Alabama se prepara para ejecutar a un hombre que admitió haber matado a cinco personas con un hacha y una pistola durante un alboroto provocado por drogas en 2016 y retiró sus apelaciones, por lo que su ejecución sigue adelante.
Está previsto que Derrick Dearman, de 36 años, sea ejecutado mediante inyección letal a las 18:00 horas del jueves en el centro penitenciario William C. Holman, en el sur de Alabama.
Dearman se declaró culpable de matar a cinco personas durante un alboroto en 2016 que comenzó cuando irrumpió en la casa donde se había refugiado su novia, de la que estaba separado. Dearman renunció esta primavera a sus apelaciones para que su ejecución pudiera seguir adelante. «Soy culpable», escribió en una carta de abril a un juez, añadiendo que «no es justo para las víctimas o sus familias seguir prolongando la justicia que con tanto derecho merecen».
«Estoy dispuesto a dar todo lo que pueda dar para intentar pagar una pequeña parte de mi deuda con la sociedad por todas las cosas terribles que hice», dijo Dearman en una grabación de audio enviada esta semana a The Associated Press. «A partir de ahora, espero que la atención no se centre en mí, sino en la sanación de todas las personas a las que hice daño».
Shannon Melissa Randall, de 35 años; Joseph Adam Turner, de 26; Robert Lee Brown, de 26; Justin Kaleb Reed, de 23; y Chelsea Marie Reed, de 22, fueron asesinados el 20 de agosto de 2016 en la casa cerca de Citronelle, a unas 33 millas al norte de Mobile. Todas las víctimas estaban emparentadas.
Una de las víctimas, Chelsea Reed, que estaba casada con Justin Reed, estaba embarazada cuando fue asesinada. Habían planeado llamar al niño Aiden Kaleb, según su obituario. Turner, que estaba casada con Randall, compartía la casa con los Reed. Brown, que era hermano de Randall, también se alojaba allí la noche de los asesinatos.
El día anterior al asesinato, Joseph Turner, hermano de la novia de Dearman, la llevó a su casa después que Dearman se pusiera abusivo con ella, según la orden de sentencia de un juez.
Dearman se había presentado en la casa varias veces esa noche pidiendo ver a su novia y le dijeron que no podía quedarse allí. Poco después de las 3 de la madrugada, volvió a la casa cuando todas las víctimas dormían, según la sentencia del juez. Se abrió paso a través de la casa, atacando a las víctimas con un hacha que tomo del patio y luego con una pistola encontrada en la casa, dijeron los fiscales. Obligó a su novia, que sobrevivió, a subir en el auto con él y conducir hasta Misisipi.
Dearman se entregó a las autoridades a petición de su padre, según la orden de sentencia de un juez en 2018.
Mientras era escoltado a la cárcel, Dearman culpó del alboroto a las drogas, diciendo a los periodistas que estaba drogado con metanfetamina cuando entró en la casa y que las «drogas me estaban haciendo pensar cosas que en realidad no estaban sucediendo allí».
Dearman se declaró inicialmente inocente, pero cambió su declaración a culpable tras despedir a sus abogados. Al tratarse de un caso de asesinato con pena capital, la ley de Alabama exigía que un jurado escuchara las pruebas y determinara si el Estado había probado el caso. El jurado declaró a Dearman culpable y recomendó por unanimidad la pena de muerte.
Dearman lleva en el corredor de la muerte desde 2018.
Se trata de la quinta ejecución programada del año en Alabama. Dos de las ejecuciones del estado se llevaron a cabo mediante nitrógeno. Las otras dos se llevaron a cabo mediante inyección letal, que sigue siendo el principal método de ejecución del estado.
Por Kim Chandler
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