Cuando las vacunas contra COVID-19 fueron autorizadas por primera vez a fines de 2020 no se informó al público de que la eficacia que se pregonada podría disminuir, dijo el 3 de marzo una alta funcionaria de salud de Estados Unidos.
La Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), recordó haber visto la cobertura de los resultados de los ensayos clínicos que indicaban que la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech tenía una eficacia del 95 por ciento.
«Muchos de nosotros queríamos ser útiles. Muchos de nosotros queríamos decir: ‘Bien, este es nuestro boleto de salida, bien, ahora hemos terminado’. Así que creo que quizás tomamos muy poca precaución y demasiado optimismo por algunas cosas buenas que se nos presentaban. Realmente lo creo. Creo que todos nosotros queríamos que esto terminara», dijo Walensky.
«Nadie habló de que ‘disminuiría’; ‘Oh, esta vacuna va a funcionar, oh, bueno, pero tal vez perderá su efecto’. Nadie dijo: ‘Bueno, ¿y qué pasa si la siguiente variante, si no es tan [efectiva] contra la siguiente variante?», añadió Walensky.
Walensky habló en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis. Ella fue designada para dirigir los CDC el 8 de diciembre de 2020 por el entonces presidente electo Joe Biden. Tres días después de asumir al cargo los reguladores estadounidenses autorizaron la vacuna de Pfizer y ese mismo mes autorizaron la vacuna de Moderna.
Ambas vacunas y la única otra vacuna contra COVID-19 disponible en Estados Unidos, fabricada por Johnson & Johnson, se promocionaron inicialmente como muy eficaces para prevenir la infección por el virus que causa COVID-19. Sobre la vacuna de Pfizer se informó que tenía una eficacia del 95 por ciento en la prevención de la infección.
«La vacunación es una herramienta fundamental para poner fin a esta pandemia sin precedentes», dijo el Dr. Robert Redfield, predecesor de Walensky, en una declaración antes de dejar el cargo.
«Sabemos con certeza que la vacuna es altamente eficaz en la prevención de la enfermedad clínica», dijo a la CNBC el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, en la misma época.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), aunque fue la agencia que autorizó las inyecciones, luego reconoció que no podía determinar durante cuánto tiempo las vacunas proporcionarían protección.
La eficacia de la vacuna ha disminuido con el tiempo y ofrece poca protección contra la infección, según los datos publicados después de que la variante ómicron del virus se convirtiera en la cepa dominante en el país a fines de 2021.
«Casi todo el mundo» tendrá COVID-19 debido a la variante ómicron, según Fauci.
Aun así, Fauci, Walensky y otros funcionarios estadounidenses siguen recomendando que prácticamente todos los estadounidenses de cinco años o más tienen que vacunarse y recibir una dosis de refuerzo, asegurando que la protección contra la enfermedad grave, que también está disminuyendo, es razón suficiente.
El jueves, Walensky también dijo que no estaba segura de si será necesario una segunda dosis de refuerzo de las vacunas y sostuvo que algunas personas han sacado conclusiones erróneas sobre la orientación de la salud pública durante la pandemia.
«Yo he dicho con frecuencia: ‘Nosotros vamos a liderar con la ciencia, la ciencia va a ser la base de todo lo que hagamos’. Eso es totalmente cierto», dijo Walensky. «Creo que el público ha oído que la ciencia es infalible, que la ciencia es blanca y negra, que la ciencia es inmediata y que obtenemos la respuesta y luego tomamos la decisión basándonos en ella. Pero la verdad es que la ciencia es gris y la ciencia no siempre es inmediata y a veces se necesitan meses y años para encontrar la respuesta. Pero hay que tomar decisiones en una pandemia antes de tener esa respuesta».
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