Hace mucho tiempo, había un maestro de ajedrez llamado Yi Qiu (弈秋). Era famoso por ser el jugador de ajedrez más experto del momento. Una vez, aceptó dos estudiantes y les dio lecciones de ajedrez diariamente.
Un día, Qiu les enseñó algunas técnicas importantes del juego de ajedrez. El estudiante «A» lo escuchó atentamente y se absorbió completamente en ella. El estudiante «B», sin embargo, parecía estar escuchando, pero su mente estaba en otra cosa.
El estudiante B miró por la ventana. Vio un cisne en el lago y se imaginó que él tenía un arco y una flecha en sus manos, que había disparado al cisne y que lo había cocinado para una buena cena.
Entonces se dio cuenta que era solo su imaginación, ya que todavía estaba en el salón de clases.
Sintió que era lamentable tener que estar en clase. Escuchó las enseñanzas de su maestro por un tiempo hasta que vio a otro cisne a través de la ventana. Los pensamientos de disparar al cisne y hacer una comida con él se activaron nuevamente.
Aunque el estudiante B recibió las mismas lecciones que el estudiante A, él no estaba concentrado en la enseñanza de Qiu y dejó que su mente vagara pensando en otras cosas. Él todavía estaba perdido en la fantasía cuando terminó la clase.
El maestro Qiu ya se había dado cuenta que el estudiante B era distraído. Entonces pidió a los dos estudiantes jugar una partida de ajedrez después de la clase.
El estudiante A utilizó las técnicas que había aprendido del maestro y jugó muy bien, mientras que el estudiante B, luchó para defenderse hasta que finalmente perdió el partido.
El maestro Qiu les dijo: «Si uno no se dedica con devoción a una sola cosa, no podrá aprenderla».
La historia anterior se basa en un pasaje en el Gaozi de Mencio. Más tarde, la expresión del texto 專心致志 (zhuān xīn zhì zhì), que significa la devoción de corazón por alguna cosa, se convirtió en una expresión idiomática.
Mencio (372 a 289 a.C.), también llamado Meng Zi, fue un famoso filósofo de la historia china. Él es el más famoso confuciano después del propio Confucio. Su filosofía se centró principalmente en la bondad innata de los seres humanos.
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