El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, advirtió este miércoles en Roma al Gobierno italiano de que China quiere tejer relaciones con Europa por motivos estratégicos y no de colaboración sincera y pidió que las autoridades implementen instrumentos para proteger la privacidad de sus ciudadanos.
Pompeo está en Roma, donde hoy ha mantenido una reunión con el primer ministro, Giuseppe Conte, y con el ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, y mañana se encontrará con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
Pompeo y Di Maio comparecieron en una rueda de prensa conjunta al término de sus conversaciones y en ella Pompeo señaló que Italia debe estar atenta a «la seguridad y privacidad de sus ciudadanos» ante la intromisión de China y el desarrollo de la tecnología 5G.
«El Partido Comunista de China está tratando de explotar su presencia en Italia para sus propios fines estratégicos (…). El Partido Comunista chino no está aquí para establecer una relación de colaboración beneficiosa para ambos», apuntó Pompeo.
Di Maio, por su parte, subrayó que Italia es consciente «de las preocupaciones» de Estados Unidos, pero indicó que está comprometida en «garantizar la seguridad de las redes 5G».
«Sigue siendo nuestra prioridad absoluta y estamos a favor de reglas europeas comunes», apuntó, al tiempo que recordó que Roma ya adoptó una legislación en esta materia que permite al Estado intervenir en empresas estratégicas si cree que hay un ataque extranjero.
Sobre China, Pompeo también afirmó hoy en un simposio en la embajada de EE.UU. ante la Santa Sede que «en ningún lugar se ataca más la libertad religiosa que en China», en una nueva crítica al Vaticano por su posición con el gigante asiático ante la renovación del acuerdo para el nombramiento de los obispos.
En la rueda de prensa conjunta con Di Maio, volvió a referirse a este tema y dijo que Washington condena las «violaciones de derechos humanos» en China y apuntó que la Iglesia católica «siempre ha defendido a los oprimidos en el mundo».
Otros asuntos sobre los que conversaron fueron por ejemplo Libia, donde Italia subrayó la necesidad de que Europa y también EE.UU. ayuden para favorecer la paz y evitar cualquier sabotaje del proceso de estabilización.
«Utilizaremos todas nuestras herramientas y todo nuestro arsenal diplomático para crear las condiciones para una mayor estabilidad y un menor riesgo, y para implementar un proceso político que derive en una solución para Libia», garantizó Pompeo.
En este sentido, Di Maio recordó que la UE debe trabajar para gestionar de forma conjunta los flujos migratorios que salen de África hacia Europa y apostó por un sistema que fomente por un lado las inversiones en los países del norte de África y por otro canales de repatriación de quienes no tienen derecho a solicitar asilo porque no escapan de conflictos, sino que lo hacen por motivos económicos.
También dialogaron sobre la situación en Bielorrusia y la necesidad de «involucrar a Rusia para crear conversaciones constructivas», dijo Di Maio, y de la importancia de poner fin a las hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán por el enclave de Nagorno-Karabaj.
Sobre las tensiones entre Grecia y Turquía en el Mediterráneo oriental, Di Maio expuso que Italia, como miembro de la UE, está del lado de Grecia, pero advirtió de que «Turquía es un actor fundamental para la estabilidad de la región».
Y, sobre Venezuela, Pompeo destacó que es importante «estar de parte del Gobierno legítimo de Juan Guaidó» para que «los venezolanos puedan recuperar su democracia».
Italia es uno de los pocos países europeos que no se sumó al reconocimiento de Guaidó como presidente encargado de Venezuela, distanciándose así de sus socios comunitarios.
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