El abogado especial John Durham testificará ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes sobre su informe en el que critica la investigación «gravemente defectuosa» del FBI sobre si el expresidente Donald Trump actuó en colusión con Rusia para interferir en las elecciones presidenciales de 2016, según ha confirmado The Epoch Times.
La audiencia, prevista para el 21 de junio, seguirá a la reunión informativa a puerta cerrada que Durham mantuvo con el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes el 20 de junio.
Durham fue nombrado en octubre de 2020 por el entonces fiscal general William Barr para llevar a cabo una investigación independiente sobre si los investigadores de la pesquisa Trump-Rusia, que el FBI bautizó internamente como «Crossfire Hurricane», violaron la ley.
Tras casi tres años de investigación, Durham publicó su esperado informe (pdf) el 15 de mayo, en el que concluía que el FBI no cumplió su «importante misión de estricta fidelidad a la ley» al llevar a cabo su investigación.
Ese mismo día, el presidente del Comité Judicial, Jim Jordan (R-Ohio), envió al abogado especial una carta invitándole a declarar sobre sus conclusiones en una audiencia del comité.
Conclusiones
En su informe, Durham señaló que había claras discrepancias entre la gestión del FBI de las acusaciones de injerencia electoral relativas a Trump y las relacionadas con su oponente política, Hillary Clinton.
Reveló que, a finales de 2014, el FBI se enteró por un informador creíble de que un gobierno extranjero planeaba enviar a una persona anónima para que contribuyera a la campaña presidencial prevista de Clinton con el fin de «ganar influencia sobre Clinton en caso de que ganara la presidencia».
La información fue corroborada de forma independiente por el FBI y se abrió una investigación completa de contraespionaje. Sin embargo, cuando se solicitó autorización acelerada para una orden de vigilancia FISA (Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera), la solicitud permaneció «en el limbo» en la sede del FBI durante unos cuatro meses.
El motivo del retraso, según dijo un agente a Durham, fue que «todo el mundo era ‘super cuidadoso’ y ‘tenía miedo con el nombre importante[Clinton]’ implicado». El agente añadió que el FBI estaba «‘cautelosamente’ en torno a HRC porque existía la posibilidad de que fuera la próxima presidenta».
Sin embargo, cuando se trató de las acusaciones contra Trump, Durham descubrió que el FBI tenía pocas pruebas para justificar la apertura de una investigación, pero lo hizo de todos modos, basándose en gran medida en información sin fundamento proporcionada o financiada por los oponentes políticos de Trump.
Durham también señaló que los investigadores de Crossfire Hurricane persiguieron una orden de vigilancia de la FISA contra Carter Page, asociado de la campaña de Trump, a pesar de reconocer que probablemente no había causa probable para sospechar que era un agente extranjero, y que hicieron caso omiso de información exculpatoria «significativa» que «debería haber impulsado la moderación y el reexamen de la investigación».
Pero aunque su informe general se lee como una acusación mordaz de la conducta del FBI, Durham recomendó no hacer «ningún cambio general en las directrices y políticas que el Departamento [de Justicia] y el FBI tienen ahora en vigor».
Las nuevas normas y reglamentos, razonó, serían un «ejercicio infructuoso» si los agentes no estuvieran ya comprometidos con los principios rectores del FBI de «Fidelidad, Valentía e Integridad» y la protección del pueblo estadounidense.
«La respuesta no es la creación de nuevas normas, sino una fidelidad renovada a las antiguas».
El FBI reconoce «tropiezos»
En respuesta a las críticas de Durham, el FBI emitió un breve comunicado en el que reconocía que se habían cometido «tropiezos» en la prisa de la agencia por investigar a Trump.
«La conducta en 2016 y 2017 que examinó el abogado especial Durham fue la razón por la que la actual dirección del FBI ya puso en marcha docenas de medidas correctivas, que ya llevan algún tiempo en vigor», escribió el FBI. «Si esas reformas hubieran estado en vigor en 2016, podrían haberse evitado los errores señalados en el informe.
«Este informe refuerza la importancia de garantizar que el FBI sigue haciendo su trabajo con el rigor, la objetividad y la profesionalidad que el pueblo estadounidense merece y espera justamente».
A pesar de las garantías de reforma del FBI, los republicanos se han mostrado reacios a creer en la palabra del FBI.
Comentando el informe en el programa «Varney and Co.» de Fox Business, el senador Ted Cruz (R-Texas) dijo que le parecía «desgarrador» ver al Departamento de Justicia y al FBI «tan politizados y convertidos en armas».
«Tenemos denunciantes del FBI que se presentan, uno tras otro, describiendo cómo hoy, bajo Joe Biden, están tratando al FBI como el brazo ejecutor político del DNC».
Asimismo, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Turner (R-Ohio), dijo que el informe de Durham no hacía sino confirmar las sospechas que desde hacía tiempo tenían los republicanos de su comité y que debían ser abordadas no sólo internamente en el FBI, sino también por el Congreso.
«El informe confirma que el personal del FBI hizo caso omiso repetidamente de las protecciones críticas establecidas para proteger al pueblo estadounidense de la vigilancia ilegal», dijo en un comunicado. «Tales acciones no deberían haber ocurrido nunca, y es esencial que el Congreso codifique unas salvaguardas claras que impidan futuros abusos del FBI y restablezcan la confianza del público en nuestras instituciones encargadas de hacer cumplir la ley».
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