La Policía Nacional ha desmantelado en Bilbao y Zaragoza una red dedicada tanto a regularizar a ciudadanos chinos de forma ilegal como a explotar sexualmente a mujeres de ese país, una estructura destapada por un compatriota y que estaba liderada por una ciudadana también china que residía en España desde hace 14 años.
En total 63 detenidos -todos de nacionalidad china, salvo dos españoles y un paquistaní- es el saldo de la Operación Goliat-Boga desarrollada en dos fases por efectivos de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) y de las brigadas de esta unidad en Zaragoza y Bilbao, cuyos responsables han dado cuenta de los detalles de la organización desmantelada.
Carlos Río-Miranda Iglesias, el comisario jefe de la UCRIF central ha explicado que las dos ramas de la organización se diferenciaban entre sí pero estaban coordinadas. La de Bilbao -con 50 arrestos- se dedicaba a regular la situación en España de compatriotas mediante contratos de trabajo y empadronamientos falsos.
Entre 8000 y 10,000 euros pagaba cada cliente, lo que habría reportado a la organización un beneficio aproximado de cinco millones de euros.
La denuncia de un testigo chino
Pero el origen de la investigación sobre este entramado se sitúa en Zaragoza, epicentro de la otra rama, la dedicada a la explotación sexual de mujeres chinas que ha culminado con 12 detenidos y cinco víctimas liberadas.
Un testigo protegido del que los responsables de la operación no han querido desvelar detalles para preservar su seguridad, si bien han apuntado que el informador no era cliente de la red de trata, dirigida por una mujer también de nacionalidad china que lleva residiendo en España desde hace 14 años y que cuenta con una detención previa por los mismos motivos.
Los responsables de la UCRIF han explicado que se han practicado ocho registros en viviendas y que se estima que en cada piso -todos en régimen de alquiler- de prostitución podía haber dos o tres mujeres que van cambiando de ubicación, pero siempre en condiciones de semiesclavitud, disponibles para los clientes las 24 horas del día y sin ninguna medida sanitaria ni higiénica.
«Estaban en condiciones muy malas, en camastros con comida y ropa sucia», ha relatado uno de los operativos policiales que ha subrayado que la organización trataba a las mujeres como «mercancía» y «carne».
Las víctimas eran captabas en su país con el engaño como suele ser habitual en estos casos de una vida mejor en Europa. La organización se encargaba del viaje, el visado y del alojamiento ya en España. momento en el que sus explotadores les comunican que tienen una deuda de unos 30,000 euros.
En estos domicilios ya son obligadas a practicar la prostitución e incluso, son forzadas a drogarse puesto que muchas oponen resistencia.
De hecho, en los registros se han incautado cocaína, heroína, hachís y quetamina con un precio en el mercado de unos 11,500 euros, además de 115,000 euros en efectivo.
Al frente de este entramado se situaba una mujer que vive en España de forma regular desde hace 14 años y que ya fue detenida en Barcelona. Aunque ostenta el liderazgo de la red de trata de explotación sexual, los investigadores han constatado que ella también prestaba servicios sexuales en un piso de Zaragoza.
La organización tenía pensado expandirse en algún piso de Madrid, concretamente en el distrito de Usera, donde la Policía arrestó a una persona.
Preguntado por la situación actual de las redes de explotación sexual de origen chino en España, el jefe de la UCRIF ha explicado que las organizaciones asiáticas se mantienen estables y que en casi todas las unidades provinciales hay alguna investigación en marcha que afecta a víctimas de estos países.
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