El Black Friday se adelantó a este viernes en Venezuela desafiando a la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), también conocido como nuevo coronavirus, en medio del sistema de flexibilización de cuarentena implementado por el régimen de Nicolás Maduro que, según cifras declaradas, mantiene una tasa de contagio «baja» con una acumulación de 98,665 casos.
Cientos de ciudadanos se han acercado a los establecimientos y centros comerciales que han abierto sus puertas desde las 7.00 horas locales (11.00 GMT) para atender la demanda de los compradores, una semana antes de la fecha original, que se fija tradicionalmente el último viernes de noviembre.
Los ciudadanos comenzaron a hacer filas desde antes de la hora de apertura, según los vigilantes de algunos comercios que, al mismo tiempo, intentan mantener el orden ante la normas mundiales para evitar la expansión de la covid-19.
El intento por controlar el aforo
Los establecimientos y centros comerciales como El Sambil, la cadena más grande del país, han desplegado a un equipo de personas para vigilar el uso correcto de las mascarillas y han colocado en varias zonas dispensadores de gel antibacterial.
«Hay muchísima gente a pesar de la pandemia y, bueno, vine a comprarles unas cosas a los niños para diciembre y aquí estamos. Hay muchísima gente, me parece que es bueno para que se reactive la economía del país», dijo a Efe la arquitecto Gerald Gudiño, mientras realizaba una fila para ingresar a una tienda.
Efe visitó algunos comercios en el este de Caracas que se habían sumado al Black Friday y las ofertas variaban entre el 20 y 50 % en tiendas de electrodomésticos, ropa y calzado, donde los precios se ofrecen en dólares o al cambio del día.
Aunque la demanda es menor que el año pasado, según los gerentes, se podía apreciar un alto aforo que desafiaba la pandemia.
Una oportunidad para los comerciantes
Algunos ciudadanos, como Rudolfo Caruzzi, apreciaban el hecho de que se estuviera realizando esta actividad porque es una forma de darles una «oportunidad» a los comerciantes para que puedan «recuperar algo de tanto que se ha perdido este año».
Venezuela, sumergida en una compleja crisis económica, no ha escapado este año de los efectos de la pandemia, pues a principios del año la economía se paralizó por las medidas que tomó el Ejecutivo ante la pandemia.
Actualmente, el régimen de Nicolás Maduro mantiene un sistema de flexibilización llamado 7+7 que consiste en una semana de clausura comercial seguida por otra en la que tiendas, parques y balnearios pueden recibir personas.
Los sectores comerciales han criticado este método debido a que, sostienen, con la ya golpeada economía los establecimientos pueden quebrar si no abren a diario.
En las últimas semanas, Efe ha podido constatar que el sistema ha dejado de cumplirse al mantenerse abiertos los comercios.
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