Los mayas prehispánicos ya predecían los eclipses de Sol y Luna, los fenómenos astronómicos de belleza peculiar, según refleja el Códice de Dresde, dijo el Dr. Stanislaw Iwaniszewsk, miembro de la Sociedad Interamericana de Astronomía de la Cultura (SIAC) a EFE.
“Esos fenómenos resultan excepcionales a los habitantes de las grandes urbes que no están acostumbrados a ver el cielo”, eventos en los que “el efecto de contaminación lumínica juega un papel importante”, explicó Iwaniszewsk.
Aunque “para los citadinos los eclipses parecen eventos raros”, cada año ocurren de 2 a 5 cinco en el mundo, “cuando la Tierra, la Luna y el astro rey se alinean”, explicó el catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
El 8 de abril próximo ocurrirá un eclipse total de sol, también informó, evento astronómico que será visible en el norte de México y Estados Unidos, debido a que ese tipo de fenómenos sólo se pueden ver desde una estrecha franja de la Tierra.
El arqueoastrónomo de origen polaco, quien hace unos días recibió de la Sociedad Interamericana de Astronomía en la Cultura un reconocimiento por sus 45 años de trayectoria con importantes aportes a la astronomía en la cultura de México, comentó que en la actualidad poca gente advierte las escenas que ofrece el cielo oscuro.
En México “había eclipses espectaculares cada cinco años y la gente no se daba cuenta de eso, ni de los fenómenos astronómicos parciales“, que suceden cuando “el 10, 15, 20 ó 30 por ciento del disco solar queda cubierto por la Luna”, explicó.
Los eclipses en el Códice de Dresde
Iwaniszewsk ha estudiado el Códice de Dresde para entender cómo los mayas predecían los eclipses. “El manuscrito demuestra que los habitantes de Mesoamérica predecían los fenómenos astronómicos y desarrollaron sus cálculos plasmados en la tabla de eclipses en el Códice de Dresde”, aseguró el arqueoastrónomo.
Por su parte, el Dr. Jesús Galindo Trejo, especialista en arqueoastaronomía del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), confirmó que el Códice de Dresde contiene una serie de cuentas numéricas que representan la observación, el estudio y la predicción de eclipses en un periodo que abarca unos 33 años.
“Esos eclipses son reales, sucedieron, pero curiosamente no todos se observaron desde la región maya”, indicó el autor del libro “Arqueoastronomía de América Antigua”.
En este códice existen números y múltiplos, entre ellos “el 148 y el 174 que no significa nada para algunas personas, pero para los astrónomos está claro que es el número de días que transcurren para el registro de otros eclipses”, dijo.
Iwaniszewsk observa que cada vez hay más personas interesadas en la astronomía y sus diversas variantes, como arqueoastronomía, etnoastronomía, socioastronomía, astronomía cultural y el astroturismo.
Al respecto destacó que gracias al trabajo de los astrónomos “muchas comunidades mayas empezaron a valorar su herencia cultural en la que hay un conocimiento plasmado en calendarios y ciclos astronómicos”.
Los mayas actuales usan su conocimiento tradicional combinándolo con el occidental, y “empiezan a desarrollar sus astronomías, basadas en una función utilitaria, ligadas al crecimiento de las plantas, la agricultura y la medicina”, agregó el especialista.
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