Los investigadores de la Universidad Alberta, Canadá, encontraron que enfermedades como muchos cánceres, la diabetes y el Alzheimer tienen una contribución genética de apenas un cinco a diez por ciento como máximo, de acuerdo un nuevo estudio publicado en la revista Plos One.
Esto convierte a las pruebas genéticas, consideradas un excelente negocio millones de dólares, como «un mal predictor para las enfermedades», destacó la Universidad en un informe del estudio en su revista Folio el 18 de diciembre.
Tras analizar dos décadas de datos de numerosos estudios sobre las relaciones entre mutaciones genéticas comunes y diferentes enfermedades o condiciones de salud, “los resultados muestran que los vínculos entre la mayoría de las enfermedades humanas y la genética son, en el mejor de los casos, inestables”, destacaron los científicos.
«En pocas palabras, el ADN no es su destino, y los SNP no sirven para predecir enfermedades», dijo el biólogo computacional David Wishart, de la Universidad de Arizona, que fue coautor del estudio, advirtiendo que hicieron el “mayor análisis de este tipo jamás realizado”. Los SNP son las mutaciones genéticas más comunes, también conocidas como polimorfismos de un solo nucleótido.
«La gran mayoría de las enfermedades -incluyendo muchos cánceres, diabetes y Alzheimer- tienen una contribución genética de cinco a diez por ciento en el mejor de los casos», señaló el Dr. Wishard.
Sin embargo, señala el biólogo, hay algunas excepciones que son notables, pero no determinantes para predecir una enfermedad, como por ejemplo la enfermedad de Crohn, la celiaquía y la degeneración macular, que tienen una contribución genética de alrededor del 40 al 50 por ciento.
«A pesar de estas raras excepciones, cada vez está más claro que los riesgos de contraer la mayoría de las enfermedades surgen de su metabolismo, su entorno, su estilo de vida o su exposición a diversos tipos de nutrientes, sustancias químicas, bacterias o virus», explicó Wishart.
Los laboratorios modernos “sugieren que las pruebas genéticas pueden predecir con precisión el riesgo de enfermedad de una persona”, sin embargo los nuevos hallazgos contradicen estas afirmaciones, dice el equipo científico de Alberta.
Los Centros de Control de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos recomiendan hacer las pruebas genéticas de mutaciones para el cáncer de mama y ovario “en las mujeres cuyos antecedentes personales o familiares indican que podrían presentar estas mutaciones”.
La CDC afirma que estas mutaciones son indicadores de que las mujeres tiene “tienen un riesgo mayor de sufrir cánceres”.
Sin embargo según una encuesta de los CDC sólo un 41 por ciento de los médicos encuestados recomiendan a sus pacientes seguir esta pauta.
Por otro lado los CDC reconocen que “tener una mutación genética no significa que tendrá cáncer”, pero derivan el caso a los genetistas para que decidan por el paciente que posiblemente es “sano”. Al respecto señalan que la primera recomendación que probablemente recibirá es “comenzar a hacerse pruebas más temprano y con mayor frecuencia que otras personas” lo que significa acudir cada vez más al laboratorio.
Luego a la persona con alguna mutación le pedirán “tomar medicamentos o hacerse operaciones que podrían reducir su riesgo de cáncer”, lo que también significa un estrés para la persona.
Como tercera opción le pedirán “tomar decisiones que favorezcan la salud, como dejar de fumar, no beber alcohol, hacer ejercicio con regularidad y mantener un peso saludable”.
“Hay varias afecciones hereditarias que pueden aumentar la posibilidad de que tenga cáncer. Dos de las más comunes son el síndrome de cáncer hereditario de mama y ovario, y el síndrome de Lynch (cáncer colon-recto, útero y ovario)”, afirma la CDC.
«Las personas con síndrome de cáncer hereditario de mama y ovario tienen un mayor riesgo de presentar cáncer de mama, de ovario, de próstata de alto grado, y de páncreas. Presentar este síndrome significa que tiene mutaciones (cambios) en sus genes BRCA1 o BRCA2”, añade.
En cambio el nuevo estudio pone en evidencia que la relación de las mutaciones con un posible cáncer en el futuro es entre 5 y 10 por ciento de influencia.
Para prever la enfermedad según la Universidad de Alberta, es mejor analizar los alimentos que come, el agua que bebe y el aire que respira, además de su ambiente en general.
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