La Agencia Antidrogas (DEA) ha anunciado incautaciones masivas de polvo de fentanilo y píldoras mezcladas con fentanilo, muchas de ellas producidas en México utilizando ingredientes químicos suministrados por plantas químicas chinas, en el transcurso del año calendario 2022, lo que representa en total más de 379 millones de dosis de la droga.
Según un comunicado de la DEA del 20 de diciembre, la agencia golpeó a lo largo del año a las operaciones de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco que trafican fentanilo a Estados Unidos, incautando más de 10,000 libras de polvo de fentanilo y más de 50.6 millones de píldoras recetadas falsas mezcladas con fentanilo.
“El año pasado, los hombres y mujeres de la DEA trabajaron sin descanso para incautar más de 379 millones de dosis letales de fentanilo en comunidades de todo el país. Estas incautaciones, suficientes dosis mortales de fentanilo para matar a todos los estadounidenses, reflejan el compromiso inquebrantable de la DEA de proteger a los estadounidenses y salvar vidas, al perseguir tenazmente a los responsables del tráfico de fentanilo en Estados Unidos”, dijo Anne Milgram, administradora de la DEA.
Lo que hace que la entrada en el país de pastillas contaminadas con fentanilo sea un peligro tan grave para los ciudadanos estadounidenses -cuyas muertes anuales por sobredosis de opiáceos y otras drogas han superado la barrera de las 100,000– es que, según la agencia, para el ojo inexperto puede ser difícil, si no imposible, diferenciar las pastillas falsas de las que se venden con receta legítima, como Xanax y OxyContin.
Aunque reconoce francamente el papel de las fábricas secretas asociadas a los cárteles mexicanos en la producción de las drogas, la declaración de la DEA omite el papel de China en la producción y suministro mundial de ingredientes químicos utilizados para producir opioides.
En un evento virtual del Brookings Institution celebrado en marzo, Vanda Felbab-Brown, autora de un informe sobre el papel de China en las cadenas de suministro de fentanilo, dejó en claro que ese papel supera con creces al de otros países y gobiernos.
“China sigue siendo el principal proveedor de precursores químicos para la producción de fentanilo no solo en Estados Unidos, sino en toda América del Norte. Esto incluye a Canadá, que ahora está lidiando con una crisis de opiáceos tan devastadora como la de Estados Unidos, y también estamos viendo la propagación del fentanilo en varias partes de México”, dijo Felbab-Brown.
Según la estimación de Felbab-Brown, 78,388 de las 104,288 muertes por sobredosis en Estados Unidos entre octubre de 2020 y septiembre de 2021 son atribuibles a los opioides.
El informe describía un panorama inquietante de la industria china de opiáceos, en la que cientos de miles de fabricantes y distribuidores operan sin licencia y enmascaran sus operaciones tras empresas fantasma, con escasa o nula supervisión por parte de los reguladores gubernamentales.
Al mismo tiempo, el informe señala que los funcionarios de Beijing niegan ser culpables de la propagación de la crisis e insisten en que los problemas sociales de Estados Unidos, y no su indulgencia ante la creciente industria ilícita, son los culpables.
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