Wells Fargo anunció este lunes la dimisión de su presidenta, Elizabeth Duke, una salida que se produce en medio de críticas por la gestión de la entidad y apenas unos días antes de que tuviese que comparecer ante el Congreso estadounidense.
Duke, que ocupaba el cargo desde enero de 2018, será sustituida por Charles Noski, un exejecutivo del Bank of America que entró en la Junta a mediados de 2019.
Junto a Duke, también dimitió James Quigley, otro miembro de la Junta que debía comparecer junto a ella este miércoles ante la comisión de Servicios Financieros del Congreso, que está investigando a la compañía tras el escándalo por sus cuentas fraudulentas.
En febrero, Wells Fargo acordó pagar 3.000 millones de dólares y admitir irregularidades para resolver las investigaciones penales y civiles por este caso, en el que se descubrió que durante años sus empleados habían creado millones de cuentas falsas sin autorización de los clientes para cumplir con las cuotas de ventas.
La semana pasada, un informe del Congreso fue muy crítico con la gestión de la entidad y Maxine Waters, la legisladora demócrata que preside la comisión de Servicios Financieros, había pedido la dimisión de Duke y Quigley.
Según varios medios estadounidenses, se preveía que en la comparecencia de esta semana congresistas de los dos partidos siguiesen aumentando la presión sobre los directivos.
«Desde que conocimos los daños atroces que sufrieron los clientes de Wells Fargo, hemos estado decididos a hacer lo correcto y fortalecer la cultura y los controles en el banco. Hemos hecho de esas nuestras principales prioridades», señalaron Duke y Quigley en un comunicado.
Según defendieron, su salida facilitará la capacidad de la entidad, el cuarto banco de Estados Unidos por activos, para «pasar página» y «evitar una distracción que podría frenar el progreso del banco».
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