Pese a una fuerte campaña en contra, la dictadura de Venezuela logró este jueves un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, una victoria para el régimen socialista y una elección que para observadores como Human Rights Watch (HRW) traiciona los principios del órgano con sede en Ginebra.
La candidatura venezolana se impuso en las elecciones celebradas en la Asamblea General de Naciones Unidas a la de Costa Rica, lanzada a última hora con el objetivo explícito de tratar de impedir que el régimen de Nicolás Maduro se hiciese con un escaño.
Fue una votación apretada, en la que la dictadura obtuvo el apoyo de 105 de los 193 países de la ONU y Costa Rica el de 96.
Cuando el presidente de la Asamblea General anunció el resultado, parte del hemiciclo estalló en una ovación, algo que no se dio al conocerse el resto de elegidos durante la jornada.
En unos comicios a los que muchos candidatos llegaban sin oposición dentro de sus grupos regionales, la carrera latinoamericana era la más esperada, sobre todo después de que Estados Unidos y varios países de la región llamaran públicamente a votar contra el régimen de Venezuela.
Brasil, que buscaba la reelección, se hizo con la otra plaza reservada al grupo de Latinoamérica y el Caribe al conseguir 153 votos a favor.
El embajador de Maduro ante la ONU, Samuel Moncada, celebró inmediatamente la victoria a través de Twitter, asegurando que se trata de un día «histórico» para el país.
«Ha triunfado el derecho internacional y el intento de imponer un enclave colonial en Venezuela ha fracasado. La ONU ha demostrado que pertenece a toda la humanidad y no a un pequeño grupo que quiere usarla para imponer su supremacía», destacó Moncada.
En las últimas horas, Gobiernos como los de Brasil o Chile habían llamado públicamente a frenar la candidatura venezolana, que también tuvo ante sí una fuerte campaña en contra por parte de Estados Unidos.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Kelly Craft, calificó la elección del «antiguo régimen de Maduro» -EE.UU. reconoce como presidente a Juan Guaidó- como una «vergüenza para Naciones Unidas y una tragedia para los venezolanos».
EE.UU., que bajo el Gobierno de Donald Trump decidió retirarse del Consejo de DD.HH. por sus críticas a Israel y la presencia de países como China o Cuba, consideró que la entrada de Venezuela es una muestra más de que este órgano «esta roto».
«Que a uno de los peores violadores de los derechos humanos del mundo se le dé un asiento en un órgano que se supone que defiende los derechos humanos es completamente espantoso», dijo Craft en un comunicado.
Las críticas a la candidatura venezolana no han llegado únicamente desde Gobiernos críticos con el chavismo, sino también desde organizaciones no gubernamentales que se especializan en los derechos humanos y que este jueves lamentaron el resultado.
«¿Qué dice sobre el mundo en el que vivimos que una mayoría de países hoy en la ONU hayan votado para el Consejo de Derechos Humanos en favor del abusivo gobierno de Venezuela cuando tenían otra opción?», se preguntó el responsable de HRW Philippe Bolopion.
Para Bolopion, la elección de Venezuela supone un «insulto a las víctimas de abusos en todo el mundo» y una traición de los «ideales del Consejo de Derechos Humanos».
Además de HRW, otras organizaciones como el Servicio Internacional para los Derechos Humanos (ISHR, en inglés) se oponían a la candidatura del régimen venezolano, que consideraban la peor de todas.
Además de los dos países latinoamericanos, la Asamblea General eligió este jueves como miembros del Consejo de DD.HH. a Libia, Mauritania, Sudán, Namibia, Indonesia, Japón, Islas Marshall, Corea del Sur, Armenia, Polonia, Alemania y Países Bajos.
El Consejo de Derechos Humanos se creó en 2006 para sustituir a la Comisión de Derechos Humanos, suprimida tras 60 años de trabajos por la crisis de legitimidad en la que había caído por decisiones vistas como parciales, politizadas y desequilibradas.
El órgano está formado por 47 países que cumplen mandatos de tres años y cuyos asientos se reparten en grupos regionales.
El pasado agosto, Venezuela se convirtió en el primer país latinoamericano en ser investigado por el propio Consejo de Derechos Humanos, que aprobó la creación de una comisión para estudiar los abusos de su dictadura.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, detalló en un informe presentado este año muchas de esas acusaciones y documentó al menos 6000 muertes en operaciones de seguridad desde 2018.
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