Las manifestaciones de Black Lives Matter en la ciudad de Wisconsin estuvieron pacíficas luego de tres jornadas de revueltas y el número de integrantes que se reunió durante la noche se redujo a unas 100 personas.
El grupo desafió el toque de queda, impuesto por los funcionarios de Kenosha para tratar de mantener la paz, y se reunió alrededor de un parque cerca de un juzgado que fue incendiado por los alborotadores el domingo por la noche.
Los agentes de seguridad se desplazaron a la zona en vehículos y procedieron a la detención de algunos alborotadores que fueron rápidamente rodeados y apartados.
Las investigaciones sobre los incendios provocados y otros delitos cometidos a principios de la semana están en curso, dijeron las autoridades en una reunión informativa el jueves.
El grupo principal de manifestantes que quedó con unos pocos carteles de «Black Lives Matter» y «Sin justicia, no hay paz», disminuyó gradualmente a varias docenas de personas amontonadas en el parque a medida que avanzaba la noche.
A primera hora del jueves, el Departamento de Policía de Kenosha anunció que había incautado cascos, máscaras de gas, chalecos protectores, fuegos artificiales ilegales, sustancias sospechosas y una minivan con matrícula de otro estado. El vehículo se movía en conjunto con otros dos vehículos con placas de otro estado.
Esta semana el gobierno de Donald Trump envió a Kenosha oficiales y agentes de seguridad, y las tropas de la Guardia Nacional de Michigan, Arizona y Alabama se fueron sumando a la fuerza de la Guardia Nacional de Wisconsin que ya se encontraba en el terreno, dijo el gobernador de Wisconsin, Tony Evers.
Las cosas se calmaron el miércoles, con pocos reportes de violencia. Los manifestantes marcharon por las zonas residenciales, intentando despertar a las familias en sus casas.
«Desde el miércoles, toda la atmósfera de Kenosha cambió dramáticamente en relación a la gente que vive aquí y creo que las protestas de anoche fueron pequeñas. Hubo unos cientos de personas que caminaron pacíficamente por Kenosha e hicieron exactamente lo que querían hacer en cuanto a la protesta para que la gente conociera sus preocupaciones, pero lo hicieron sin violencia», dijo el sheriff del condado de Kenosha, David Beth, a los periodistas en la sesión informativa.
A diferencia de las noches anteriores, «no vimos llegar oleadas de coches» desde fuera del condado, añadió.
«Puedo decir desde el punto de vista policial que la situación es mucho más tranquila», dijo el jefe de la policía de Kenosha, Daniel Miskinis.
El caos que comenzó el domingo culminó con los disparos del martes por la noche. Un adolescente de 17 años, de Illinois, fue arrestado y acusado de homicidio e intento de homicidio después de haber matado a dos personas y herido a otra. Él está siendo representado por un prominente bufete de abogados, entre cuyos clientes se encuentra el abogado personal del presidente Donald Trump, Rudolph Giuliani.
La situación se desató por el tiroteo de Jacob Blake, de 29 años, luego que una mujer llamara a la policía porque el hombre estaba en su casa cuando no debería.
Los oficiales de policía trataron de arrestar a Blake desplegando un arma aturdidora, pero él escapó y caminó alrededor de su vehículo, abriendo la puerta del lado del conductor e inclinándose hacia adelante, dijeron los investigadores del Departamento de Justicia de Wisconsin.
«Mientras se aferraba a la camisa del Sr. Blake, el oficial Rusten Sheskey disparó su arma de servicio siete veces», según la última actualización del departamento.
Blake fue llevado al hospital y fue sometido a múltiples cirugías.
Él admitió a los investigadores que tenía un cuchillo en su poder.
Los fiscales están esperando un informe del departamento antes de decidir si presentar cargos contra Sheskey, que fue puesto de licencia con los otros policías involucrados.
El teniente gobernador Mandela Barnes, un demócrata, declaró a los periodistas en una reunión informativa el jueves que la investigación está en curso, «pero no necesitamos una investigación para saber que la plaga de tiroteos cae en un largo y doloroso patrón de violencia».
«Además este es un patrón de violencia que ocurre contra las vidas de los negros con demasiada frecuencia en todo el país», dijo Barnes.
El gobernador Tony Evers, demócrata, declaró que le preocupan los informes de que Blake esté esposado en su cama de hospital.
«Ha pagado un precio muy alto por haber recibido siete u ocho disparos en la espalda. Así que no puedo imaginarme por qué está sucediendo eso», dijo Evers.
Blake fue acusado el mes pasado de asalto sexual, allanamiento de morada y alteración del orden público, según una denuncia penal obtenida por The Epoch Times.
Varias asociaciones de la policía de Wisconsin escribieron una carta al gobernador esta semana, describiendo los comentarios que hizo después del tiroteo como «prematuros, sentenciosos, inflamatorios».
«Un patrón continuo de declaraciones y comunicados de prensa basados en opiniones y afirmaciones sin fundamento pone en peligro la vida de las personas. Estas no son protestas pacíficas. Ya ha habido dos muertos y muchos heridos. Los continuos comentarios como los que ya ha hecho cada uno de ustedes también ha puesto en peligro las vidas de los oficiales de seguridad, los guardias nacionales y el público», escribieron.
Por su parte Evers insistió en que solo estaba «estableciendo hechos».
«Tenemos un hombre afroamericano al que le dispararon siete u ocho veces en la espalda, así mientras él trataba de entrar en su coche y eso es lo que dije», dijo el gobernador.
El sindicato American Civil Liberties Union pidió el jueves la renuncia de Beth, Miskinis y el alcalde de Kenosha, John Antaramian, argumentando que habían manejado mal la respuesta al tiroteo de Blake.
Incluye informes de Reuters.
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