Estados Unidos planea completar su retirada de Afganistán al terminar agosto, días antes de lo previsto inicialmente, aunque mantendrá una presencia diplomática en el país, dijo este viernes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
«Ahora mismo, esperamos completarla para el final de agosto», afirmó Psaki en su rueda de prensa diaria.
Ese calendario es más reducido que el inicialmente previsto por el presidente estadounidense, Joe Biden, quien apuntó como fecha límite al próximo 11 de septiembre, cuando se cumplirán 20 años desde los atentados del 11-S que motivaron la invasión de Afganistán por parte de Estados Unidos.
Psaki se pronunció así horas después de que se supiera que las fuerzas de EE.UU. habían traspasado el control de la base aérea de Bagram, su principal instalación militar en Afganistán, a las autoridades afganas.
La portavoz confirmó además que, «antes de que termine» el proceso de retirada en agosto, Estados Unidos trasladará fuera de Afganistán a miles de traductores y otros trabajadores afganos que han apoyado a las fuerzas estadounidenses durante las últimas dos décadas de guerra.
Aunque Psaki no quiso dar más detalles «por motivos de seguridad», la cadena CNN informó este viernes de que Washington negocia con Tayikistán, Kazajistán y Uzbekistán para que acojan a algunos de esos trabajadores afganos, mientras completan un largo proceso para obtener un visado de entrada a Estados Unidos.
The New York Times adelantó en junio que hay más de 18,000 afganos que han trabajado como traductores, ingenieros, conductores, guardias de seguridad, «fixers» (guías) y empleados de la embajada estadounidense durante la guerra y que se encuentran en un limbo burocrático después de solicitar ese visado, conocido como SIV.
Esos solicitantes cuentan, además, con 53,000 familiares.
«Nuestro plan es reubicar a estas personas en algún lugar fuera de Afganistán antes de terminar nuestra retirada militar», subrayó Psaki.
Relevo en el mando militar
Los anuncios de la Casa Blanca coincidieron con el del Pentágono, que informó este viernes del relevo en las próximas semanas del mando militar de su país en Afganistán -del general Austin «Scott» Miller al general Frank McKenzie- para preparar la salida definitiva de las fuerzas estadounidenses de suelo afgano.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, explicó que Miller, que ha ejercido desde 2019 como comandante del Ejército de EE.UU. y de la coalición internacional en Afganistán, seguirá sobre el terreno en las próximas semanas para completar el traspaso de tareas y responsabilidades a McKenzie, comandante del Mando Central (CENTCOM).
Detalló además que en esta nueva y última fase el liderazgo de la misión estadounidense se dividirá en dos partes con una oficina avanzada de las Fuerzas de EE.UU-Afganistán en Kabul, encabezada por el contraalmirante Peter Vasely, y una oficina de cooperación en defensa y seguridad, con base en Catar.
Durante un intercambio con periodistas, el presidente de EE.UU. Joe Biden opinó que el Gobierno de Afganistán tiene la capacidad para mantenerse tras la marcha de los soldados estadounidenses de su territorio y pese a la amenaza de los talibanes.
Sin embargo, tras ser preguntado tres veces por Afganistán, Biden se exasperó y dijo que no respondería a más preguntas sobre ese país, para luego añadir, visiblemente molesto, que este era un «fin de semana de vacaciones» por el Día de la Independencia de EE.UU., y quería hablar sobre «cosas felices».
Después, Psaki minimizó la respuesta brusca que Biden dio este viernes a los periodistas.
Psaki dijo que los periodistas estaban «sacando demasiadas conclusiones» de la reacción de Biden, y aseguró que simplemente quería zanjar el tema porque ya había contestado a tres preguntas, no porque no le parezca un asunto importante.
La reducción de las tropas internacionales ha coincidido con un aumento de las ofensivas de los talibanes y su avance sobre los territorios. Desde el comienzo de la retirada, los insurgentes han capturado casi 80 de los 407 distritos a las fuerzas gubernamentales.
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