Investigadores de la Universidad de Oxford recibieron 600,000 libras de Cancer Research UK para crear la primera vacuna del mundo diseñada para prevenir el cáncer de ovario.
Los participantes en la investigación afirman que la vacuna en desarrollo, conocida como OvarianVax, funcionará enseñando al sistema inmunitario a reconocer y atacar las fases más tempranas del cáncer de ovario.
La noticia de la última de una serie de vacunas contra el cáncer en fase de desarrollo se conoció la misma semana en que también se anunció una nueva prueba capaz de detectar el 96% de los cánceres de ovario.
Cada año se diagnostica cáncer de ovario en alrededor de 7500 mujeres en el Reino Unido, y es el sexto cáncer más frecuente en el sexo femenino. Los científicos creen que las mujeres con genes BRCA1 «defectuosos» tienen mayor riesgo de cáncer de ovario, y en menor medida las mujeres con un gen BRCA2 defectuoso, en comparación con las mujeres que no son portadoras de estas variantes.
«Necesitamos mejores estrategias para prevenir el cáncer de ovario», afirma en un comunicado el profesor Ahmed Ahmed, director del proyecto OvarianVax.
«OvarianVax podría ser la solución para prevenir el cáncer en mujeres de alto riesgo. Enseñar al sistema inmunitario a reconocer los primeros signos de cáncer es un reto difícil. Pero ahora disponemos de herramientas muy sofisticadas que nos permiten comprender cómo reconoce el sistema inmunitario el cáncer de ovario».
En primer lugar, los científicos tratarán de determinar qué proteínas de la superficie de las células de cáncer de ovario en fase inicial son las más reconocidas por el sistema inmunitario y la eficacia de la vacuna propuesta para eliminar los modelos en miniatura del cáncer en el laboratorio, denominados organoides.
Si esta fase de la investigación se considera satisfactoria, el equipo empezará a trabajar en los ensayos clínicos de la vacuna. La intención es que en el futuro se pueda ofrecer esta vacuna a las mujeres consideradas de alto riesgo de cáncer de ovario para ayudarlas a prevenir la enfermedad.
Similar a la vacuna contra el VPH
El funcionamiento de la vacuna contra el cáncer de ovario es similar al de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que, según se afirma, capacita al sistema inmunitario para reconocer y eliminar las células infectadas por el VPH, previniendo así el cáncer de cuello de útero.
La vacuna contra el VPH, conocida como Gardasil y fabricada por Merck, dio lugar a numerosos problemas, incluidas numerosas demandas interpuestas por padres de niñas que supuestamente murieron o resultaron gravemente perjudicadas por la inyección.
En 2013, el gobierno japonés dejó de recomendar la vacuna contra el VPH, justo antes que se convirtiera en parte del programa nacional de inmunización, tras múltiples informes de niñas que habían sufrido daños graves después de recibirla.
Aunque el Gobierno británico sostiene que la vacuna contra el VPH es segura y eficaz, un estudio de marzo de este año publicado en la revista Vaccine reveló que las adolescentes vacunadas tenían 4.4 veces más probabilidades de desarrollar artritis reumatoide que las no vacunadas. Del mismo modo, las adolescentes vacunadas tenían 2.76 veces más probabilidades de desarrollar artritis idiopática juvenil.
En Estados Unidos hay más de 150 casos pendientes en el marco de un litigio multidistrital contra Merck, con dos nuevas demandas por «homicidio culposo» presentadas en febrero de este año por madres que alegan que sus hijas murieron tras recibir la vacuna Gardasil.
Actualmente no se propone que la vacuna contra el cáncer de ovario que se está desarrollando se ofrezca de forma rutinaria a todas las mujeres, y se espera que pasen muchos años antes que la vacuna llegue a ofrecerse de forma generalizada a las mujeres etiquetadas como en riesgo de padecer cáncer de ovario.
El riesgo de padecer cáncer de ovario aumenta con la edad: más de la mitad de los casos en el Reino Unido se dan en mujeres de 65 años o más. Según el NHS, el riesgo también es mayor en las mujeres que padecieron previamente cáncer de mama o de intestino, o que recibieron tratamiento de radioterapia por algún cáncer anterior.
El riesgo de cáncer de ovario también es mayor en las mujeres con sobrepeso o que fuman, y en las que toman terapia hormonal sustitutiva después de la menopausia. También es ligeramente mayor en las mujeres que ovularon más a lo largo de su vida, es decir, las que empezaron a menstruar antes, tuvieron la menopausia más tarde o no tuvieron hijos.
Las mujeres pueden sufrir cáncer de ovario incluso después de la extirpación de los ovarios, ya que también puede afectar a las trompas de Falopio o al revestimiento interno del estómago.
Un largo camino por recorrer
Según Cancer Research, el riesgo estimado de ser diagnosticada de cáncer de ovario a lo largo de la vida es de 1 entre 56 (2 por ciento) para las mujeres nacidas en 1961 en el Reino Unido, y la tasa de esta forma concreta de la enfermedad se mantiene estable desde principios de la década de 1990.
Ahmed declaró a la agencia de noticias PA que, si el desarrollo y los ensayos de la vacuna tienen éxito, espera empezar a ver sus efectos en los próximos cinco años.
A la pregunta de si el cáncer de ovario podría erradicarse con la nueva vacuna, respondió: «Por supuesto, ése sería el objetivo. Aún queda mucho camino por recorrer, pero es un momento muy emocionante. Soy muy optimista».
Y añadió: «La idea es que, si se administra la vacuna, estos tumores diminutos se reduzcan o desaparezcan. Eso nos daría la señal que la vacuna está funcionando».
La siguiente fase consistiría en incluir a mujeres con mutaciones BRCA y a una población general más amplia de mujeres sanas para comprobar si «la vacuna sería adecuada para todas» en la prevención del cáncer de ovario, explicó Ahmed.
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