«El sueño americano está vivo. En China». Este titular no solo compara los conceptos del sueño americano con el sueño chino, sino que también convierte al centenario pilar de los periódicos estadounidenses, el New York Times, en un frente principal de la batalla. Además de causar sorpresa en la comunidad tuitera china, un análisis cuidadoso del artículo revela un tema importante para los estadounidenses—el ataque que la globalización arremete contra el sueño americano.
La movilidad ascendente en la sociedad china es hace mucho cosa del pasado
La cuenta oficial en Twitter del New York Times publicó el siguiente tuit el 19 de noviembre: «Hay dos personas de 18 años, una en China, la otra en Estados Unidos, ambos pobres y con pocas oportunidades de futuro. Tienes que elegir al que tiene la mejor oportunidad de movilidad ascendente. ¿A quién elegirías? No hace mucho, la respuesta parecía ser simple. El ‘sueño americano’, después de todo, prometía un camino hacia una vida mejor para quien trabajara duro. Pero la respuesta hoy sorprende: China se ha elevado tan rápido que las oportunidades de mejorar tu estado de vida allí exceden por mucho a las de Estados Unidos».
Estas palabras son un extracto de «El sueño americano está vivo. En China», cuya palabra clave es «movilidad ascendente». Esta es precisamente la esencia del «sueño americano» que los estadounidenses estiman tanto. En cuanto a las interpretaciones del sueño, hay muchas versiones. La que ha capturado más la imaginación de la gente es: sin importar en qué clase uno nazca, uno es capaz, mediante determinación y trabajo duro, de subir la escalera de la sociedad. Resumiendo, la esencia del sueño americano es la posibilidad de la movilidad ascendente por esfuerzo propio.
Debido a que vivo en Estados Unidos, la perspectiva que toma este artículo me parece bastante interesante.
El artículo pone de ejemplo a Xu Liya, de 49 años—un campesino pobre cuya familia logró ser de clase media. Esto es algo común en las áreas costeras de Zhejiang, Guangdong, Fujian y otras provincias. Sin embargo, el foco no está puesto sobre estas historias, sino en el punto de que específicamente dentro de la creciente clase media china, los hijos tienen mayores ingresos que sus padres.
Efectivamente, esta ha sido la realidad en China en los últimos 40 años, y especialmente para los que nacieron en los 40 y 50, ya que vivieron los tremendos cambios que resultaron de la evolución de China de la extrema pobreza hasta ser la segunda economía más grande del mundo. A excepción de la gran cantidad de trabajadores en empresas estatales que fueron despedidos a mediados de los 90, el ingreso de la mayoría de los chinos estaba realmente creciendo, y el estado social de la gente mejoró en variado grado. El ingreso durante la segunda mitad de la vida era también mucho mayor al de la primera mitad.
Pero este flujo ascendente en China duró poco. Comenzó en 1978 y duró hasta más o menos el 2004, solo un par de décadas. Ya en 2015, Wen Dongmao, instructor de la Universidad Peking, escribió un sondeo titulado «La influencia de la historia familiar en la oportunidad de educación superior y empleo como graduado en China». Los encuestados eran graduados universitarios de todo el país, y las ocupaciones y educación de sus padres se tomaron como indicadores de historia familiar. Una sección del reporte analizaba la influencia de la historia familiar en el empleo de los graduados, y encontró que el estado ocupacional del padre tendía a determinar las oportunidades de empleo del hijo. Otros factores, como el nivel salarial y las oportunidades de ascenso, estaban también relacionados directamente con el estatus social de los padres.
La encuesta mostró que, en términos de salario, cuanto más alta la clase social del padre, más alto el salario inicial promedio de los graduados. El ingreso mensual promedio de los graduados cuyos padres eran campesinos era en promedio 400 y 300 yuanes menos que los padres que tenían un puesto administrativo o gerencial, respectivamente. La encuesta reveló que la tendencia general en la sociedad china señalaba una cruel realidad de creciente estratificación. Más tarde, se publicaron más de esta clase de encuestas, verificando que los hijos rurales y urbanos sin conexiones tenían muchos problemas al buscar empleo.
