Los escándalos nos atraen y nos tientan. Hoy en día los eventos escandalosos son debatidos frenéticamente, mientras que los antiguos chinos usaban tales incidentes como temas de arte, a menudo para enseñar lecciones morales. Estos incidentes se tornan atemporales a través del arte y ofrecen así una comprensión sobre el pensamiento y los valores de la antigua China que continúan siendo relevantes para la sociedad moderna.
Durante la Dinastía Ming (1368-1644), los artistas frecuentemente pintaban a las mujeres de forma parecida. Entre estos artistas, Tang Yin (1470–1524) y Qiu Ying (1494–1552), que eran dos de los Cuatro Grandes Maestros Ming, presentaban damas de la corte y cortesanas en su trabajo y se inspiraban en los escándalos del pasado para escoger sus temáticas.
Con simbolismo y alegorías que iban más allá de la mera representación de la belleza exterior de las damas, Tang Yin y Qiu Ying brindaban a los antiguos chinos de oportunidades para reflexionar sobre sus propias conductas y sus pinturas servían como recordatorios para mantener la integridad.
Un encuentro con la humildad
La obra “Tao Gu regala un poema” de Tang Yin, representa un encuentro aparentemente inocente entre Tao Gu y una cortesana, en los tiempos en que la Dinastía Song (960-1279) se estaba estableciendo como un poder central, y las Cinco Dinastías y Diez Reinos (908-979) se estaban desintegrando.
Tao Gu (903–970) era un funcionario de la corte Song y servía como diplomático para el Imperio Tang del Sur (937–975), que era uno de los Diez Reinos. Dado que venía de la corte Song, Tao Gu siempre portaba un aire de arrogancia cuando se enfrentaba con el soberano Tang del Sur, Li Houzhu.
Indignado por la insolencia de Tao Gu, Li Houzhu ideó un plan para exponer el comportamiento imprudente de Tao Gu. El soberano envió a una famosa cortesana, Qin Ruolan, para seducir a Tao Gu mientras viajaba al Imperio Tang del Sur.
Las cortesanas como Qin Ruolan esencialmente eran entretenedoras no casadas. Como anfitrionas profesionales, estaban altamente educadas en áreas como música, danza y caligrafía, y uno de sus roles principales era usar sus talentos para aliviar tensiones entre eruditos y funcionarios en ambientes de negocios.
En la pintura, tanto Tao Gu como Qin Ruolan son retratados en el medio de un encuentro en un jardín. No obstante, como nos cuenta la historia del evento, Tao Gu no es consciente de su estatus de cortesana, dado que Qin Ruolan está encubierta como la hija de un funcionario.
Ella usa una blusa bordada y se sienta con las piernas cruzadas mientras elegantemente puntea las cuerdas de una pipa, que es un instrumento de cuatro cuerdas con forma de pera, tradicionalmente asociado con las cortesanas.
A primera vista, su encuentro parece ser decoroso, pero una mirada más cercana revela algo distinto.
Tao la observa atentamente y la escucha tocar, con un pincel y un papel a su lado.
La historia revela que él, enamorado de su belleza y perdiéndose en la música, compone un poema como regalo para ella. Dado que las cortesanas eran estigmatizadas en la sociedad y no ocupaban un estatus alto, su comportamiento habría sido visto como indiscreto y una infracción a las reglas de etiqueta chinas.
Símbolos en los detalles
Tang Yin sutilmente retrata la intimidad del encuentro con insinuaciones y pistas. Detrás de Qin Ruolan hay una pantalla pintada, que aísla a la pareja en un espacio privado. Abajo a la izquierda, una niña se oculta detrás de algunas rocas de jardín para escuchar a escondidas su conversación, indicando la naturaleza inapropiada de la situación. Una llama ardiendo entre los dos acentúa aún más la discreción del encuentro y sugiere que es de noche.
Además, los motivos de jardín meticulosamente pintados se incorporan a la escena. La pareja está sentada debajo de la sombra de un sauce, el follaje que cuelga es un símbolo del cabello de mujer. En primer plano, varios bananos brotan del suelo, simbolizando su belleza.
Tang Yin también incluyó algunos brotes de bambú en la periferia derecha de la pintura. Mientras que el bambú está asociado con el valor integridad, aquí está situado lejos de la escena central, lo que indica el comportamiento inapropiado de Tao Gu.
La historia termina el día siguiente, cuando el soberano Tang del Sur, Li Houzhu, recibe a Tao Gu con un banquete. Nuevamente, Tao asume la fachada de subestimación y arrogancia. Li Houzhu luego le pide a Qin Ruolan que pase adelante y cante una canción con la letra del poema que Tao le había escrito.
Tao, ahora ridiculizado en frente de todos por una cortesana, pierde su dignidad y se siente humillado. Poco después, baja su estatus como funcionario.
Así, en esta pintura, la importancia del antiguo valor confuciano de la humildad es el tema que se insinúa. Tao Gu sentía que estaba por encima de todos los demás en el Reino Tang del Sur, dado que provenía de un imperio más poderoso. No obstante, actuar de forma condescendiente no le ganó respeto, sino que lo hizo parecer tonto y al final causó su caída.
