curiosidad y asombro. Su interés sugiere un curioso cuestionamiento, ya que los niños pequeños son propensos a cuestionar todo, lo cual es alimentado por una base de asombro.
La investigación científica y la filosofía racional absoluta no han definido y por lo tanto limitado el asombro de los niños. No están abrumados por la racionalidad absoluta de la conferencia del filósofo. Lo más probable es que entiendan muy poco, si es que entienden algo. Incluso parece que les importa muy poco todo lo que hay en la habitación excepto el modelo del sistema solar que tienen delante.
¿Es por eso, que el planetario ilumina más a los niños, porque todavía se acercan a los misterios del universo, de la vida, con asombro, con una curiosidad juguetona y preguntas sinceras?
Cualquier cosa llevada a un extremo puede tener consecuencias nefastas. Creo que la filosofía de la Ilustración llegó al extremo de la lógica en sus investigaciones científicas, dejó atrás asuntos considerados irracionales (como las emociones y la fe), y se preocupó más por las propias definiciones, que por los misterios del universo.
Esto no es para sugerir que las emociones reinen de manera suprema. Los filósofos románticos, como los filósofos de la Ilustración, también estaban en peligro de llegar a un extremo, el extremo de la irracionalidad. Pero los pensadores de la Ilustración miraban el universo únicamente a través de la lente de la lógica humana, cualquier otra cosa parecía irracional y, por lo tanto, sospechosa.
¿Pero es racional sospechar de la fe? Después de todo, ¿no se basa la ciencia en la fe, en la lógica y el método científico? ¿No se trata de en qué se pone la fe? Y, ¿no se limita la fe en la lógica solamente a los parámetros de lo que ya se conoce?
Para Kierkegaard, el filósofo posterior que acuñó la frase «salto de fe», la fe, que para los filósofos de la Ilustración era irracional, era una fuerza impresionante mediante la cual vivíamos; según él, las verdades objetivas y abstractas de la ciencia no nos definen y nunca podrían expresar nuestra autenticidad individual o nuestro amor a Dios.
Tal vez la representación de estos dos niños pueda recordarnos que hay que equilibrar la fría lógica, la razón y nuestra adhesión a la ciencia, con el hecho de que somos seres de fe, que a menudo encuentran sentido a la vida a través de una curiosidad infantil por los misterios de la existencia, el universo, y el amor a Dios.
El arte tiene una increíble capacidad de señalar lo que no se puede ver para que nos preguntemos «¿Qué significa esto para mí y para todos los que lo ven?». «¿Cómo ha influido en el pasado y cómo podría influir en el futuro?». «¿Qué sugiere sobre la experiencia humana?». Estas son algunas de las preguntas que exploro en mi colección». «Llegando al interior»: Lo que el arte tradicional ofrece al corazón.»
Eric Bess es un artista representativo en ejercicio.
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