Los chinos nacidos luego de los 70 y 80 no vivieron la Revolución Cultural. Aunque sus sueldos fueron mucho mayores que los de la generación de sus padres, los aumentos en los precios de vivienda, educación de los hijos y otros gastos subieron más rápido que sus sueldos. En particular, los que nacieron después de los 80, incluso si se graduaron de la universidad, tienen muy presente que el camino al éxito se hizo muy angosto. A menos que ingenuamente aceptemos la existencia de gente como Zhou Xiaoping, el famoso de Internet aprobado por el partido, como ejemplo de la suave movilidad social en China, es obvio que China viene sufriendo desde hace tiempo de una estratificación social.
Y a medida que escasean las oportunidades de ascender en la sociedad china, la frustración acumulada ha hecho al oprimido más propenso que nunca a la violencia.
La expansión de la clase media ha cesado hace mucho. Esta clase alcanzó el punto más brillante de su expansión hace 10 años, cuando componía el 23 por ciento de la población, pero se ha encogido desde entonces. Los datos de la última encuesta del profesor Li Qiang de la Universidad Tsinghua en 2017 dicen que la clase media compone solo el 19,12 por ciento de la población. En cuanto a la «vida feliz» que disfruta la clase media, un artículo publicado recientemente y compartido ampliamente en China llamado «Los dolores de los 200 millones de nuevos miembros de la clase media», citaba una encuesta de internet que concluía que la nueva clase media estaba siendo sofocada por préstamos inmobiliarios, costos de educación y gastos para el cuidado de los padres ancianos. A los miembros de esta clase se los llama coloquialmente «muchedumbre pimiento verde», ya que en chino «pimiento verde» se pronuncia igual a la palabra que significa «ansiedad».
El autor de «El sueño americano está vivo. En China» parece no estar muy familiarizado con estos hechos recientes.
A medida que el ‘sueño americano’ se desvanece, los jóvenes gravitan hacia el socialismo
La razón por la que el New York Times hace la comparación es porque en los últimos 20 años, el ingreso, oportunidades laborales y oportunidades de movilidad ascendente de la juventud estadounidense no ha sido tan buena como la de sus padres.
Los profesores de Harvard Raj Chetty, Nathaniel Hendren y el profesor de la Universidad de Brown John Friedman establecieron conjuntamente una serie de proyectos de investigación titulados «El proyecto Igualdad de Oportunidad» para explorar cambios en la movilidad social y los factores sociales detrás de esos cambios de la generación estadounidense del pasado medio siglo.
Los investigadores recolectaron datos de impuestos de 1996 hasta 2012 e investigaron a 6,3 millones de estadounidenses nacidos entre 1980 y 1981. A través de la relación familiar declarada en los formularios, pudieron «unir» con éxito al 95 por ciento de las personas con sus padres. La investigación muestra que la movilidad social estadounidense ha declinado significativamente en el último medio siglo. Un 90 por ciento de la población nacida alrededor del 1940 tiene un nivel de ingreso más alto que sus padres, pero para los nacidos en 1980, esa cifra cayó al 50 por ciento. Para los estadounidenses, el simple sueño americano de «vivir mejor que sus padres» queda cada vez más lejos.
En enero de 2017, un informe de la organización juvenil estadounidense «Young Invincibles» mostró que en comparación con sus padres baby boomers, nacidos luego de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que el nivel general de educación creció, los miembros de la «generación milenial» (también conocidos como «generación Y«) nacidos entre 1980 y 1995 se quedaron atrás en términos de ingreso y propiedades inmobiliarias.
Usando datos de la Reserva Federal, el informe compara a millenials entre 25 y 34 años en 2013 con «baby boomers» de la misma edad en 1989. Hallaron que los millenials tienen un ingreso anual medio de US$ 40.581, un 20 por ciento menos que la generación de sus padres, un patrimonio neto medio de US$ 10.090, o 56 por ciento menos que la generación «baby boomer«, y una tasa de propiedad de inmuebles del 43 por ciento, también un 46 por ciento menos que la generación de sus padres. Associated Press señala que el informe revela «brechas dolorosas» entre las dos generaciones.
