El gobierno de Trump está aumentando la presión contra el denunciado dictador venezolano Nicolás Maduro al comunicarse directamente con miembros del ejército venezolano e instarlos a abandonar su régimen, al tiempo que Estados Unidos prepara nuevas sanciones contra el país latinoamericano.
Aunque hasta la fecha solo dos militares de alto rango han roto con el régimen de Maduro, Estados Unidos cree que habrá más deserciones en el futuro, dijo a Reuters un alto funcionario. La administración Trump ha sido un firme partidario del líder de la oposición Juan Guaidó, quien el mes pasado invocó una disposición constitucional y se declaró presidente interino del país.
Tras el reconocimiento formal de Guaidó por parte de Estados Unidos, casi todos los países latinoamericanos, las principales naciones europeas y decenas de otras grandes potencias siguieron su ejemplo.
«Creemos que estos son los primeros guijarros antes de que empecemos a ver rocas más grandes rodando por la colina», dijo el funcionario, quien habló con la condición de mantener su anonimato. «Todavía tenemos conversaciones con miembros del antiguo régimen de Maduro, con militares, aunque esas conversaciones son muy, muy limitadas.»
El funcionario no proporcionó más detalles sobre el nivel de las discusiones que se están llevando a cabo. El ejército venezolano, que consta de cuatro ramas principales -la guardia nacional, el ejército, la armada y la fuerza aérea- ha sido crucial para el control que el dictador socialista ejerce sobre el país, que en los últimos años, se fue debilitando con la deserción de miles de soldados, según muestran documentos recientemente obtenidos.
A pesar de la creciente presión internacional y local, los altos militares venezolanos continúan siendo leales a Maduro debido a la riqueza que en gran medida obtuvieron de la corrupción, el narcotráfico, los ingresos petroleros y los ingresos empresariales. Un almirante estadounidense dijo en una reciente Comisión de Servicios Armados del Senado, que Venezuela tiene unos 2000 generales.
Eric Farnsworth, vicepresidente del grupo de expertos del Consejo de las Américas en Washington, dijo que las fuerzas de seguridad venezolanas temen que sus familias puedan ser blanco de ataques si desertan. Dijo que Estados Unidos necesitará algo para contrarrestar esas preocupaciones.
«Depende de lo que ofrezcan», dijo Farnsworth a Reuters. «¿Existen incentivos integrados en estos contactos que al menos hagan que la gente cuestione su lealtad al régimen?»
El funcionario estadounidense dijo que la administración Trump está preparando más sanciones posibles sobre Venezuela después de que las anteriores se dirigieran a decenas de militares y funcionarios del gobierno venezolano, incluido el propio Maduro. El mes pasado, el gobierno impuso sanciones contra la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA, que según el Departamento del Tesoro es desde hace mucho tiempo un vehículo de corrupción para funcionarios y empresarios venezolanos.
Hasta ahora, la administración Trump no ha impuesto las llamadas sanciones «secundarias» que castigarían a empresas no estadounidenses por hacer negocios con el gobierno de Venezuela o su empresa petrolera.
Maduro fue investido el 10 de enero en medio de la condena mundial sobre que su liderazgo es ilegítimo y que las elecciones fueron una farsa. Ganó el poder por primera vez en 2013 y ahora está en su segundo mandato. Mientras tanto, Guaidó prometió elecciones justas y democráticas, y está ofreciendo amnistía a las fuerzas militares de Maduro.
Casi el 90 por ciento de la población de Venezuela vive por debajo del nivel de pobreza y más de la mitad de las familias no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, según la organización humanitaria Mercy Corps. La ONU estima que para finales de 2019 habrá 5,3 millones de refugiados y migrantes venezolanos. Las políticas socialistas introducidas por Maduro y su predecesor, Hugo Chávez, paralizaron la antaño próspera economía de la nación petrolera y ahuyentaron a millones de personas.
Maduro, por su parte, acusó a Guaidó de organizar un golpe de estado dirigido por Estados Unidos, al tiempo que se mostraba desafiante en una serie de videos publicados recientemente en Twitter, donde es visto entrenando con sus fuerzas armadas y visitando los terrenos de la Fuerza Aérea para acallar los rumores de deserción militar.
Bloqueo de ayuda humanitaria
Los alimentos y los suministros médicos enviados por Estados Unidos a Venezuela no pudieron ingresar al país después de que los militares del régimen bloquearon algunas carreteras. El puente de Las Tienditas, que une Colombia y Venezuela, está bloqueado por un tanque de combustible y contenedores de carga, pero al sur, el puente internacional Simón Bolívar entre los dos países vecinos sigue abierto.
Un grupo de venezolanos protestó el 9 de febrero en el lado colombiano del puente Simón Bolívar pidiendo a Maduro que permita el paso de la ayuda humanitaria. El gobierno de Venezuela rechazó la ayuda.
El 8 de febrero, Guaidó advirtió a los militares que no bloquearan la llegada de ayuda mientras el país lucha contra las enfermedades y la desnutrición. Llamó «miserables» a los que bloquean los suministros y dijo que se encargaría de abrir el acceso si fuera necesario.
Maduro, un día después de que los suministros llegaron a Cúcuta, ridiculizó a Estados Unidos por ofrecer pequeñas cantidades de ayuda y, al mismo tiempo, mantener las sanciones que bloquean unos 10.000 millones de dólares de activos e ingresos en el extranjero.
En Twitter, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo que los venezolanos necesitan desesperadamente ayuda humanitaria e instó al régimen de Maduro a dejar entrar la ayuda.
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