El conflicto posterior a las elecciones de octubre en Bolivia, -que provocó tres semanas de protestas populares y la renuncia del presidente Evo Morales-, ha dejado huellas políticas, sociales y económicas que ahora el país busca superar en medio de desafíos por lograr la estabilidad.
Economistas consultados por la Voz de América coinciden, sin embargo, en que si bien estos hechos tuvieron un impacto importante, los problemas en Bolivia se habían acentuado con anterioridad a esta crisis.
El economista José Gabriel Espinoza, coautor del libro «Un siglo de economía en Bolivia», considera que «la economía boliviana ya venía con problemas desde hace por lo menos cuatro a cinco años con un déficit fiscal recurrente y un déficit comercial creciente».
Espinoza señaló que «antes de los conflictos políticos ya habían problemas con el sector exportador a partir de la crisis social en Chile y la administración de los puertos que ha retrasado las cadenas logísticas de los exportadores e importadores».
La desaceleración no es reciente
Por su parte, Fátima Zambrana, economista boliviana, asegura que esta paralización de la economía durante el conflicto político del país ha provocado una desaceleración, que no es reciente, pero que en este tiempo ha tenido un efecto mucho mayor.
«Muchas empresas que tenían que importar material han tenido que pagar elevadas multas por el pago de contenedores en puertos y por esto han perdido entre 15,000 a 20,000 dólares que es dinero que se fuga de nuestra economía y podía haber sido invertido o inyectado», dijo Zambrana a la VOA.
Los bloqueos de carreteras en diferentes puntos del país durante noviembre, promovidos por organizaciones sociales que apoyaban a Evo Morales provocaron el desabastecimiento de alimentos en el departamento de Santa Cruz y escasez de combustibles líquidos y GLP en La Paz.
Los ciudadanos sentían en su cotidianidad los efectos de la crisis política, que sin embargo, estuvieron dispuestos a asumir mientras resistían con sus movilizaciones.
En este punto, Fátima Zambrana se refiere a la economía informal, de la que viven gran parte de los bolivianos: «Fue un golpe muy duro para la población, que se sintió en menores ventas y desconfianza en inversión, sobre todo en esta época de Navidad y fiestas de fin de año que van a repercutir en la próxima gestión y en los balances que se realicen para febrero y marzo».
También tuvieron impacto factores como el incendio en la Chiquitania que dejó grandes pérdidas, los precios bajos en granos durante todo el primer semestre, y la variación de las economías de Argentina y Brasil.
«Lo que pasó en Bolivia generó un problema muy serio de ingresos en la economía nacional, tanto así que el crecimiento no va a superar el 2,7 % ó 2,8 %, que aunque viene a ser uno de los crecimientos más altos de Sudamérica, representa casi la mitad de lo que se ha estado creciendo en los últimos años”, explicó Espinoza.
¿Qué dejó el modelo económico del gobierno Morales?
En casi 14 años de gobierno del expresidente Evo Morales, el discurso político que se manejó fue sobre un modelo económico exitoso y ejemplo para la región. Sin embargo, algunas preguntas saltan a la vista: ¿Cuán real es esto en la vida de los bolivianos? ¿Pueden los ciudadanos contrastar los datos gubernamentales?
Si bien hay factores positivos como la inclusión social con incidencia de consumo en el mercado, muchos otros aspectos quedaron en discursos, afirman expertos como Espinoza.
«Ha sido un gobierno que ha utilizado un modelo primario exportador, que ha profundizado la concentración de los recursos en el nivel central del gobierno», explicó el experto.
«Para poner una cifra, 83% del gasto público estaba controlado por empresas púbicas y gobierno central», dijo.
Además expresa que «esta bonanza basada en consumo ha sido sostenida por endeudamiento no solo público sino privado, esto ha alcanzado sus límites en 2014 y antes de tomar medidas ha continuado con este tipo de incentivos al gasto, lo que ha empezado a generar problemas serios de desbalances macroeconómicos que hoy hay que corregir».
Perspectivas para el 2020
La Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), apuesta por las inversiones públicas como medida para reducir el déficit fiscal del Bolivia, que en esta gestión llegará al 9% del Producto Interno Bruto (PIB), el registro más alto en los últimos 17 años.
El presidente de esta entidad, Fernando Hurtado, dijo recientemente que se pueden realizar ajustes en los gastos del Estado, priorizando inversiones públicas, en lugar de invertir en plantas o industrias que compitan con el sector privado, además de priorizar sus inversiones en proyectos que acompañen a las iniciativas privadas, como carreteras que mejoren la competitividad de la producción nacional.
Los economistas entrevistados por la Voz de América, coincidieron que uno de los mayores desafíos para mejorar la economía boliviana es redistribuir el gasto público sin incrementarlo, incluso con la posibilidad de bajar el déficit.
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