El cuerpo de Marines llegó a Bagdad el 31 de diciembre para defender la embajada de EE.UU. luego de que paramilitares y manifestantes, incluyendo grupos que apoyan a un grupo terrorista respaldado por Irán, traspasaran sus muros externos.
Los Marines, parte de la Fuerza de Tareas de Propósito Especial Aire-Tierra–Respuesta a Crisis–Comando Central, fueron desplegados desde Kuwait hacia Bagdad mientras miles de personas se reunían fuera de la embajada y cientos traspasaron el muro externo, amenazando las vidas de los estadounidenses que estaban dentro.
Las fuerzas de seguridad iraquíes mantuvieron a raya a los manifestantes, pero algunos miembros del personal parecieron unirse al caos mientras la multitud garabateaba consignas en las paredes, lanzaba piedras contra los edificios y cantaba «muerte a Estados Unidos».
«El Departamento de Defensa está trabajando estrechamente con el Departamento de Estado para garantizar la seguridad de nuestra embajada y del personal en Bagdad. Como en todos los países, dependemos de las fuerzas de la nación anfitriona para que ayuden a proteger a nuestro personal en el país, y pedimos al gobierno de Iraq que cumpla con sus responsabilidades internacionales para hacerlo. Estados Unidos continúa apoyando al pueblo iraquí y a un Iraq libre, soberano y próspero», dijo el secretario de Defensa Mark Esper en una declaración.
«Hemos tomado las medidas de protección de fuerza apropiadas para garantizar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, el personal militar y los diplomáticos en el país, y para asegurar nuestro derecho a la autodefensa. Estamos enviando fuerzas adicionales para apoyar a nuestro personal en la embajada», dijo Esper.
Las fuerzas eran marines, según dijeron funcionarios estadounidenses a Reuters, y hablaron con la condición de mantener el anonimato. Se cuentan por docenas, dijeron. Otro funcionario dijo que dos helicópteros Apache volaron sobre la embajada en una «muestra de fuerza».
El embajador de Estados Unidos en Iraq y algunos miembros del personal fueron evacuados del complejo, pero otros permanecieron en el edificio. Los manifestantes estaban enojados porque los americanos llevaron a cabo ataques militares contra el grupo terrorista Kaitaib Hizbolá, apoyado por Irán, después de que el grupo matara a un contratista civil americano.
«Irán mató a un contratista americano, hiriendo a muchos. Respondimos con firmeza y siempre lo haremos. Ahora Irán está orquestando un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Irak. Se les considerará totalmente responsables. Además, esperamos que Irak use sus fuerzas para proteger la embajada, y así se lo notificamos», dijo el presidente Donald Trump en una declaración el martes pasado.
«Para esos millones de personas en Irak que quieren libertad y que no quieren ser dominados y controlados por Irán, este es su momento», escribió Trump en otra misiva.
El secretario de Estado Mike Pompeo habló por teléfono con el primer ministro iraquí Adil Abdul-Mahdi y con el presidente Barham Salih, y «dejó claro que Estados Unidos protegerá y defenderá a su pueblo, que está ahí para apoyar a un Iraq soberano e independiente», según la portavoz Morgan Ortagus.
Los líderes iraquíes aseguraron a Pompeo que garantizarían la seguridad del personal y la propiedad americana.
Pero un día antes, los líderes de ese país condenaron los ataques aéreos estadounidenses dirigidos a las fuerzas apoyadas por Irán.
«El primer ministro describió el ataque estadounidense a las fuerzas armadas iraquíes como un asalto vicioso inaceptable que tendrá consecuencias peligrosas», dijo la oficina de Abdul-Mahdi.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irak dijo que iba a convocar al embajador estadounidense en Bagdad para expresar la desaprobación de Bagdad.
Pompeo dijo en una llamada con António Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas, que los ataques «tenían como objetivo disuadir a Irán».
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