El gobierno de Francia del primer Ministro Michel Barnier fue destituido después de que los legisladores votaran a favor de una moción de censura el miércoles.
La Asamblea Nacional aprobó la moción de censura con 331 votos, superando la mayoría simple necesaria de 288 votos.
Es la primera vez en seis décadas que un gobierno de la V República cae de esta manera.
La medida dejó a la segunda mayor economía de la eurozona, navegando rumbo a turbulencias políticas y económicas.
El primer ministro francés, Michel Barnier, fue destituido tras forzar polémicamente la aprobación de un plan financiero destinado a controlar el enorme déficit presupuestario del país.
Tras las elecciones anticipadas convocadas por el presidente Emmanuel Macron en junio, ningún partido obtuvo la mayoría de la Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento.
En la actualidad, Francia cuenta con tres grandes bloques: los aliados del presidente, una coalición de izquierda conocida como Nuevo Frente Popular y la derecha de Agrupación Nacional (RN).
En un giro inusual de los acontecimientos, tanto la izquierda como la derecha se unieron en un movimiento político contra los aliados centristas de Macron liderados por Barnier, acusando al primer ministro de no atender las necesidades de los ciudadanos mientras impone medidas de austeridad.
Ahora que el gobierno de Barnier ya ha caído, Macron debe nombrar a un nuevo primer ministro, pero el parlamento, dividido, seguirá teniendo la misma composición, lo que hace muy probable que París se suma en el inmovilismo político, ya que no se pueden celebrar nuevas elecciones legislativas hasta al menos julio de 2025.
Aunque esto no significa que Francia corra el riesgo de un cierre de gobierno al estilo estadounidense, puede agitar los mercados financieros, perjudicando aún más la ya delicada situación económica del país.
Antes de su destitución, Barnier advirtió de «una gran tormenta y turbulencias muy graves en los mercados financieros» si su proyecto de presupuesto era rechazado por el Parlamento francés.
Su proyecto de presupuesto pretendía recortar el déficit, que se prevé que supere el 6% del PIB francés este año, con 60,000 millones de euros (63,000 millones de dólares) en aumentos de impuestos y recortes de gastos, para reducir el déficit al 5% el año que viene.
El nuevo gobierno provisional podría presentar una ley de urgencia para anular los límites de gasto y las disposiciones fiscales de este año, pero eso significaría que las medidas de ahorro de Barnier se quedarían por el camino y no se abordaría el déficit.
La Unión Europea aconseja a los Estados miembros que su déficit fiscal no supere el 3% del PIB.
Macron, que ganó un segundo mandato en 2022, intentó evitar esta crisis convocando unas elecciones parlamentarias anticipadas en junio.
Su mandato se extiende hasta mediados de 2027, y no puede ser destituido por el Parlamento, pero es probable que se enfrente a una seria oposición tanto en su flanco izquierdo como en el derecho, con el RN y el Nuevo Frente Popular pidiendo ya su dimisión.
Macron se comprometió a permanecer en el Elíseo durante todo su mandato.
También podría pedir a Barnier que se quede en funciones, ya que podría llevar algún tiempo nombrar a un nuevo primer ministro.
El anuncio del Gobierno ya está inquietando a los mercados financieros, con una fuerte subida de los costos de los préstamos ante el temor a la inestabilidad y a una continua depreciación del euro frente al dólar.
Con información de Reuters y The Associated Press
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