Diez recién nacidos dieron positivo en la prueba del virus del PCCh, comúnmente conocido como el nuevo coronavirus, después de haber estado en contacto con personal médico infectado en la unidad de maternidad de Rumania.
Nueve de los bebés fueron llevados a casa desde el hospital de la ciudad de Timisoara, al oeste de Rumania, para mantenerse aislados con sus padres, dijo el 6 de abril el Ministro de Salud de Rumania, Nelu Tataru, al señalar los «fallos en las actividades tanto de los funcionarios de maternidad como de la dirección local de salud pública (DSP)».
El país ha reportado un total de 5202 casos de COVID-19 y 257 muertes, de acuerdo con un mapa de rastreo de la Universidad Johns Hopkins, que coteja los datos oficiales del gobierno. El estado de la Unión Europea, que tiene una población de alrededor de 100.000 habitantes, declaró el estado de emergencia el 16 de marzo.
Tataru dijo que el jefe local del DSP fue despedido y que implementará medidas severas si es necesario.
«Las madres dieron negativo, pero los bebés dieron positivo, así que tenemos que considerar el contacto con el personal médico», dijo Tataru al canal de televisión Antena 3 el lunes.
Dijo que ninguno de los bebés ha mostrado síntomas consistentes con el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
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Una de las madres de un recién nacido infectado dijo que se sentía como si estuviera «viviendo una película de terror» al describir la falta de equipo de protección personal en la instalación.
«El personal no llevaba máscaras», dijo al sitio web local pressalert.ro. Dijo que algunas de las madres se habían enterado por canales no oficiales de que se había confirmado un caso de COVID-19 en el hospital.
«El jueves el hospital se desinfectó con nosotros dentro», dijo.
Se informó que pusieron en cuarentena la unidad de maternidad el 31 de marzo, pero la DSP local ordenó que se reabriera al día siguiente, insistiendo en que «no había riesgo de infección para los pacientes o los médicos», informó AFP.
Se informó que un total de 13 miembros del personal de la instalación ya habían dado positivo en las pruebas del COVID-19.
En virtud de las medidas impuestas en Rumania por el Presidente Klaus Iohannis para restringir los desplazamientos, las personas solo pueden salir de sus casas para ir al trabajo, con una nota firmada por sus empleadores, y para comprar alimentos. Se exige a los ancianos que permanezcan encerrados en todo momento y el ejército se desplegó para complementar al personal de la policía.
Tataru ha culpado la propagación del virus a la mala gestión de las personas y a que la gente no respeta las reglas de auto-aislamiento. Aproximadamente 700 de los infectados en el país son trabajadores de la salud.
Reuters contribuyó con este informe.
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