El récord de vida para el vertebrado más longevo se batió hace dos años, cuando los biólogos utilizaron la innovadora datación por radiocarbono para determinar la edad de la antigua vida marina en el Ártico. El tiburón de Groenlandia fue quien rompió el récord con 400 años, o para ponerlo en un lenguaje un poco más dramático, cuatro siglos.
Nuestro perdurable amigo del Ártico ha cazado, nadado y dormido sin saberlo a través de cuatro siglos de grandes acontecimientos históricos. El tiburón nació bajo el reinado del rey James I y navegó su adolescencia a través de la investidura del rey George II. Habría llegado a la edad adulta en la época de la Revolución Americana.
El mundo de los vertebrados está lleno de vidas increíbles. El elefante más antiguo jamás descubierto, Lin Wang, falleció a la edad de 86 años. La persona más anciana (según los registros) era la francesa Jeanne Louise Calment, de 122 años de edad, fallecida en 1997.
El tiburón de Groenlandia es un rompedor de récords y no hay duda de ello, pero un «quahog oceánico» islandés (para la mayoría de nosotros conocido como «almeja») que una vez se llegó a estudiar logró vivir durante 507 años. La impresionantemente larga vida de la almeja se interrumpió en 2006 cuando un equipo de investigadores británicos, que desconocía la edad de la criatura, la abrió para examinarla.
La estrategia del tiburón de Groenlandia cuando se trata de longevidad puede ser muy simple: el crecimiento. El animal crece menos de 1 centímetro por año. Pero su edad exacta es a menudo difícil de determinar. El experto en tiburones de la Universidad de Islandia, Steven Campana, explicó: «Los biólogos han intentado determinar la edad y longevidad de los tiburones de Groenlandia durante décadas, pero sin éxito».
Los principios de datación por radiocarbono recientemente desarrollados fueron los que hicieron posible la determinación exacta de la edad de estas criaturas marinas.
Muchos peces pueden ser evaluados por edad contando los anillos de producción de carbonato de calcio dentro de sus oídos. Sí, de una forma similar a como se data un árbol.
Pero los tiburones no tienen esta característica. En cambio, los científicos se fijaron en sus ojos. El periódico The Guardian cubrió su progreso: «La lente del ojo está hecha de proteínas que se acumulan con el tiempo…. al calcular la fecha de estas proteínas, dicen los científicos, es posible lograr una estimación de la edad del tiburón».
Es entonces cuando los científicos recurrieron a la datación por radiocarbono, un método mediante el cual se podían medir los niveles y la velocidad de descomposición del carbono en un material orgánico o cuerpo.
Una anomalía histórica afectó sus hallazgos dramáticamente: las pruebas con bombas atómicas en la década de 1950 aumentaron los niveles de carbono-14 en la atmósfera en una cantidad significativa. Esta oleada de carbono-14 no natural entró en la cadena alimenticia marina del Atlántico Norte a principios de la década de 1960, afectando, entre otras cosas, a la población de tiburones en el océano.
Los científicos descubrieron que los dos tiburones más jóvenes de su estudio deben haber nacido después de la década de 1960: las proteínas de su lente ocular contenían más carbono-14. Y se descubrió que nuestra tiburón hembra de Groenlandia, que ha batido todos los récords, tiene una o dos décadas, más o menos (y perdonaremos el margen de error), una asombrosa edad de cuatro siglos.
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