Análisis de Noticias
BARI, Italia— La cumbre del G7 de las siete democracias más ricas del mundo concluyó el 15 de junio, mostrando decisiones y acciones unificadas que subrayaron su firme postura frente a China y Rusia.
Al tiempo que se abordaban diversos retos mundiales, los líderes se toparon con muchas fricciones en torno a un tema controvertido: en cómo abordar el aborto en su comunicado, que sirve de declaración final de la cumbre.
Los líderes del G7 se reunieron el 13 de junio en Borgo Egnazia, localidad costera del sur de Italia, para celebrar su 50ª cumbre.
El comunicado emitido este año supuso un cambio notable respecto a las declaraciones de años anteriores, reflejando una postura más firme contra China.
Los líderes del G7 expresaron su «profunda preocupación» por el apoyo de Beijing a la base militar-industrial rusa, e instaron a Beijing a dejar de transferir bienes de doble uso, como componentes y equipos de armamento, que son utilizados por la industria rusa.
Ellos se comprometieron a seguir «tomando medidas contra los actores d China» que ayudan significativamente a la maquinaria bélica rusa, incluidos bancos y otras entidades.
El comunicado demostró que los países europeos están por fin dispuestos a alinearse con la postura que Estados Unidos mantiene desde hace tiempo respecto a Beijing a pesar de su gran dependencia económica del país comunista. Esto incluye la promesa de abordar el problema del exceso de capacidad industrial de China, que ahoga la innovación en los países occidentales.
«Nosotros seguiremos tomando medidas, según sea necesario y apropiado, para proteger a nuestros trabajadores y empresas de las prácticas desleales», afirmaron los dirigentes.
Cuando se les preguntó por la razón de este cambio en la política hacia China, un alto funcionario de la administración Biden dijo a los periodistas que los líderes del G7 comprenden ahora mejor la ambición del presidente chino, Xi Jinping, de «restaurar el dominio de China», especialmente en la región Indo-Pacífico y potencialmente más allá.
La victoria de Biden
Cuando los líderes del G7 se reunieron por primera vez, su principal objetivo era acordar un plan para utilizar los activos rusos congelados para conceder préstamos a Ucrania, un tema que acaparó una gran atención mediática. Antes de la cumbre, los funcionarios estadounidenses intentaron rebajar las expectativas para evitar posibles decepciones.
El día de la inauguración de la cumbre, el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, declaró a los periodistas que Estados Unidos había «puesto mucha energía y esfuerzo» en el plan.
Después de que los líderes declararan que finalmente habían llegado a un acuerdo sobre los activos rusos congelados, el presidente Biden aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje al presidente ruso Vladimir Putin, afirmando que: «Él no puede echarnos, él no puede dividirnos.»
Sus comentarios se hicieron durante una conferencia de prensa conjunta el 13 de junio con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.
Con este acuerdo, cuyos detalles técnicos aún se están elaborando, el presidente Biden también tuvo la oportunidad de transmitir un mensaje a los contribuyentes estadounidenses que están cansados de enviar miles de millones de dólares a Ucrania. Según los funcionarios estadounidenses, el G7 está «haciendo pagar a Rusia» la guerra en Ucrania, en lugar de a los contribuyentes.
Sin embargo, el presidente Biden llegó a la cumbre con las manos vacías, sin ofrecer ninguna noticia positiva sobre el plan de paz para Gaza. Él informó a los líderes del G7 sobre las negociaciones en curso durante la cumbre. Mientras tanto, se enteró de que Hamás había rechazado una propuesta respaldada por Estados Unidos.
El 13 de junio, cuando los periodistas le preguntaron si se llegaría pronto a un acuerdo de paz para Gaza, el presidente Biden dijo: «No», y añadió: «No he perdido la esperanza».
Durante la cumbre, los medios de comunicación fueron testigos del cambio de humor del presidente Biden cuando criticó a un periodista por hacer una pregunta sobre Gaza durante la rueda de prensa con el presidente ucraniano.
«A mí me gustaría que respetaran un poco las normas. Estoy aquí para hablar de una situación crítica en Ucrania», dijo el presidente a los periodistas, pidiéndoles que dejaran para más tarde sus preguntas relacionadas con Gaza.
En la declaración final de la cumbre, los líderes se mostraron unidos en su apoyo a un alto el fuego inmediato en Gaza, la liberación de todos los rehenes y una vía hacia una solución de dos Estados.
Disputa sobre el aborto
A pesar de haber demostrado unidad para abordar numerosas crisis mundiales en la cumbre, un asunto fracturó esa unidad: el aborto.
Fuentes diplomáticas filtraron a los medios de comunicación que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, anfitriona de la cumbre, había intentado eliminar cualquier mención al aborto de la declaración final de la cumbre.
Al parecer, el presidente Biden se opuso a los intentos de la Sra. Meloni, exigiendo una referencia clara a los «derechos reproductivos», al menos coherente con el comunicado del año pasado.
La tensión se hizo pública durante una rueda de prensa el 13 de junio, cuando el presidente francés Emmanuel Macron, que ha sufrido una dura derrota en las recientes elecciones de la Unión Europea, criticó al gobierno italiano por no proteger el derecho de las mujeres al aborto.
En respuesta, la Sra. Meloni acusó al presidente francés de utilizar el foro del G7 como campaña electoral para anotarse puntos políticos sin citar su nombre.
Las tensas relaciones entre los líderes francés e italiano quedaron patentes durante sus apretones de manos en la cumbre, y un vídeo de su encuentro se hizo rápidamente viral.
La líder italiana consiguió eliminar la mención al «acceso al aborto seguro y legal» de la declaración final, demostrando su gran influencia como anfitriona.
Cuando se le preguntó al presidente Biden si estaba satisfecho con el lenguaje que se incluyó en la declaración final, el funcionario dijo que el presidente «respalda plenamente el lenguaje».
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