El director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, llegó este viernes a Irán para discutir con las autoridades iraníes el aumento de sus reservas de uranio enriquecido hasta niveles cercanos al necesario para fabricar bombas atómicas.
Grossi aterrizó en Teherán a primera hora de la tarde, donde fue recibido por el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, Mohamad Eslami, y mañana sábado mantendrá reuniones con altos cargos iraníes acerca de las actividades nucleares del país persa.
Su viaje a la capital iraní se produce en medio de las discusiones entre el organismo de la ONU y el país persa acerca del aumento de un 40.5 % de sus reservas de uranio enriquecido con una pureza de hasta un 60 %, hasta los 87.5 kilos.
Además, el OIEA confirmó en un informe la semana pasada que una muestra tomada en enero en la instalación subterránea de Fordo (sur de Teherán) arrojó partículas de uranio enriquecido al 83.7 %, lo que Irán ha atribuido a una «fluctuación no intencionada”.
Para poder fabricar armas nucleares se necesita uranio enriquecido con una pureza de entre el 80 y 90 por ciento.
Teherán alega que enriquece su uranio para aplicaciones médicas.
Irán negocia desde hace meses con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con Estados Unidos la restauración del pacto de 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones y que abandonó en 2018 el entonces presidente estadounidense, el republicano Donald Trump.
Desde entonces, ha enriquecido 3673.7 kilos de uranio con diferentes purezas (2%, 5%, 20% y 60%), por encima de los 300 kilos permitidos que permitía el pacto nuclear a una pureza máxima del 3.67 %.
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