La basquetbolista cubana Lianyi Becquer Leblanch, quien huyó de su delegación deportiva durante una misión deportiva en México y ahora se encuentra en Estados Unidos, dijo que estará ocho años sin ver a su familia tras su decisión.
Becquer, de 25 años, decidió huir de la delegación cubana recientemente. Leblanch se encontraba en el estado de Aguascalientes jugando para el equipo “Lobas de Aguascalientes” tras un contrato individual de dos meses concertado por el régimen castrista. Actualmente se encuentra en Miami.
“Me afecta bastante, porque tengo a mis padres, mi hermanita es muy pequeña, mis hermanos, mi familia en general. Soy muy unida a mi madre—voy a estar 8 años sin ver a mi mamá”, dijo la deportista cubana en una entrevista con América TeVe.
La deportista se refiere a una ley de migración que el régimen cubano mantiene para sus ciudadanos, conocida como la ley de los 8 años, la cual prohíbe la entrada en Cuba durante ese período a aquellos profesionales, como médicos y deportistas, que abandonen antes de tiempo su misión o no regresen a la isla tras concluirla.
Luego, el Ministerio del Interior de la dictadura los declara «desertores», lo que les sitúa en la lista de «inadmisibles» en el país.
En la actualidad, entre 5000 y 10,000 padres no pueden ver a sus hijos, muchos de ellos menores, debido a esta norma. Este tipo de misiones de “internacionalización” de profesionales en el extranjero por parte del régimen de Cuba, fueron calificadas por la ONU como “esclavitud” y “trabajo forzado”.
La atleta dijo que decidió huir de la delegación cubana porque estaba restringida desde “hace muchos años”, ya que no podía salir del país sin autorización del régimen.
Becquer señala que los deportistas cubanos son restringidos al tener que viajar con un pasaporte oficial del régimen, conocido como “pasaporte rojo”, entregado a quienes realizan una actividad de interés estatal, mientras que cualquier otro residente cubano cuenta con un pasaporte azul, el cual les permite regresar al país, ya que es requisito presentarlo en la entrada al territorio cubano.
«A mí me cerraron mi contrato, al cerrarme el contrato yo decidí no regresar a Cuba, porque según me decían mis entrenadores, que si regresaba a Cuba (…) iba a pasar mucho trabajo para volver a salir», dijo, sobre su decisión de huir de la delegación nacional, a pesar de que fue miembro de la selección desde los 16 años.
Asimismo, Becquer dijo que como seleccionada nacional ganaba 3500 pesos cubanos, es decir alrededor de USD 35, y que además, el régimen cubano se quedaba con un 15 a un 20 por ciento de los contratos deportivos en el extranjero de atletas de alto rendimiento.
La severa crisis en Cuba bajo la dictadura comunista que se agravó con las represiones tras el 11 de julio pasado ha obligado a que más deportistas de las delegaciones cubanas en diferentes disciplinas deportivas intenten escapar durante competencias en el extranjero de la difícil situación en su país.
La semana pasada dos peloteros, Alfredo Fadraga y Yosvani Ávalos, que intentaron huir de la delegación cubana en México durante el Campeonato Panamericano sub-23 fueron deportados a Cuba por las autoridades mexicanas.
Con información de EFE y de Pachi Valencia.
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