Confucio decía: “La humildad es la base sólida de todas las virtudes”. En efecto, los antiguos chinos creían que un líder confuciano debía ser modesto, humilde, empático y también alguien que escucha a la gente y es siempre sensible a sus necesidades. Solo con estas cualidades podía un líder ser verdaderamente influyente e inspirador.
Un retrato de integridad
La obra “Mañana de primavera en el Palacio Han”, de Qiu Ying, es un largo pergamino que muestra a cuatro damas del palacio de la Dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.). El pergamino se abre a la izquierda con las puertas del palacio Han y nos lleva a través de su opulenta arquitectura y patios, con árboles y rocas de jardín intercaladas entre los edificios. Las primeras escenas nos dan un vistazo de la vida de palacio, con elegantes damas de la corte dedicándose a varias actividades de esparcimiento.
En las afueras del palacio, una dama se inclina sobre la barandilla con sus hijos para ver los peces en el lago. Dos pavos reales esperan ansiosamente mientras una dama les arroja comida.
Aquí las damas de la corte se reúnen para formar un conjunto y tocar instrumentos musicales como el laúd y la pipa. Una dama ajusta y afina las cuerdas de una cítara mientras que una segunda dama desenvuelve otra cítara y está por unírsele. A la derecha, dos damas comen unos bocadillos mientras que otras parecen estar danzando con la música.
El estatus de las damas puede ser diferenciado por los adornos en sus cabellos; las damas de más alto rango tenían peinados más sofisticados con hebillas de jade y oro, mientras que las doncellas tenían estilos de cabello más sencillos.
Siguiendo por el pergamino, vemos una dama de la corte subiendo las escaleras cargando un sheng, que es un instrumento de lengüeta hecho de numerosas pipas. Su postura y la forma en la que se tropieza muestra la práctica tradicional de vendaje de pies. A la izquierda, varias damas arreglan flores, mientras que dos damas arriba a la izquierda disfrutan de una novela.
En otra escena, las damas de la corte juegan al weiqi, un antiguo juego de mesa chino. A la izquierda, algunas preparan un rollo de seda recién tejida, mientras que justo arriba, otras tejen un complicado tapiz. Junto a ellas hay una madre jugando con sus dos hijos.
Un fraude
Hasta aquí, estos retratos presentan el lado armonioso de la vida en la corte. Pero la próxima escena muestra su aspecto más competitivo. Qiu Ying de hecho pintó una narrativa que representa las concubinas del Emperador Yuan de la Dinastía Han.
Era una vieja costumbre china que al emperador le muestren retratos de las mujeres en su corte antes de conocerlas, para así poder decidir a quién elegiría como cónyuge.
El escándalo representado involucra una dama de la corte en particular.
Con el fin de atraer la atención del emperador, las damas de la corte a menudo sobornaban al artista Mao Yanshou para que las pinte más bellas de lo que realmente eran. Una dama de la corte, Wang Zhaojun, por su corazón recto, se rehusó a sobornar al artista. Como venganza, Mao Yanshou la pintó fea, con lunares en la cara.
En la pintura, Wang Zhaojun está sentada delante de un biombo mientras el artista pinta su retrato. Las otras concubinas a un lado discuten y chismosean entre ellas mientras ven cómo avanza la pintura.
Una dama echa un vistazo celosamente desde detrás del biombo para espiar la escena. En primer plano, dos eunucos conversan entre sí con sonrisitas en sus rostros, como si supieran de los sobornos y de la fraudulencia de Mao Yanshou. Los eunucos eran hombres castrados que escoltaban a las mujeres de la corte para asegurar que no se embaracen de nadie más que del emperador.
La historia cuenta que al ver el retrato distorsionado de Mao Yanshou, el Emperador Yuan nunca visitó a Wang Zhaojun, y ella permaneció una mujer en espera, de bajo estatus.
Un día, el soberano del Imperio Xiongnu del Norte fue a la corte Han a buscar una relación amistosa a través del matrimonio. El emperador, que veía al pequeño imperio como lleno de bárbaros, eligió a Wang Zhaojun como la novia, creyendo que ella era la menos atractiva de sus damas. No obstante, cuando ella fue convocada, el Emperador Yuan se dio cuenta de que en realidad era la mujer más bella de la corte. Pero era demasiado tarde, la oferta ya estaba hecha. Enfurecido con el engaño de Mao Yanshou, el emperador ordenó que el artista sea ejecutado.
Esta escena en la pintura advierte sobre el pecado del soborno y enfatiza la importancia de los valores confucianos de justicia y rectitud. Al aceptar sobornos a voluntad y dañar las oportunidades de Wang Zhaojun en la corte, el artista determinó su propio destino.
Confucio dijo: “El hombre superior es consciente de la rectitud; el hombre inferior es consciente de la ventaja”. El pensamiento confuciano enfatiza tener la perspicacia para tomar decisiones basadas en la responsabilidad de hacer el bien, en vez de ser seducido por las ganancias y los beneficios. Solo con un corazón virtuoso puede haber belleza en el carácter.
Mike Cai es graduado de la Academia de Artes Fei Tian de Nueva York y de la Universidad de California–Berkeley.
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