El Pentágono dijo el domingo que sus fuerzas habían conducido más ataques de precisión contra objetivos en el este de Siria. Las acciones armadas fueron en respuesta a los continuos ataques contra el personal de Estados Unidos en Irak y Siria.
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijo que las operaciones del 12 de noviembre fueron contra instalaciones utilizadas por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) y grupos afiliados a Irán.
«Los ataques se llevaron a cabo contra una instalación de entrenamiento y un refugio cerca de las ciudades de Abu Kamal y Mayadin, respectivamente».
«El presidente no tiene mayor prioridad que la seguridad del personal estadounidense, y dirigió la acción de hoy para dejar claro que Estados Unidos se defenderá a sí mismo, a su personal y sus intereses», añadió el Sr. Austin.
Desde el 17 de octubre, el personal estadounidense en Irak y Siria ha sido víctima de ataques continuos y en su mayoría infructuosos por parte de grupos de milicianos respaldados por la República Islámica de Irán. Previamente, el Pentágono había afirmado que estos ataques contra el personal de Estados Unidos era un tema aparte de la actual guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza.
Sin embargo, Irán y otros grupos involucrados han amenazado con aumentar sus ataques contra las tropas estadounidenses en caso de que Israel prosiga su invasión de Gaza para desarraigar y eliminar a Hamás.
Los repetidos ataques llevaron a las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos a comenzar el mes pasado ejercicios con fuego real en las bases militares de la región y lanzar ataques aéreos contra lugares en el este de Siria, vinculados al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI).
Las fuerzas militares de Estados Unidos también desplegaron al Medio Oriente 1200 miembros del servicio activo. Los deberes de las tropas incluirán la operación de elementos de defensa aérea y tareas de apoyo, incluidas las comunicaciones y la eliminación de artefactos explosivos.
La semana pasada, dos F-15 estadounidenses llevaron a cabo un ataque contra una instalación de armas utilizada por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) y grupos afiliados en el este de Siria, en lo que Austin llamó «un ataque de autodefensa» bajo la dirección del presidente Joe Biden.
A la vez, un dron estadounidense, el MQ-9 Reaper, fue derribado en el espacio aéreo internacional cerca de Yemen el 8 de noviembre, según un funcionario del Departamento de Defensa (DOD).
En una declaración a The Epoch Times, un funcionario del Departamento de Defensa confirmó que las fuerzas hutíes de Yemen, respaldadas por Irán, habían derribado un dron Reaper. Los hutíes son un movimiento chiíta zaidí, que ha estado luchando contra el gobierno internacionalmente reconocido de Yemen, desde 2004. Los hutíes tomaron el control de la capital yemení, Saná, en septiembre de 2014, lo que desató una brutal guerra civil y una crisis humanitaria en el país.
La fuerzas militares de Estados Unidos llevaron a cabo previamente múltiples ataques aéreos en Siria el 23 de marzo contra grupos alineados con Irán, a los que se culpa de un ataque con aviones no tripulados.
Los ataques en curso contra objetivos vinculados a Irán en Siria y el despliegue de tropas estadounidenses surgen en medio de crecientes tensiones en el Medio Oriente luego de la masacre del 7 de octubre por parte del grupo terrorista Hamás contra los civiles israelitas. Israel declaró la guerra en respuesta a lo que describió como su propio 911, y ha estado llevando a cabo operaciones militares en curso en la Franja de Gaza controlada por Hamás.
El ministerio de Salud de Gaza, dirigido por Hamás, afirma que hasta ahora más de 11,000 palestinos han muerto. Esas cifras no han sido verificadas de forma independiente, e Israel cuestiona que los disparos de Hamás también puedan ser responsables de muchas de las vidas palestinas perdidas y que está haciendo todo lo posible para minimizar las víctimas civiles.
En una cifra revisada, un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores israelí reveló el 9 de noviembre que aproximadamente 1200 israelíes y extranjeros murieron en el ataque del 7 de octubre, frente a una estimación anterior del gobierno de 1400. Otras 240 personas fueron secuestradas. Las autoridades israelíes informaron haber revisado la cifra porque sospechan que «muchos» cadáveres no identificados previamente incluidos en el recuento eran terroristas de Hamás abatidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
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