Irán solicitó «asistencia» a Estados Unidos tras la muerte de su presidente en un accidente de helicóptero, una petición inusual que finalmente fue rechazada.
El fallecido presidente de Irán, Ebrahim Raisi, murió en el accidente del 19 de mayo cerca de la frontera entre Irán y Azerbaiyán. Los medios de comunicación estatales iraníes informaron de que otras siete personas a bordo del helicóptero Bell 212 —entre ellas el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian— también murieron.
La causa del accidente sigue sin estar aclarada.
«El gobierno iraní nos pidió ayuda», declaró el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, durante una rueda de prensa el 20 de mayo.
«Nosotros les dejamos claro que podríamos ofrecer ayuda, si sería en respuesta a cualquier petición de un gobierno extranjero en este tipo de situación, y, en última instancia, no pudimos prestar esa ayuda».
El Sr. Miller declinó solicitar más información sobre la petición.
«No voy a entrar en detalles, pero el Gobierno iraní nos pidió ayuda», reiteró el portavoz.
«Nosotros dijimos que estaríamos dispuestos a ayudar. Es algo que haríamos con respecto a cualquier gobierno en esta situación. Al final, en gran medida por razones logísticas, nosotros no pudimos prestar esa asistencia».
El clérigo Raisi, un musulmán fundamentalista, fue elegido presidente en agosto de 2021, con una participación electoral récord desde la Revolución Islámica de 1979.
Su presidencia estuvo marcada por una creciente escalada de la represión de la República Islámica contra los disidentes que defendían las libertades fundamentales, incluido el fin del hiyab obligatorio para las mujeres.
Los disidentes iraníes llamaban a Raisi el «Carnicero de Teherán» por su papel en las ejecuciones masivas de presos políticos en 1988. A sus 27 años, fue el más joven de los cuatro miembros del llamado «comité de la muerte» de Teherán, que aprobó sumariamente la ejecución de miles de presos.
A pesar de su controvertido legado, la Organización de las Naciones Unidas bajó la bandera de su sede en Nueva York a media asta como «señal de respeto» por su muerte.
«Se anima a todas las oficinas y lugares de destino a arriar sus banderas en esta ocasión», dijo la organización internacional en una nota.
El Departamento de Estado también emitió un breve comunicado al conocerse la muerte de Raisi, en el que extendía sus «condolencias oficiales» por los fallecidos en el accidente de helicóptero.
«Mientras Irán elige un nuevo presidente, reafirmamos nuestro apoyo al pueblo iraní y a su lucha por los derechos humanos y las libertades fundamentales», dijo el departamento de Estado.
La débil declaración suscitó las críticas de algunos congresistas republicanos, que se mostraron en desacuerdo de que no se aprovechara la ocasión para denunciar las numerosas atrocidades cometidas por Teherán.
«Ebrahim Raisi era conocido como el ‘Carnicero de Teherán’ por una RAZÓN. Era un tirano malvado que persiguió y asesinó a miles de iraníes inocentes y era un protegido del propio ayatolá», escribió el representante Byron Donalds (R-Fla.) en X el 21 de mayo.
«Estados Unidos NO DEBERÍA enviar condolencias. El mundo es un lugar más seguro, SIN él».
La representante Elise Stefanik (R-N.Y.) argumentó que Raisi, cuyo régimen respaldaba a «representantes terroristas en todo el mundo que han matado a soldados estadounidenses», no merecía en absoluto una nota de condolencia de Estados Unidos.
«Es inaceptable, innecesario e indignante que el Departamento de Estado emita condolencias por la muerte de un enemigo mientras nuestros soldados (…) han luchado durante meses contra ataques de misiles y drones respaldados por Irán mientras estaban desplegados en Oriente Medio», escribió la Sra. Stefanik en X.
En defensa de la medida, el Sr. Miller dijo que la nota simplemente reconoce «que las personas tienen familias», y «en modo alguno» cambia la postura fundamental de EE. UU. hacia Irán.
También describió a Raisi como «un participante brutal en la represión del pueblo iraní durante casi cuatro décadas» que estuvo «implicado en numerosos abusos horribles de los derechos humanos, incluido un papel clave en la ejecución extrajudicial de miles de presos políticos en 1988».
«Algunos de los peores abusos contra los derechos humanos se produjeron durante su mandato como presidente, especialmente los cometidos contra las mujeres y las niñas de Irán», declaró el portavoz a la prensa. «Dicho esto, lamentamos cualquier pérdida de vidas humanas».
«No queremos ver morir a nadie en un accidente de helicóptero. Pero eso no cambia la realidad de su historial como juez y como presidente de Irán y el hecho de que tiene las manos manchadas de sangre».
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