WASHINGTON — La Administración Trump espera en pocos días concluir un acuerdo que impida que los centroamericanos busquen asilo en Estados Unidos.
La Voz de América obtuvo una copia sin firmar del borrador de un acuerdo que la Casa Blanca presentaría al gobierno de Guatemala esta semana. El documento de siete páginas establecería un protocolo de «tercer país seguro» entre los dos países.
Según los términos del acuerdo, los migrantes que huyen por persecución de El Salvador y Honduras se verían obligados a solicitar asilo en Guatemala, una puerta de entrada a México y Estados Unidos. Con pocas excepciones, aquellos que continúan hacia el norte hasta EE. UU. sin probar sus posibilidades en Guatemala, serán enviados de vuelta al país centroamericano por las autoridades de inmigración estadounidenses.
México se ha resistido hasta ahora a entrar en un acuerdo de «tercer país seguro» como parte de su reciente acuerdo con la administración Trump para evitar aranceles punitivos. Pero las conversaciones sobre un pacto regional surgieron poco después de que el presidente Donald Trump reveló que había aceptado llegar a un acuerdo con México para frenar los niveles de migración a través del fortalecimiento de la aplicación de las leyes mexicanas.
En mayo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE.UU. registró el total mensual más alto de detenciones en la frontera sudoeste en 13 años, provocando el enfrentamiento más reciente de Trump con sus contrapartes mexicanos.
Bajo el acuerdo que evitó los aranceles estadounidenses, México se comprometió a desplegar 6000 soldados de la Guardia Nacional a lo largo de su frontera sur con Guatemala y aumentar los arrestos de migrantes centroamericanos que se dirigen al norte. México también aceptó una expansión de la política de Estados Unidos conocida como «Permanecer en México» o – Protocolo de Protección al Migrante -, que requiere a los migrantes que buscan asilo en Estados Unidos esperar en México una decisión sobre su solicitud.
El acuerdo pendiente con Guatemala, si se firma, sería el primer acuerdo de este tipo con un país latinoamericano en la historia de Estados Unidos. En respuesta a preguntas escritas sobre el borrador del acuerdo, un portavoz del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental le dijo a VOA el jueves: «no vamos a comentar sobre ninguna discusión con Guatemala sobre este asunto».
Delegación de EE.UU. en Guatemala
Hugo Rodríguez, subsecretario adjunto para América Central de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, y Carol Thompson O’Connell, subsecretaria adjunta principal de la Oficina de Población, Refugiados y Migración, y asesora legal, estuvieron en Guatemala el jueves como parte de una delegación del Departamento de Estado, según un funcionario del departamento que se negó a ser identificado.
La Casa Blanca finalizó el borrador del acuerdo el lunes, según la fuente, y se esperaba que el acuerdo fuera presentado a las autoridades de Guatemala el jueves, tres días antes de una primera ronda de elecciones presidenciales en ese país.
Sin embargo, hay diferencias de opinión dentro del Departamento de Estado sobre los méritos del acuerdo, según el funcionario del departamento que habló con VOA. El funcionario dijo que el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, ordenó a los negociadores viajar con una delegación reducida para mantener un perfil bajo por estar tan cerca de la votación.
Si ningún candidato recibe más del 50% de los votos el domingo, habrá una segunda ronda de votación en agosto. El actual presidente de Guatemala, Jimmy Morales, tiene constitucionalmente prohibido postularse para un segundo mandato.
Un portavoz de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental respondió a una solicitud de comentarios de la VOA sobre el posible acuerdo con Guatemala, diciendo que: «Estados Unidos está comprometido a trabajar con el gobierno de Guatemala y otros países del Triángulo del Norte para reducir la migración ilegal desde y hacia América Central. El 27 de mayo, el gobierno de Estados Unidos firmó un Memorando de Cooperación con el Gobierno de Guatemala para ayudar a detener el flujo de migrantes ilegales desde América Central hacia el norte a Estados Unidos. Esta iniciativa mejorará la cooperación con Guatemala en materia de seguridad fronteriza; entrenamiento; acciones conjuntas para contrarrestar los flujos ilegales de personas, drogas y dinero; y mejoras en la identificación, manejo y detención de inmigrantes ilegales».
La nota del portavoz estadounidense añade que: «El equipo de Estados Unidos actualmente en Guatemala está trabajando con sus contrapartes guatemaltecas para explorar una gama completa de iniciativas para promover esta agenda, incluyendo el desarrollo de capacidades, el fortalecimiento de las instituciones locales y un mejor procesamiento de asilo. No revelaremos más detalles de conversaciones diplomáticas privadas en curso».
