Los estadounidenses han perdido su confianza en la ciencia, y no se puede reparar sin que los líderes de la salud pública y los científicos admitan y se disculpen por sus errores durante la pandemia, dijo el exasesor de COVID-19 de la Casa Blanca, el Dr. Scott Atlas.
Mientras servía en el grupo de trabajo de la Administración Trump para la pandemia en 2020, Atlas fue atacado por los medios de comunicación hegemónicos y el mundo académico por defender la «protección focalizada», una estrategia destinada a acelerar la inmunidad de grupo y minimizar los daños colaterales permitiendo que el virus se propague libremente entre los estadounidenses más jóvenes y más sanos, al mismo tiempo que evita que la población de mayor edad y más vulnerable se infecte. El posterior gobierno de Biden acabó rechazando esa estrategia en favor de cierres generalizados en un intento de controlar la transmisión del virus.
Los líderes de la salud pública, como los doctores Anthony Fauci y Deborah Birx, así como los académicos que apoyaron las medidas de cierre, han dejado un legado perjudicial con el que los estadounidenses siguen lidiando hoy en día, dijo Atlas.
«Su legado es: en primer lugar, el mayor fracaso de la historia en materia de salud pública; en segundo lugar, muertes masivas evitables entre los más vulnerables de la sociedad; y en tercer lugar, los enormes daños que se están produciendo en la salud de las familias de bajos ingresos y de los niños», dijo Atlas a The Epoch times en una entrevista reciente.
«Han creado una grave pérdida de confianza en la salud pública y en la ciencia, y nos han dejado como público en una situación en la que no podemos confiar en la orientación», añadió. «Porque los expertos han quedado expuestos —como en el cuento ‘El traje nuevo del emperador’— como personas no expertas, politizadas y sencillamente no aptas para mantener la confianza del público».
Según la última encuesta del Centro de Investigación Pew, solo el 29% de los adultos estadounidenses dicen tener «mucha confianza» en los científicos médicos para que actúen en beneficio del público, frente al 43% que lo decía en abril de 2020, cuando los gobiernos estatales y locales empezaron a poner en marcha medidas de confinamiento de acuerdo con las directrices federales.
Esta confianza erosionada puede reconstruirse, dijo Atlas, pero los funcionarios de salud pública y los expertos académicos tienen que admitir primero que los cierres no solo no han logrado detener la propagación del virus o reducir el número de muertes, sino que también han añadido sufrimiento a las familias de bajos ingresos y a los niños.
«La confianza se concede por privilegio de los ciudadanos de este país», dijo a The Epoch Times. «Necesitamos una admisión pública por parte del Dr. Fauci, el Dr. Burks y los científicos universitarios que apoyaron sus políticas. Necesitamos una admisión pública del error y una disculpa. Ese es el primer paso para restaurar la confianza que han perdido».
Cuando se le preguntó sobre la propuesta de «amnistía pandémica», que pide a los estadounidenses que perdonen las decisiones tomadas con falta de conocimiento del virus, Atlas dijo que estaba «completamente en desacuerdo» con la idea, que aparentemente se basa en una «premisa falsa».
Por ejemplo, en la primavera de 2020 ya se sabía que los niños sanos tenían un riesgo extremadamente bajo de enfermar gravemente o morir a causa del COVID. El hecho de que el cierre de las escuelas y el aislamiento social estaban conduciendo a un aumento dramático de las enfermedades mentales, los suicidios y el abuso de drogas entre los niños y adolescentes también se conocía en ese momento, añadió. Sin embargo, las escuelas seguían cerradas en algunos de los mayores distritos escolares públicos del país.
Lo que los estadounidenses necesitan, según Atlas, no es una amnistía, sino responsabilidad.
«No hay que pasar la página, sino que hay que investigar, exponer lo que ha sucedido de forma no partidista», dijo. «Solo la rendición de cuentas pública evitará que se repita esta política atroz y destructiva por parte de los gobernantes».
Atlas señaló varias de las políticas de salud pública de la Administración Biden, que siguen vigentes a pesar de no estar respaldadas por la ciencia o la razón.
«Somos el único país de las naciones civilizadas del mundo que sigue exigiendo una prueba de vacunación para entrar en este país», dijo. «Esto es extraño, sobre todo porque más del 90 por ciento de los estadounidenses ya se han vacunado. Esto es sencillamente absurdo».
«Tenemos un liderazgo gubernamental que sigue insistiendo en que hay una emergencia de salud pública cuando no hay una emergencia de salud pública. Tenemos un liderazgo gubernamental que está permitiendo la autorización de uso de emergencia de una vacuna experimental en bebés y niños», añadió. «Así que seguimos en un país que niega la ciencia».
«Necesitamos que la gente buena, la gente racional, tenga el valor de levantarse y hablar, como se espera que se haga en una sociedad ética y libre».
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