Entender estas brechas nos ayuda a entender por qué el 52 por ciento de los millenials desea vivir en un país socialista, y por qué el 6 por ciento de la gente joven ve al comunismo como la elección óptima en ideología: es porque el sueño americano se está desvaneciendo.
¿Qué hay detrás de esta equivocación?
El error de pensar que las oportunidades de movilidad social ascendente son mayores en China que en Estados Unidos es una ilusión creada por la agitación social en China en los últimos 40 años. Desde 1980 al presente, mediante relaciones estatales-comerciales caracterizadas por transacciones de poder y dinero, China ha producido un séquito de super ricos que comenzaron desde bien abajo.
En 2018, China tenía 819 multimillonarios, superando los 571 de Estados Unidos por tercer año consecutivo. Para el mundo fuera de China, la opacidad del detrás de escena de las relaciones estatales-comerciales al estilo chino parecían no ser importantes. Para ellos, la larga lista de chinos ricos era suficiente para probar que China debió haber brindado a su población muchas oportunidades para el desarrollo y movilidad social ascendente.
Mientras tanto, en Estados Unidos, la ideología progresista es ahora dominante, y como tal, es difícil desafiarla. Debido a esto, es inconveniente reconocer la obvia verdad de que la disminución de los ingresos y el aumento del desempleo entre los jóvenes estadounidenses se corresponde directamente con la globalización que comenzó en los 90.
En mayo de 2016, el execonomista senior del Banco Mundial, Branko Milanovic, y el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Yale, John E. Roemer, publicaron un artículo en Harvard Business Review señalando que luego de la tendencia de la globalización y el rápido crecimiento de China e India, la desigualdad en todo el mundo se había reducido en gran medida. Pero dentro de muchos países, la polarización entre ricos y pobres siguió expandiéndose. Desde 1988 hasta 2011, el ingreso de las familias de clase media y baja en países desarrollados apenas había cambiado, y la tasa de crecimiento era bastante baja. En la mayoría de los países, especialmente los países grandes como Estados Unidos y Rusia, la brecha entre ricos y pobres está en aumento.
El proceso de globalización comenzó en los 90 luego de que Bill Clinton asumiera el cargo de presidente de Estados Unidos. En ese tiempo, Estados Unidos comenzó a abrir sus brazos a inmigrantes de todo el mundo. Durante la era de Obama, la puerta se abrió aún más. Sin importar cuán viejo o joven, siempre que quisieras venir, generalmente era posible entrar. Esta generosidad le dio a mucha gente en países en desarrollo, la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida. Pero Estados Unidos también ha cambiado de ser un crisol de razas a un tazón de ensalada. Un problema no esperado para la sociedad estadounidense es que la juventud americana debe ahora competir con los mejores jóvenes de todo el mundo, lo cual hace mucho más difícil encontrar trabajo.
No es meramente el caso de que los inmigrantes compiten por oportunidades laborales con obreros estadounidenses; las universidad de élite también producen continuamente «refugiados académicos» extranjeros. Según un artículo del New York Times de diciembre de 2013, una encuesta de 2011 de la National Science Foundation mostró que el 35 por ciento de los graduados con doctorado—y 43 por ciento de los doctorados en humanidades—no firmó una carta de intención de empleo al completar sus estudios. Se espera que menos de la mitad de los doctores tengan intención de seguir una carrera de educador de por vida.
«El sueño americano está vivo. En China» ignora las vastas diferencias entre los sistemas políticos y sociales chinos y americanos, como también su grado de apertura. Compara el alza fortuita de China de poco más de 20 años con un declive a corto plazo en la tendencia general ascendente de Estados Unidos. Es el estudio de un punto discreto: la velocidad con la cual una minoría de gente se hizo rica se pierde en el sesgo del artículo, y sus conclusiones rayan lo absurdo.
He Qinglian es una prominente autora y economista china. Actualmente en Estados Unidos, es la autora de «China’s Pitfalls», el cual trata la corrupción en la reforma económica de China de los 90, y «The Fog of Censorship: Media Control in China«, el cual trata la manipulación y restricción a la prensa. Escribe regularmente sobre asuntos sociales y económicos de la China contemporánea.
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de La Gran Época.
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