La VOA ha solicitado al gobierno de Guatemala comentar sobre el asunto y está a la espera de una respuesta.
Acuerdo de asilo regional
Si bien el acercamiento a Guatemala no se ha hecho público, la idea de un acuerdo de asilo regional ha sido planteada por los responsables de la política internacional.
El lunes, el vicepresidente Mike Pence dijo a Fox News que el gobierno había llegado a un acuerdo con Guatemala «para decir esencialmente que si las personas están buscando asilo, deberían estar dispuestas a solicitar asilo en el primer país seguro al que llegan». Añadió: «Solo daremos ese paso si es necesario».
También el lunes, el ministro de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dijo que las autoridades mexicanas que se han resistido durante mucho tiempo a la idea de un acuerdo de «tercer país seguro» entre Estados Unidos y México, considerarían cambiar las reglas de asilo después de un período de revisión de 45 días. Pero eso sería solo bajo las condiciones de que «tendrá que ser regional», presentado al Congreso, y coordinado con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Ebrard sugirió que cualquier modelo regional podría incluir Guatemala, Panamá y Brasil.
Estados Unidos solo tiene un acuerdo de «tercer país seguro», y es con Canadá, firmado en 2002. Según ese acuerdo, ambos países se consideran seguros para los solicitantes de refugio, que están «obligados a solicitar la protección de refugiados en el primer país seguro al que llegan», con pocas excepciones, incluidos los menores no acompañados.
Si se llegara a un acuerdo similar con el gobierno de Guatemala, los refugiados que huyen de la persecución de los países vecinos de América Central podrían no tener más remedio que poner a prueba sus posibilidades de asilo en Guatemala. Si Panamá y Brasil siguieran su ejemplo, se compartiría una responsabilidad colectiva: un migrante africano o indio que llega a Brasil podría tener que buscar asilo allí. Los venezolanos podrían probar sus posibilidades allí o en Panamá.
En un comunicado de prensa del miércoles, ACNUR instó a los funcionarios regionales a «planificar una acción coordinada» para abordar el creciente desplazamiento, y señaló que un enfoque regional debería incluir la «expansión de la capacidad de recepción y las infraestructuras de asilo, el apoyo colectivo para los programas de integración local, el reasentamiento ampliado dentro y fuera de la región, y arreglos para el retorno seguro y digno de las personas que no necesitan protección internacional».
Peligro para los migrantes
Guatemala, un país plagado de pobreza extrema, puede tener pocas opciones sino aceptar los términos de los Estados Unidos para un acuerdo de «tercer país seguro». En marzo, la administración Trump anunció un recorte en la ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador en represalia por la actual crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos.
No se sabe con certeza cómo el presidente saliente de Guatemala se podría beneficiar de la firma del acuerdo «tercero seguro», pero las necesidades financieras de su país son evidentes. Al final del día, las consecuencias sociales pueden ser superadas por su necesidad de cooperar con los objetivos geoestratégicos de Estados Unidos, dice Giulio Talamonti, analista político y de seguridad en la Universidad Mariano Gálvez en la ciudad de Guatemala.
«Seguramente, la única opción que le quedará a Guatemala, como una pequeña nación en el concierto de las naciones, será aceptar esos términos y condiciones», dijo Talamonti a la División de América Latina de la VOA, y agregó que los problemas resultantes de la migración serán transferidos al nuevo gobierno independiente guatemalteco de quien gane la elección presidencial.
Políticamente, el gobierno de Guatemala solo puede perder más si el presidente Morales no firma.
«No estoy seguro de que Guatemala gane nada más que permanecer en las buenas gracias [del gobierno de EE.UU.] en el tema de la migración regional, que es uno de los principales objetivos del actual gobierno guatemalteco que deja el cargo en siete meses», dijo a la VOA el retirado embajador de EE.UU. para Guatemala, Stephen McFarland.
Eleanor Acer, directora del programa de Protección de Refugiados de Human Rights First, dice que los sistemas de asilo tanto en México como en Guatemala están plagados de deficiencias, y argumenta que Estados Unidos debería hacer más para fortalecer la capacidad de la región de albergar a más refugiados.
«A menudo, los refugiados enfrentan peligros muy reales en los países vecinos», dijo Acer a VOA. «Pueden correr un grave riesgo de ser devueltos a la persecución o sus perseguidores, en algunos casos, pueden llegar a ellos en los países vecinos. Esta es una preocupación muy real».
Colaboración: Eugenia Sagastume
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