La semana pasada, Ai Fen, una doctora en Wuhan quien fue una de las primeras en alertar a sus colegas sobre la nueva enfermedad COVID-19 que se estaba propagando a fines de 2019, recibió atención en redes sociales chinas al exponer una cirugía de cataratas fallida que recibió en un hospital oftalmológico local.
Ai, oftalmóloga y jefa del departamento de emergencias del Hospital Central de Wuhan, publicó un video en la plataforma de redes sociales Weibo el 31 de diciembre de 2020, revelando que casi perdió la visión en su ojo derecho luego de recibir una cirugía de cataratas en el Wuhan Aier Eye Hospital el 25 de mayo. Ella acusó al cirujano jefe, Wang Yong, y al hospital, de negligencia.
Aier Eye Hospital es el grupo de hospitales de oftalmología líder en China con sucursales en Asia, Europa, y América del Norte, según el sitio web de la compañía .
La cirugía de cataratas, también llamada cirugía del cristalino, consiste en extraer el cristalino natural del ojo que ha desarrollado una catarata o un cristalino turbio, y reemplazarlo por un cristalino intraocular o un cristalino artificial transparente.
En el video, Ai recordó que después de la consulta telefónica inicial y la visita en persona con Wang, él recomendó enfáticamente la cirugía de cataratas y una lente artificial de primera calidad. Ella siguió su sugerencia y pagó alrededor de 29,000 yuanes (alrededor de USD 4488) por la lente.
Poco después de la cirugía, Ai descubrió que su visión en su ojo derecho se deterioró cuando acudió al consultorio de un médico para obtener un nuevo par de anteojos. El 9 de julio, se sorprendió al saber que su vista, que era de 0,2 antes de la operación, se había reducido a 0,1.
El 23 de octubre, Ai fue diagnosticada con desprendimiento de retina, que es una emergencia médica que ocurre cuando la retina en la parte posterior del ojo se separa del tejido de apoyo. Si la afección no se trata de inmediato, puede causar una pérdida permanente de la visión.
La mala vista de Ai afectó su trabajo y renunció a su trabajo a fines de octubre.
En el video, Ai afirmó que el cirujano del hospital no realizó exámenes de fondo de ojo y de retina periférica antes de la cirugía; el hospital no respondió de inmediato a su queja; y le entregaron registros médicos, incluidas imágenes de su cirugía, que no eran de ella.
Ai presentó evidencia de un documento de uno de los médicos del Hospital Oftalmológico de Wuhan Aier, quien confirmó que no recibió un examen de fondo de ojo. Sin embargo, Wang negó la acusación durante una llamada telefónica con Ai y afirmó que él hizo el examen, pero fue «incompleto». Ella grabó la conversación y la subió a su cuenta de Weibo.
En respuesta a las acusaciones de Ai, el Hospital oftalmológico Wuhan Aier emitió una declaración oficial el 4 de enero. Los administradores afirmaron que Ai recibió tres imágenes de su operación de cataratas, insistiendo en que eran auténticas. Sin embargo, el hospital admitió haber cometido algunos errores, como que el personal solo registró el primer reexamen posterior a la operación y no registró las otras citas; el personal no se comunicó claramente sobre las fechas de reexamen posterior a la opción; y el cirujano principal no notificó la queja de Ai de inmediato como lo requieren las pautas del hospital.
Los administradores del hospital expresaron «remordimiento» por la «ansiedad y el dolor» de Ai. Pero el hospital no se disculpó ni dijo que asumiría la responsabilidad por el incidente.
El régimen chino ha hecho todo lo posible para ocultar la propagación del virus del PCCh, comúnmente conocido como nuevo coronavirus, que causa la enfermedad del COVID-19. El régimen silenció a ocho médicos, incluidos Ai Fen y Li Wenliang, luego de que publicaron en las redes sociales chinas sobre una nueva forma de neumonía que se propagaba en Wuhan a fines de diciembre de 2019. Li, quien luego murió a causa de la enfermedad, ha sido descrito como un mártir.
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