El Movimiento Social Pri Lanka denunció este jueves que un grupo de indígenas del noreste de Nicaragua fue expulsado de su propio bosque por “colonos” (invasores) y solicitó públicamente a las autoridades locales que investigue el caso e inicie el “saneamiento” o expulsión de personas ajenas a la zona.
Pri Lanka denunció que al menos siete comunitarios miskitos, incluida una mujer, fueron “obligados por colonos a abandonar sus labores de pesca”, en el río Wawa, uno de los más importantes de la Región Autónoma Caribe Norte (RACN) de Nicaragua, y que sirve como punto de encuentro cultural, vía de transporte y fuente de alimento de los indígenas del noreste del país.
Según relatos de los afectados divulgados por Pri Lanka, los indígenas se encontraban pescando cuando un hombre y un joven les reprocharon que no tenían permiso para estar en el lugar, les preguntaron cuántos peces habían capturado y los amenazaron con un arma.
De acuerdo con los relatos, las partes discutieron cuando los comunitarios rechazaron la versión de los “colonos”, que afirmaban haber comprado el lugar, ya que la legislación nicaragüense prohíbe la comercialización de tierras indígenas, en el caso de los miskitos, ubicadas en la zona más pobre y aislada de Nicaragua.
Pri Lanka señaló que las armas pudieron más que los alegatos y, como resultado, los indígenas se vieron obligados a entregar los pescados a los “colonos” y alejarse.
La Policía Nacional ya fue informada “de este acto de intimidación, chantaje y amenaza”, subrayó el movimiento indígena.
Las autoridades nicaragüenses no han informado si investigan el caso.
“Instamos a las autoridades competentes a realizar el saneamiento de los territorios indígenas invadidos. El saneamiento territorial es la única garantía de paz sostenible y de continuidad de nuestra cultura”, insistió Pri Lanka.
Los territorios comunitarios, generalmente boscosos, son claves para los indígenas de la zona Caribe de Nicaragua, porque los provee de granos, plantas, carne y madera, que a veces venden para obtener divisas, o intercambian con otras comunidades por diferentes productos.
El Gobierno Territorial Mayangna Sauni Arungka Matumbak, vecino de Sangnilaya, emitió un “estado de alerta” en marzo pasado, a raíz del secuestro y posterior asesinato de un líder indígena de la zona, presuntamente a manos de un “colono”.
Los crímenes contra los indígenas ocurren de forma sistemática en Nicaragua, “la mayoría de estos en total impunidad”, según un reciente informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en el que reportó 11 comunitarios asesinados en 2021.
El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) ha advertido que las poblaciones indígenas de Nicaragua corren riesgo de ser exterminadas, por la constante invasión de sus territorios, pese a tener resoluciones a su favor por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Los pueblos indígenas y de ascendencia africana en Nicaragua viven en 304 comunidades establecidas en 23 territorios, la mayoría en las zonas más pobres y aisladas del país.
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