Beijing recriminó a los gobiernos extranjeros por «interferir» en las protestas de Hong Kong un día después de que los líderes de la cumbre del G-7 expresaran su preocupación por la región y pidieran una resolución pacífica a la crisis política en curso.
«Me gustaría decirles a los miembros del G-7 que dejen de entrometerse impertinentemente en busca de una agenda oculta», dijo Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una conferencia de prensa el 27 de agosto. Agregó que China «administrará [sus] asuntos adecuadamente».
El lunes, siete naciones industrializadas, incluidas Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos, emitieron una declaración colectiva en la cumbre del G-7 pidiéndole a China que cumpla con la Declaración Conjunta sino-británica.
El tratado bilateral de 1984 se redactó para estipular cómo la soberanía de Hong Kong sería transferida de Gran Bretaña a China en 1997, mediante el cual ambas partes acordaron retener la autonomía y las libertades del territorio no permitidas en el China continental, bajo el modelo de «un país, dos sistemas».
«El G-7 reafirma la existencia y la importancia del acuerdo chino-británico de 1984 sobre Hong Kong y pide evitar la violencia», según un comunicado emitido al concluir la cumbre del G-7 en Francia.
También el lunes, el primer ministro británico, Boris Johnson, pronunció un discurso en el G-7, donde declaró que los siete países tenían una «profunda preocupación» por Hong Kong. Las protestas masivas por un controvertido proyecto de ley de extradición y enfrentamientos entre la policía y los civiles han sacudido la ciudad en los últimos meses.
“Todas las naciones del G-7 quieren apoyar un Hong Kong estable y próspero. Y seguimos comprometidos colectivamente con el marco de «un país, dos sistemas», dijo Johnson.
Los gobiernos occidentales han expresado su preocupación por las recientes amenazas del régimen chino de enviar tropas para sofocar las protestas en Hong Kong, y han pedido al régimen chino que cumpla las promesas que hizo en la Declaración Conjunta sino-británica.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, instó el 19 de agosto a que China «actúe de manera humanitaria» e insinuó la importancia del tema de Hong Kong para las negociaciones comerciales en curso entre China y Estados Unidos.
«Para que Estados Unidos haga un trato [comercial] con China, Beijing debe cumplir sus compromisos, comenzando con el compromiso que China hizo en 1984 de respetar la integridad de las leyes de Hong Kong a través de la Declaración Conjunta sino-británica», dijo Pence en un discurso pronunciado en el Detroit Economic Club.
En respuesta a los comentarios de Pence, la emisora estatal China Central Television, en su programa de noticias vespertinas en horario estelar, afirmó que el tratado se había «convertido en un documento histórico» tras la transferencia de soberanía de Hong Kong, una afirmación que el régimen chino ha utilizado en el pasado al atacar países como el Reino Unido y los Estados Unidos que expresaron su preocupación por la intrusión de China en los asuntos de Hong Kong. El gobierno del Reino Unido ha declarado en múltiples ocasiones que la declaración sigue siendo legalmente vinculante.
El presidente Donald Trump en la cumbre del G-7 también mostró un apoyo tácito a Hong Kong al ponerlo en el contexto de la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
Al comentar sobre la declaración del viceprimer ministro chino Liu, de que esperaba una «resolución tranquila» en la disputa comercial, Trump dijo que la declaración de Liu también envió un mensaje positivo para Hong Kong.
“Creo que hace que sea más fácil para Hong Kong hacer algo. Y creo que el presidente Xi hará algo con Hong Kong. Realmente creo que ese mensaje es un buen mensaje con respecto a cuál es el resultado final en Hong Kong”, dijo Trump.
El periodista de La Gran Época, Frank Fang, contribuyó a este informe.
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