Dejando atrás al mal: «La destrucción de Sodoma y Gomorra»

Por The Epoch Times
22 de agosto de 2020 6:36 PM Actualizado: 23 de julio de 2021 8:19 PM

Es difícil negar que tenemos consecuencias por nuestras acciones. Las consecuencias de las acciones de una persona pueden afectar no solo a la persona que realiza la acción sino también a su entorno inmediato. Nuestro hogar, familia y amigos se pueden ver afectados por la forma en que decidimos comportarnos.

Ahora multiplique las consecuencias de las acciones de una persona por las acciones de una comunidad, y toda una ciudad, Estado o país pueden ser afectados. La historia de las ciudades de Sodoma y Gomorra son ejemplos de cómo el comportamiento de dos comunidades, debido a su naturaleza malvada, conduce a su destrucción.

Ciudades del mal

Sodoma y Gomorra son conocidas por su pecaminosidad. Dios quiso destruir Sodoma y Gomorra por los pecados de sus habitantes, pero Abraham rezó por ellos. Pidió a Dios que perdonara la vida de los rectos, y Dios estuvo dispuesto a perdonar a todos si se encontraban 10 personas rectas.

Dios envía dos ángeles al sobrino de Abraham, Lot. Lot acepta a los ángeles en su casa con hospitalidad, pero una multitud malvada se reúne fuera de la casa de Lot y le exige que les entregue los ángeles. Lot ofrece a sus hijas en su lugar, pero la multitud insiste en llevarse a los ángeles. Los ángeles responden castigando a la multitud con ceguera.

Es en este punto en el que Dios, sin presenciar a nadie con un corazón recto excepto a Lot y su familia, encuentra motivos para destruir las ciudades. Los ángeles le dicen a Lot y a su familia que se vayan y que no miren atrás. Fuego y azufre caen sobre la ciudad y sus malvados habitantes. La esposa de Lot mira hacia atrás para presenciar la masacre, y se convierte en una columna de sal.

«La destrucción de Sodoma y Gomorra», 1852, por John Martin. (Dominio público)

John Martin

John Martin fue un pintor del siglo XIX conocido por sus paisajes religiosos y sus paisajes urbanos. En su pintura «La destrucción de Sodoma y Gomorra», Martin muestra el momento en que Lot y su familia dejan las ciudades en llamas.

El lado izquierdo de la composición muestra las ciudades en llamas al fondo. Si observamos la imagen, veremos la oscuridad de las ciudades comparadas con el brillo de las llamas amarillas que sugieren un calor intenso.

El alto contraste entre la oscuridad de las ciudades y el fuego brillante añade un dinamismo que de otra forma estaría ausente. El humo sobresale de las ciudades como si fuera una atmósfera en la que el fuego puede arder aún más brillante. Esta nube de humo se mueve de izquierda a derecha y también aumenta la energía de la composición.

En la parte inferior de las ciudades, dividiendo la composición por la mitad, podemos ver a la esposa de Lot. Aparece viendo hacia atrás a las ciudades en llamas, y un rayo cae hacia ella desde el cuadrante superior derecho de la composición.

En el cuadrante inferior derecho, se ve al resto de la familia de Lot escapando hacia un lugar seguro. Mantienen sus cabezas abajo y sus ojos hacia adelante. El ambiente al que escapan contiene cada vez menos contraste.

La esposa de Lot da la vuelta para ver hacia atrás al mal y muere. Detalle de «La destrucción de Sodoma y Gomorra», 1852, por John Martin. (Dominio Público)

Manteniendo nuestro espíritu brillante y dejando atrás al mal

Cuando veo «La destrucción de Sodoma y Gomorra» de Martin, inmediatamente pienso en lo que esto podría significar para mi mundo interior, mi corazón y mente, mi carácter. Para mí, las ciudades son representaciones de las consecuencias de mis acciones —no solo para mi entorno, sino también para mi alma.

Un alma, como una ciudad, se construye y se destruye por las acciones de uno. El carácter virtuoso conduce a un alma próspera y floreciente. El carácter malvado conduce a la violencia y la destrucción. El carácter virtuoso actúa de acuerdo con el bienestar de todos, y el carácter malvado se destruye egoístamente con deseos bajos.

¿Cuál de ellos, la virtud o el vicio, constituye la composición actual de nuestras almas, la composición de nuestros corazones y mentes? Tal vez ambos estén presentes, y si ambos están, ¿cuál es el dominante?

La composición de Martin describe las ciudades muy oscuras comparadas con las llamas que las destruyen. Esta escena de alto contraste me hace considerar la marcada diferencia entre la virtud y el vicio, y que las llamas, que representan la virtud, siempre tienen la capacidad de envolver y destruir el mal del vicio. El mal no tiene ninguna oportunidad en presencia de la rectitud.

Y la rectitud requiere que dejemos atrás al mal para hacer el bien. Debemos dejar atrás al mal y nunca mirar atrás para no perder nuestras almas por una maldad que las hace tan frágiles como una columna de sal. Tal vez, dando la espalda al mal, el conflicto de alto contraste entre la rectitud y el mal se resuelva en una calma interior, representativa de nuestra cercanía con Dios.

El arte tiene una increíble capacidad de señalar lo que no se puede ver para que nos preguntemos «¿Qué significa esto para mí y para todos los que lo ven?» «¿Cómo ha influido en el pasado y cómo podría influir en el futuro?» «¿Qué sugiere esto sobre la experiencia humana?» Estas son algunas de las preguntas que exploro en mi serie «Llegando al interior: Lo que el arte tradicional le ofrece al corazón».

Eric Bess es un artista representativo activo. Actualmente es estudiante de doctorado en el Instituto de Estudios de Doctorado en Artes Visuales (IDSVA).


Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.


Historias de convicción

Trabajó para la mafia y fue un adicto durante décadas, al fin se libera con ayuda de la meditación

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.