La policía efectuó 10 detenciones después de que residentes enfurecidos de Staten Island salieran a la calle el martes por la noche y bloquearan físicamente la llegada de un autobús que transportaba a docenas de inmigrantes ilegales a una escuela residencial recientemente convertida en albergue.
«La policía está deteniendo a ciudadanos estadounidenses respetuosos de la ley para proteger a los no ciudadanos infractores», declaró a The Epoch Times Mark Fonte, abogado que ha presentado una demanda en nombre de los residentes de Staten Island para impedir que la ciudad traslade a inmigrantes ilegales al barrio. «El alcalde está utilizando sus poderes de emergencia para colocar a estos inmigrantes no verificados en comunidades residenciales en contra de la voluntad de la gente, y la gente está enfadada».
«Los residentes están tratando de enviar un mensaje a los inmigrantes de que no son bienvenidos aquí», añadió el Sr. Fonte.
Varias docenas de manifestantes fueron grabados en vídeo cortando el tráfico tras interceptar el autobús, que se dirigía a la antigua residencia asistida de ancianos Island Shores. Según la policía, diez personas fueron detenidas, nueve de ellas por alteración del orden público y un hombre de 48 años por presunta agresión a un agente. No hubo heridos.
Según Fonte, los residentes han salido a la calle preocupados por la reciente afluencia de inmigrantes ilegales al municipio, que está cambiando la naturaleza del barrio y, dado que muchos de ellos no han pasado los controles pertinentes, contribuirían aún más a los ya elevados índices de delincuencia.
«Los residentes están frustrados porque se les ignora totalmente. No hay ninguna participación de la comunidad en la toma de decisiones, ni consulta con los líderes de la comunidad», dijo Fonte. «Con el alcalde es a mi manera o la autopista».
El alcalde de Nueva York, Adams, respondió al incidente el miércoles por la mañana en una entrevista con NY1, calificando el acto de protesta de «fea exhibición.»
«Tenemos 8,3 millones de neoyorquinos», dijo Adams. «No podemos permitir que la minoría numérica que está mostrando una fea exhibición de cómo afrontamos la crisis sea utilizada como ejemplo de lo que hacen los neoyorquinos».
Adams prosiguió: «Por supuesto que los neoyorquinos están frustrados. Los neoyorquinos están realmente preocupados e incluso los inmigrantes están realmente preocupados. Ambos afirmamos que esta crisis debe abordarse de manera que el gobierno nacional desempeñe el papel que le corresponde. No debería dejarse sobre las espaldas de los residentes de Nueva York».
Sin embargo, el alcalde añadió que ninguna protesta detendrá la afluencia de inmigrantes ilegales a los barrios residenciales.
«No vamos a permitir que nos intimiden para que no cumplamos con nuestras responsabilidades», dijo el alcalde.
Staten Island se enfrenta a las consecuencias de la creciente afluencia de inmigrantes ilegales a la ciudad de Nueva York, la única localidad del estado considerada «ciudad santuario». Dónde ubicar la afluencia de nuevos inmigrantes ilegales se ha convertido en un tema de controversia y tensiones entre partidos.
La ciudad lleva mucho tiempo reclamando la obligación legal de proporcionar vivienda a todos los residentes en virtud de la llamada ley del «derecho al alojamiento», que se estableció por primera vez en 1981. La norma surgió después de que los defensores de las personas sin hogar reclamaran en un juicio el derecho al alojamiento. La ciudad dio la razón a los defensores de los sin techo y firmó un «decreto de consentimiento» por el que se comprometía a proporcionar alojamiento a toda persona que sufriera «disfunciones físicas, mentales o sociales».
Las autoridades municipales afirman que la afluencia de unos 100.000 inmigrantes ilegales ha puesto a prueba los recursos y servicios de la ciudad. Adams ha insistido en que la ciudad de Nueva York no puede mantener el número de nuevos inmigrantes ilegales, ni siquiera utilizando los barrios periféricos, y ha pedido al resto del estado que ayude a aliviar la carga. Los funcionarios de Staten Island afirman que se trata de una crisis creada por el propio alcalde al considerar Nueva York una «ciudad santuario».
Fonte dijo que ha mantenido conversaciones con los funcionarios electos sobre un posible movimiento de secesión. Sin embargo, la batalla por la independencia de Staten Island se enfrenta a una cuesta arriba. Cualquier posibilidad de secesión depende de la aprobación tanto del Consejo Municipal de Nueva York como de la Legislatura estatal. A pesar de las largas probabilidades, un coro cada vez mayor de funcionarios locales está decidido a seguir luchando por el derecho de autodeterminación del municipio.
Fonte afirma que, sin una solución sobre la mesa, teme que la creciente frustración por la negativa de la ciudad a tener en cuenta las necesidades y deseos de los residentes de Staten Island alcance pronto su punto de ebullición.
«Temo que la situación se agrave y se ponga cada día más fea», afirma Fonte. «Staten Island no es como otros distritos. Los habitantes de Staten Island se mantienen firmes y luchan por sus comunidades y sus familias».
«Si el alcalde no presenta otro plan esto solo va a empeorar. Tienen que cerrar la maldita frontera».
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