Estados Unidos debería promover enérgicamente los derechos humanos en todo el mundo como parte de su política exterior, concluyó la Comisión de Derechos Inalienables del Departamento de Estado, en un informe preliminar publicado el 16 de julio.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, encargó a la comisión en julio de 2019 a evaluar y asesorar al Departamento de Estado sobre cómo la tradición de derechos únicos de EE.UU. puede orientar su trabajo de política exterior. El panel descubrió que los avances en derechos humanos del siglo pasado están en crisis y recomendó que Estados Unidos debe aprovechar su política exterior para avanzar en la causa.
«Nuestros compatriotas estadounidenses no tienen la misma opinión sobre muchos temas en los que hay interpretaciones contradictorias de las reclamaciones de derechos humanos: el aborto, la acción afirmativa, y la pena capital, por nombrar algunas», indicaba el informe de la comisión. «Pero con cientos de millones de hombres y mujeres en todo el mundo que sufren formas extremas de privación bajo severos regímenes autoritarios, estamos de acuerdo en la urgente necesidad de que Estados Unidos defienda enérgicamente los derechos humanos en su política exterior».
Durante un evento el 16 de julio que marcó la publicación del informe, Pompeo señaló que si bien no encargó a la comisión que hiciera recomendaciones, estas no podían llegar en mejor momento. Pompeo dijo que mientras «el gran y noble proyecto de derechos humanos del siglo XX está en crisis», las instituciones encargadas de defender y promover la causa de los derechos humanos están frallando.
Pompeo sugirió que muchos grupos de defensa de los derechos humanos han sacrificado los principios por la política.
«Vemos que los organismos multilaterales de derechos humanos nos están fallando», dijo. «El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas cumple órdenes de los dictadores y aparta su mirada de los peores abusos contra los derechos humanos de nuestros tiempos».
Pompeo hizo un énfasis especial en las violaciones de los derechos humanos por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) y criticó específicamente a Nicaragua, Venezuela, Zimbabwe, Irán, Rusia, Birmania y Corea del Norte. También culpó a los «medios de comunicación indiferentes» que «rara vez examinan alguna de estas fallas». También señaló al medio New York Times, que se negó a publicar un artículo de opinión sobre el informe de la comisión.
En las semanas anteriores al informe de la comisión, los Estados Unidos tomó medidas significativas para contrarrestar los abusos de derechos humanos en China. El Departamento de Estado emitió un aviso advirtiendo a las empresas estadounidenses sobre hacer negocios con la provincia de Xinjiang, donde el trabajo esclavo está descontrolado. El departamento también emitió restricciones de visa dirigidas a los funcionarios del PCCh quienes han participado en la actual represión de Beijing contra los ciudadanos de Hong Kong y en el debilitamiento de su autonomía.
La comisión llegó a la conclusión, y Pompeo estuvo de acuerdo, de que Estados Unidos debe dar el ejemplo en sus asuntos internos para poder ejercer influencia en la política exterior. Las recientes protestas y disturbios provocados por la muerte de George Floyd suscitaron críticas de los regímenes autoritarios, que afirman que Estados Unidos no puede presionar a otros para que defiendan los derechos humanos mientras presuntamente fracasa en el mismo frente en su propio país.
La comisión y Pompeo rechazaron rotundamente la comparación.
«Tal como hizo la Unión Soviética en 1948, China, Irán y Rusia se han apresurado a acusar que las fallas internas de nuestro país destruyen su posición para defender los derechos humanos universales en la actualidad», señala el informe.
«Sin embargo, no puede haber equivalencia moral entre los países respetuosos de los derechos que no logran alcanzar sus ideales y los países que pisotean los derechos humanos de sus ciudadanos de manera regular y masiva».
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