En Seúl, un juicio simulado —el primero contra Kim Jong Un— halló al líder norcoreano culpable de crímenes contra la humanidad, lo que pone de relieve la urgente necesidad de una acción internacional contra los abusos de los derechos humanos por parte del régimen.
A pesar de un informe de las Naciones Unidas de 2014 que recomendaba que los funcionarios norcoreanos fueran procesados por la Corte Penal Internacional (CPI), los poderes de veto de China y Rusia han bloqueado el progreso en el Consejo de Seguridad de la ONU.
«La incapacidad de la ONU para mejorar la situación de los derechos humanos en Corea del Norte ha provocado un continuo deterioro de la situación», dijo Kim Tae-hoon, presidente del grupo cívico Abogados por los Derechos Humanos y la Unificación de Corea. «No podemos esperar más. Por lo tanto, hemos organizado este juicio simulado suponiendo que el Consejo de Seguridad de la ONU acepte un juicio ante la CPI para Corea del Norte».
Según Kim, el tribunal simulado pretende demostrar que los procedimientos legales abiertos y transparentes pueden hacer que incluso los dictadores rindan cuentas.
El 25 y 26 de noviembre, organizaciones civiles surcoreanas, respaldadas por los ministerios de Unificación y Asuntos Exteriores, celebraron el juicio en un centro de conferencias de Seúl. Expertos jurídicos de Corea del Sur y Estados Unidos organizaron una audiencia previa al juicio al estilo de la CPI para evaluar la responsabilidad de Kim por los presuntos crímenes cometidos en los campos de prisioneros políticos de Corea del Norte.
Ju Kwang-il, veterano abogado surcoreano y ex vicepresidente del Instituto Internacional del Ombudsman, y Silvia Cartwright, ex gobernadora general y jueza del Tribunal Superior de Nueva Zelanda, presidieron el tribunal simulado.
Testimonios de testigos ponen de relieve abusos sistemáticos
Seis expertos legales actuaron como fiscales y abogados defensores e interrogaron a seis testigos: cinco desertores norcoreanos.
Entre ellos se encontraban Kang Chol-hwan, un periodista que pasó casi una década en el campo de prisioneros de Yodok cuando era niño; Lee Il-kyu, ex consejero político de la embajada de Corea del Norte en Cuba; un ex coronel de la Oficina General de Reconocimiento; y dos desertoras de la clase élite.
Kang relató sus experiencias en el campo de prisioneros políticos de Yodok y dijo: «La única diferencia es si uno muere instantáneamente o no; es muy similar al Holocausto en Auschwitz dirigido por los nazis alemanes».
Destacó la falta de derechos legales de los norcoreanos: «Incluso un dictador absoluto como Kim Jong Un tiene un abogado defensor en estos juicios simulados, pero el pueblo de Corea del Norte ni siquiera tiene derecho a un abogado».
El testigo Kim Kuk-sung, que desertó a Corea del Sur en 2014, confirmó que en Corea del Norte la autoridad máxima la tiene únicamente el líder supremo. «Todo funciona informando al líder, sacando conclusiones y poniéndolas en práctica», afirmó.
«Este sistema rige todas las instituciones fundamentales: el Ministerio de Seguridad del Estado, las Fuerzas Armadas del Pueblo, la Oficina General de Reconocimiento y todos los departamentos gubernamentales», subrayó, y añadió que Kim Jong Un está directamente involucrado en la gestión de los campos de prisioneros políticos.
Sus testimonios describen torturas sistemáticas, trabajos forzados y ejecuciones utilizadas para infundir miedo y reprimir la disidencia. Al menos 120,000 personas están detenidas en campos de prisioneros políticos, descritos como «zonas de muerte» donde los detenidos están destinados a perecer. La violencia sexual contra las reclusas es desenfrenada.
Un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos de 2023 detalla los métodos de tortura del régimen, que incluyen palizas brutales, descargas eléctricas, exposición prolongada a duras condiciones, humillación pública mediante desnudez forzada, confinamiento en pequeñas «celdas de castigo» donde los prisioneros no pueden permanecer de pie ni acostarse, inmovilización forzada, suspensión por las muñecas, tortura con agua y permanencia forzada repetida en cuclillas o de pie hasta el colapso. El régimen incluso ha ejecutado a mujeres embarazadas y niños acusados de delitos.
Además, un informe de la ONU de 2014 detalla la «culpabilidad por asociación» del régimen, según la cual los acusados y sus familiares a lo largo de tres generaciones son castigados y encarcelados.
A pesar de los riesgos que corren sus familias aún en Corea del Norte, los desertores dijeron que están comprometidos a exponer la verdad y defender la libertad de sus conciudadanos.
Veredicto y consecuencias internacionales
En el segundo día del juicio, después de intensos debates y argumentos finales, los jueces concluyeron que Kim Jong Un ejerce un control absoluto sobre todas las instituciones de Corea del Norte y que el funcionamiento de los campos de prisioneros políticos constituye «crímenes contra la humanidad».
A pesar de la falta de evidencia directa que vincule personalmente a Kim con crímenes específicos (un desafío común debido al secretismo de Corea del Norte), el tribunal lo declaró responsable bajo el Estatuto de Roma de la CPI por ocho cargos, incluidos asesinato, exterminio, esclavitud, tortura, violencia sexual y persecución.
«Esto no es una farsa, es un mensaje de que estamos dispuestos a exigir cuentas al régimen de Kim», dijo Kim Tae-hoon. «Esperamos que la ONU vea esto y agilice un verdadero procesamiento».
James Cornell, un abogado estadounidense que se desempeñó como defensor de Kim Jong Un, dijo: «Incluso aquellos acusados de los peores crímenes merecen un juicio justo bajo el imperio de la ley. Al adherirnos a los procedimientos legales adecuados, fortalecemos la legitimidad de cualquier procesamiento futuro».
El fiscal Kim Hyun-ki, un abogado de Nueva York nacido en Corea, señaló que, si bien el juicio simulado contó con seis testigos, miles podrían testificar en un tribunal real. «Sólo en Corea del Sur, más de 34,000 desertores pueden aportar pruebas», afirmó. «Nuestro objetivo es demostrar que un proceso legal legítimo es posible y necesario».
Si bien el juicio simulado carece de fundamento jurídico, sirve como recordatorio del sufrimiento padecido por las 26 millones de personas bajo el régimen de Kim Jong Un y la urgente necesidad de una intervención internacional, dijeron los participantes.
Esperan que esto desencadene nuevos esfuerzos para devolver la justicia a los norcoreanos.
«Toda vida es igualmente valiosa y cada individuo merece respeto», dijo Kim.
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