Tres exmujeres con disforia de género a las que se les extirparon los senos sanos compartieron recientemente sus historias de arrepentimiento en las escaleras del edificio del Capitolio de California, en Sacramento, en su lucha por prohibir las cirugías de transición de género y el uso de bloqueadores de la pubertad y hormonas del sexo cruzado en los niños.
Las detransicionadas —Chloe Cole, de California, Laura Becker, de Wisconsin, y Camille Kiefel, de Oregón— que en su día se identificaron como hombres trans, pero que desde entonces han vuelto a abrazar su feminidad natural, hablaron del sufrimiento experimentado en manos de los médicos que se dedican ala «afirmación de género», advirtiendo a los demás en contra las intervenciones de género.
Cole, a quien se recetó testosterona y le extirparon los pechos quirúrgicamente a los 15 años, dijo a un grupo de simpatizantes de la manifestación Detrans Awareness del 14 de marzo que «el panorama ha cambiado», permitiendo a los detransicionados a defenderse por sí mismos y ser escuchados en todo el país.
«A los 16 años, un año después de mi operación, yo no sabía cómo llamarme. No sabía que existía la palabra ‘detransitioner’ y, sin embargo, sabía que yo lo era», dijo Cole. «Esta comunidad me levanta mientras la industria del género me patea».
El mes pasado, la Sra. Cole fue a Tennessee para defender una propuesta de «declaración de derechos de detransición», y a Arizona, para apoyar una legislación similar que obliga a las aseguradoras sanitarias a pagar o proporcionar tratamientos de detransición.
«Por fin nos han dado el micrófono para ayudar a las personas a salir de sus errores, para ayudar a otras personas a no caer en los mismos traumas y dificultades que nosotros hemos soportado», afirmó la joven.
Arizona está estudiando el proyecto de ley 1511 del Senado, cuya autora es la senadora estatal Janae Shamp. Esta ley exigiría a las aseguradoras médicas que cubren los procedimientos de transición de género que también cubran los tratamientos de detransición.
«Estos proyectos de ley son una oportunidad para la unificación. Los estados azules y rojos están empezando a unirse para ayudarnos a todos», dijo Cole.
A pesar de los avances logrados, los partidarios de la detransición siguen enfrentándose a grandes retos, afirmó la joven.
El proceso de detransición sigue siendo «un misterio», en lo que respecta a cómo apartar a los pacientes de las hormonas del sexo opuesto, revertir las cirugías de género y tratar «el complejo trauma mental» al que se enfrentan los detransicionados, dijo Cole.
Los tratamientos que existen son «en gran medida experimentales y exploratorios», y los mismos médicos que prescriben los llamados fármacos y cirugías de «afirmación del género» pueden ignorar los problemas de salud posteriores a la transición que experimentan los detransicionados, desestimándolos como parte del «viaje de género», agregó Cole.
«Ellos no son sensibles a cómo ese lenguaje incendiario puede afectar a personas como yo. Su ideología les nubla el juicio», dijo Cole. «Necesitamos ayuda, de verdad. No tenemos códigos de seguros, lo que significa que ni siquiera se reconoce médicamente la diferencia entre transición y detransición».
Esta «falta de atención» hace que el proceso de detransición, o «vuelta a la realidad», como ella lo llama, sea increíblemente difícil y perpetúa la «falsa promesa de poder cambiar de sexo».
Sin embargo, la Sra. Cole dijo que tiene la esperanza de que una iniciativa electoral, llamada Protect Kids California, que podría «poner el último clavo en el ataúd de la industria del género.»
Iniciativa electoral
La iniciativa fue lanzada por una coalición de grupos de derechos de los padres, que tiene como objetivo reunir suficientes firmas para eludir la legislatura estatal y dejar que los votantes decidan por sí mismos a través de un referéndum en la papeleta electoral del 5 de noviembre.
Si la medida se vota con éxito en noviembre, se prohibirán los bloqueadores de la pubertad, las hormonas transgénero y las cirugías de transición de género en menores. También obligaría a las escuelas a notificar a los padres los problemas de salud mental de sus hijos, incluidos los problemas de identidad de género, y prohibiría a los niños que se identifican como niñas competir en deportes femeninos y utilizar los vestuarios femeninos en las escuelas.
