El brócoli, ese tallo verde que a menudo se aparta de los platos, se está convirtiendo en el producto de moda cuando se trata de combatir el cáncer.
Los estudios demuestran que esta verdura crucífera está repleta de compuestos que atacan las células malignas y refuerzan las defensas naturales del organismo.
Cómo ayuda el brócoli a combatir el cáncer
Un metaanálisis de 2024 demostró que las personas que comen brócoli con regularidad —desde una vez a la semana hasta a diario— tienen un menor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer en comparación con las que no lo consumen o lo hacen con poca frecuencia. El consumo regular de brócoli se asoció con un menor riesgo de cánceres específicos como el de mama, el reproductivo, el de vejiga, el colorrectal, el de pulmón y el gástrico.
«El brócoli es una fuente de energía nutricional», declaró a The Epoch Times Amy Bragagnini, dietista nutricionista titulada y especialista certificada en nutrición oncológica. Es rico en nutrientes esenciales, como las vitaminas C y K, el calcio y el hierro, y también en fibra, que desempeña un papel vital en la salud intestinal. El brócoli está repleto de antioxidantes y fitoquímicos que pueden reducir significativamente el riesgo de varias enfermedades, incluido el cáncer, añadió Bragagnini.
Uno de los componentes más notables del brócoli es el sulforafano. Las investigaciones destacan el potencial del sulforafano como agente protector contra el cáncer a través de varios mecanismos:
– Ataque a las células madre cancerígenas
– Impulso de las vías de desintoxicación del organismo
– Neutralizando los radicales libres que pueden dañar las células sanas
Según Bragagnini, el sulforafano puede ayudar a prevenir el cáncer de varias formas más:
– Reducir la inflamación
– Posible bloqueo de las mutaciones del ADN
– Posible inhibición del crecimiento de células cancerosas
Cómo incluir más brócoli en su dieta
Si desea realizar un cambio de dieta saludable, Bragagnini, también portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética, sugiere empezar con un plan. Una alimentación sana comienza con la planificación y la elaboración de una lista de la compra.
La versatilidad del brócoli facilita su inclusión en las comidas. «Personalmente, no me gusta el brócoli crudo, pero me encanta salteado con aceite de oliva, ajo y cebolla», dice Bragagnini. «También le puede gustar el brócoli al horno: troceado, mezclarlo con aceite de oliva y especias y hornearlo a 400°F durante unos 15 minutos», añade.
«Otro de mis favoritos es el pesto de brócoli. Escaldar el brócoli y pasarlo a un baño de hielo para detener el proceso de cocción. Mezclarlo con queso parmesano, ajo, limón y aceite de oliva para obtener un pesto vibrante y sabroso».
Mpho Tshukudu, nutricionista integral y funcional, y Bragagnini recomiendan:
– Añadirlo a salteados, platos de pasta, sopas o guisos.
– Servirlo como guarnición.
– Asarlo ligeramente o saltearlo con aceite de oliva, zumo de limón y especias como ajo, semillas de mostaza y guindilla.
– Añadirlo crudo a batidos y ensaladas.
– Incluirlo en sopas, curry o guisos.
– Acompañe el brócoli crudo o ligeramente asado con salsas como hummus o salsas a base de yogur.
«Aunque el brócoli, como otras verduras crucíferas, tiene un sabor amargo por naturaleza, con el tiempo se aprende a apreciarlo», explica Tshukudu. Para quienes empiezan a comer brócoli, Tshukudu aconseja «empezar con pequeñas cantidades y aumentar gradualmente su ingesta».
Tshukudu añade que se puede equilibrar el amargor natural del brócoli con aceite de oliva, zumo de limón, yogur, frutos secos, queso o chile para hacerlo más apetecible.
Consejos de cocina para maximizar sus beneficios
La cocción excesiva del brócoli puede explicar un fuerte olor a azufre, la pérdida de nutrientes y la inhibición de la formación de sulforafano, explica Tshukudu. Para preservar el valor nutritivo del brécol y potenciar sus propiedades anticancerígenas, recomienda:
– Evitar la cocción excesiva.
– Cocer el brócoli sólo de 2 a 5 minutos para preservar la mirosinasa (enzima con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias), crucial para la formación de sulforafano.
Para aumentar los niveles de sulforafano, añada semillas de mostaza durante la cocción o acompañe el brócoli con alimentos crudos ricos en mirosinasa, como rábanos, rúcula y coles de Bruselas.
Más allá de la genética
El cáncer se ha convertido en la segunda causa de muerte en el mundo, según la Sociedad Americana contra el Cáncer. Aunque tanto los factores genéticos como el estilo de vida influyen en el desarrollo del cáncer, los expertos afirman que las elecciones de estilo de vida suelen desempeñar un papel importante. Según el Instituto Nacional del Cáncer, sólo alrededor del 10% de los cánceres se atribuyen a cambios genéticos heredados.
«La dieta desempeña un papel fundamental en la reducción del riesgo de cáncer», señala Bragagnini.
«Recomiendo a mis pacientes que mantengan un peso saludable, que aumenten el consumo de frutas y verduras y que cambien hacia una dieta basada en plantas», añadió. «También es importante reducir el consumo de alimentos y bebidas con azúcares añadidos, así como de carnes rojas y procesadas. Además, disminuir el consumo de alcohol y mantenerse físicamente activo son estrategias clave para reducir el riesgo de cáncer».
Las verduras crucíferas —como el bóécoli, las coles de Bruselas, la col, la coliflor y la col rizada— destacan en las investigaciones sobre prevención del cáncer por su rico contenido en compuestos bioactivos como los glucosinolatos y otras sustancias químicas azufradas. Los estudios sugieren que la incorporación de estas verduras a la dieta diaria puede reducir el riesgo de cáncer y ayudar a prevenir su desarrollo.
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