«Debemos alzar la voz»: Líderes australianos piden el fin de 22 años de persecución a Falun Gong

Por HENRY JOM
20 de julio de 2021 12:16 PM Actualizado: 20 de julio de 2021 12:16 PM

El mundo tiene el «imperativo moral» de denunciar a los regímenes totalitarios que persiguen a las personas por su fe; en particular, el mundo necesita denunciar la persecución del Partido Comunista Chino (PCCh) contra Falun Gong, otros grupos religiosos y disidentes.

Esto es lo que David Adler, presidente de la Asociación Judía Australiana (AJA), le dijo a The Epoch Times en una declaración. La declaración busca conmemorar el 22 aniversario del inicio, el 20 de julio de 1999, de la persecución en China del PCCh contra Falun Gong.

Adler comparó los 22 años de persecución del régimen comunista chino contra Falun Gong con la «vergonzosa» persecución de los judíos por el régimen nazi.

«El pueblo judío comprende lo que es ser perseguido por un gran régimen de totalitarismo», dijo Adler.

«Se suponía que la lección principal era ‘nunca más'», agregó. «Debemos hablar, debemos hacer lo que podamos para detenerlo».

Adler es uno de los muchos líderes australianos que le están pidiendo a Beijing que ponga fin a la persecución a Falun Gong.

El senador liberal de Tasmania, Eric Abetz, le dijo a The Epoch Times que durante 22 años los practicantes de Falun Gong han enfrentado una persecución continua, pero se han «mantenido firmes y continúan luchando por la libertad».

«Nosotros, que tenemos la suerte de ejercer nuestra libertad, no debemos guardar silencio», dijo Abetz. «No debemos tomar la opción fácil, desprovista de moral, y hacer la vista gorda».

Falun Gong, también llamado Falun Dafa, se presentó por primera vez al público en China en 1992 y creció en popularidad debido a sus ejercicios pausados y a sus enseñanzas morales centradas en los principios de verdad, compasión y tolerancia.

Falun Gong tenía alrededor de 70 millones a 100 millones de practicantes al final de la década de 1990, según estimaciones oficiales.

Al considerar esta popularidad como una amenaza, el 20 de julio de 1999 el PCCh inició una campaña nacional para erradicar a los practicantes de la disciplina espiritual.

Desde entonces, un número incalculable de practicantes ha sufrido tortura física y mental, presión financiera, trabajo forzado, encarcelamiento y la sustracción forzada de sus órganos.

Los sobrevivientes de los abusos han denunciado que fueron sometidos a inyecciones de drogas tóxicas, trabajos forzados extenuantes, descargas eléctricas en las partes íntimas y amenazas de abortos forzados.

La senadora liberal de Nueva Gales del Sur, Concetta Fierravanti-Wells, dijo que a medida que más personas en todo el mundo «lleguen a comprender el engaño del régimen», es cada vez más importante para los australianos mantener la presión sobre el PCCh.

Tal presión incluyó el llamado de Australia a una investigación independiente sobre los orígenes del COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino). Esos llamamientos dieron lugar a intentos de coaccionar económicamente a Australia para que se alineara con las demandas de Beijing imponiendo suspensiones y aranceles a muchos productos australianos, como carbón, carne de res, cebada, langostas, madera, corderos y algodón.

«La opinión pública australiana ya no tolerará que las cosas sigan igual con Beijing», dijo.

“Cada vez más australianos son más abiertos a la hora de comprender las actividades ilegales del régimen, especialmente los abusos contra los derechos humanos. Necesitamos permanecer fuertes y decididos en nuestra condena a Beijing”, dijo Fierravanti-Wells.

Sophie York, abogada, escritora y experta en derecho internacional humanitario, dijo que la sustracción forzada de órganos que enfrentan los prisioneros de conciencia de Falun Gong en China «es un crimen de asesinato» y que los perpetradores deben ser llevados ante los tribunales internacionales.

El diputado liberal del estado de Victoria, Bernie Finn, dijo que, como nación libre, Australia y los australianos «tienen la obligación» de apoyar a quienes en China sufren bajo un régimen brutal y asesino.

«Debemos apoyar a quienes quieren la libertad», le dijo a The Epoch Times.

Lyle Sheldon, director del Cabildo Cristiano Australiano, dijo que millones de cristianos y practicantes de Falun Gong tienen el objetivo común de concienciar sobre la persecución que sufren bajo el régimen del PCCh en China.

David Flint, profesor emérito de derecho y expresidente del Consejo de Prensa de Australia, dijo que la persecución a Falun Gong es «contra las leyes del hombre, las leyes de las naciones y, de hecho, la ley de Dios».

Al igual que la Unión Soviética, Flint dijo que el PCCh caerá, y «quedará en el basurero de la historia».

Los comentarios de los líderes australianos se producen al tiempo que Estados Unidos está pidiéndole a China que ponga fin la persecución contra Falun Gong.

En una rueda de prensa del Departamento de Estado, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el 19 de julio que la Administración de Biden le pidió a la «República Popular China que cese inmediatamente su campaña contra los practicantes de Falun Gong y libere a los encarcelados por su fe».

El portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, habla antes de un discurso del Secretario de Estado, Antony Blinken, durante la publicación de los «Informes por países sobre prácticas de derechos humanos 2020», en el Departamento de Estado en Washington, el 30 de marzo de 2021. (Mandel Ngan/POOL/AFP vía Getty Images)

«Mañana se cumplen 22 años desde que la República Popular China lanzó una campaña de represión contra el movimiento Falun Gong, sus millones de practicantes y los defensores de derechos humanos que trabajan para proteger sus derechos», añadió.

«Miles de practicantes de Falun Gong enfrentan detención, acoso, torturas y abusos cada año por simplemente negarse a dejar de practicar sus creencias pacíficas».

La reportera de The Epoch Times, Rachel Qu, contribuyó a este artículo.


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