En el mitin, el asambleísta Bill Essayli (R-Corona), que ha apoyado la iniciativa electoral y ha propuesto una legislación para exponerla, dijo a sus partidarios que «de una manera u otra, vamos a tener esta conversación» en la legislatura estatal o «en las calles recogiendo firmas».
La legislación, el proyecto de ley 3146 de la Asamblea, prohibiría a los proveedores de atención sanitaria proporcionar «recetas o procedimientos de reasignación de sexo» a pacientes menores de 18 años.
«Nosotros estamos esterilizando a nuestros hijos. No sé a quién le parece bien, pero a mí no», dijo el asambleista. «Si no estamos de acuerdo en proteger a los niños, como gobierno, no sé en qué estaremos de acuerdo».
La abogada Erin Friday, colíder de Our Duty —grupo internacional que rechaza la ideología de género y se opone a las intervenciones médicas en menores— y miembro de la junta ejecutiva de Protect Kids California, también redactó dos posibles proyectos de ley. Uno exigiría a las compañías de seguros que cubran los tratamientos y la cirugía de detransición, y el otro amplía el plazo de prescripción para que los detransicionados puedan exigir responsabilidades a los médicos y proveedores médicos por mala praxis, explicó.
Hasta ahora los legisladores no se han pronunciado.
Sin embargo, hay indicios de que los detransicionados están ganando influencia, según la Sra. Friday. Por ejemplo, agregó, el grupo de chat Detrans en Reddit tiene ahora más de 50,000 miembros, aunque los activistas trans siguen desestimando a los detransicionados o incluso negando su existencia.
«Díganles a estos jóvenes de que ellos no existen después de escucharlos. Díganles que no merecen recibir tratamientos médicos. Díganles que no merecen que los médicos rindan cuentas por lo que les hicieron», dijo la Sra. Friday. «Atrévanse».
Los que se expresan en la ideología de género afirman que el género es fluido, pero niegan que la fluidez de género se aplique a las personas detransicionadas, agregó.
«Si es fluido, entonces reconocen que alguien puede pasar de creer que es de un sexo a creer que vuelve a ser de su sexo natal», dijo la Sra. Friday.
Pero cuando una persona decide que su «viaje de género» terminó y quiere volver a su sexo natural, las compañías de seguros médicos no se lo pagan.
Hay «innumerables casos» de personas que se han destransicionado y afirman que son incapaces de encontrar un médico o un proveedor médico que les ayude, dijo la Sra. Friday.
«Los médicos ni siquiera saben qué hacer con estas personas. Así de incipiente y experimental es la medicina de género», afirmó a continuación. «Simplemente se les deja de lado como un experimento que ha salido mal».
Citando el caso de Richard Anumene, un detransicionado de San Francisco que demandó a un grupo médico de Kaiser Permanente por extirparle el pene y someterse a una operación de vaginoplastia, la Sra. Friday explicó que él ahora sufre constantemente infecciones urinarias e incontinencia, pero los profesionales médicos no saben cómo tratarle.
«El es llevado desde las atenciones a los ER, hasta las clínicas de género. Ni siquiera saben cómo controlar sus fluidos corporales (…) y, en algún momento, los antibióticos dejarán de hacerle efecto», afirmó ella.
Harmeet Dhillon, abogada defensora de los derechos civiles y fundadora-CEO del Center for American Liberty (Centro para la Libertad Estadounidense), también presentó demandas separadas en nombre de sus clientes Chloe Cole, Layla Jane y Luka Hein contra Kaiser Permanente por haberles practicado supuestamente mastectomías dobles sin el debido consentimiento informado cuando eran menores de edad.
En una entrevista concedida a The Epoch Times antes de la manifestación, ella declaró que su organización llama la atención sobre estos casos para proteger a los niños —sobre todo a las niñas— de ser «mutiladas» por los médicos estadounidenses.
«Este es el conjunto de casos más importante que he llevado en mi carrera desde la perspectiva de los derechos humanos y, si tiene éxito, puede salvar miles de vidas», dijo la Sra. Dhillon. «He llevado algunos casos importantes, pero ninguno que implicara experimentación humana en niños vulnerables, y eso es lo que está ocurriendo aquí».
Las cirugías de transición de género en niños están prohibidas en la mitad de Estados Unidos, pero la abogada Dhillon dijo que quiere que se prohíban en los 50 estados. También espera que los estados amplíen sus plazos de prescripción, que por lo general no superan los tres años, a cinco o diez años, para que más médicos y proveedores de servicios sanitarios puedan rendir cuentas ante los tribunales.
La mayoría de las personas que se han sometido a una operación de transición de sexo y se arrepienten quieren demandar, pero no pueden hacerlo porque ya ha prescrito, explica.
Cuando se dan cuenta de que sus complicaciones nunca se resolverán o de que nunca podrán tener hijos, tener un orgasmo o llevar una vida normal, «ya es demasiado tarde», afirma la Sra. Dhillon.
California tiene un estatuto de limitaciones de tres años a partir de la fecha de la cirugía, lo que significa que incluso si el paciente era un niño cuando se realizó el procedimiento, en muchos casos ese tiempo ha pasado antes de que un detransicionado haya llegado a la edad adulta y tenga derecho legal a demandar.
«Puede que ni siquiera tengan edad para demandar cuando se dan cuenta del horrible error», afirma la abogada Dhillon.
Los médicos están utilizando formularios de consentimiento de los padres como defensa, pero ella argumenta que no fue un consentimiento informado, porque los médicos supuestamente «mintieron a los pacientes y a los padres» sobre la eficacia y los efectos secundarios de estos procedimientos.
«En primer lugar, ellos venden la mentira de que se puede cambiar de sexo», afirma la abogada Dhillon. «Eso es mentira. No se puede».
Los médicos que dijeron a los pacientes menores de edad que las cirugías de transición de género pueden salvar sus vidas están dando la espalda a los que sienten que han cometido un error y quieren una detransición.
«Ellos en realidad, les dan luz a gas», dijo la Sra. Dhillon. «Cuando cada uno de nuestros clientes ha ido a un médico y le ha dicho: ‘Hey, usted sabe, esto no está funcionando como usted dijo ¿Qué puedo hacer?, ellos dicen, ‘No te preocupes, el arrepentimiento forma parte de tu transición de género'».
Los programas sanitarios públicos, como Medicaid, Medicare y las compañías de seguros privados, deberían cubrir la detransición en la misma medida en que cubren la transición, afirmó.
Si las aseguradoras sanitarias —privadas y públicas— se ven obligadas a sufragar los costos de la detransición, «de repente veremos —sólo por motivos económicos— un mayor nivel de escrutinio», dijo la abogada Dhillon. «Si desaparece el ánimo de lucro, estos médicos macabros —estos carniceros con título de médico— buscarán otra forma de ganar dinero».
Ella elogió a los detransicionados por su valentía al hablar de sus experiencias.
«Ellos están compartiendo sus historias para asegurarse de que no les ocurra a otros, lo cual es increíblemente valiente», dijo la Sra. Dhillon.
Laura Becker, de Wisconsin, que se inyectó testosterona y se extirpó los pechos sanos a los 20 años en 2017, dijo que hace cinco años apenas había recursos para las personas que se arrepentían de ser transicionadas, aparte de un par de grupos de Facebook.
«Las detransicionadas estábamos solas, rechazadas por los médicos y excluidas de nuestras excomunidades», explicó la Sra. Becker. «Pero gracias a la primera oleada de sobrevivientes que hablaron, hemos visto un progreso monumental en la comprensión del daño de la medicina de género, y cuántas víctimas hay realmente».
El año pasado, una serie de demandas obligaron a los estadounidenses «a despertar y admitir que el daño resultante de la transición es un problema devastador», dijo la Sra. Becker.
Desde entonces, se han planteado cuestiones sobre la ética médica de la «afirmación del género», «o como yo quiero llamarlo, la modificación electiva del género».
«Lo que hemos vivido no es asistencia sanitaria, sino una carnicería en nombre de la terapia de los progresistas», afirmó la Sra. Becker. «No es compasión afirmar una ilusión. Es una modificación experimental del cuerpo».
Abel García, un californiano que se trasladó a Texas, pasó de ser una persona trans femenina con implantes mamarios a su género masculino natural. Él contó a los asistentes de la manifestación que durante dos años le negaron la cobertura médica para quitarse los implantes.
«Yo intenté conseguir ayuda para la detransición, y mi terapeuta me la negó diciendo que acababa de operarme y apenas me estaba recuperando», explicó el joven. «Tuve que luchar contra mi compañía de seguros, mis terapeutas y mucha gente dentro del estado para que finalmente me aprobaran».
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.